El factor Trump: se desploma la audiencia de los medios desde que el magnate dejó la Casa Blanca
Se hundieron las cifras de rating de los principales canales y sitios web de noticias desde enero, cuando terminó su primer mandato
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WASHINGTON.- De todas las profecías y predicciones de Donald Trump —que México pagaría el muro fronterizo, que el coronavirus iba a desaparecer por arte de magia, que sería reelegido por afano—, hubo una que en parte acertó.
“Los diarios, la televisión y los medios en todos sus formatos se van a ir a los caños cuando yo no esté”, auguró en 2017. “Sin mí, el rating se va a ir a pique.”
La era post-Trump tiene apenas cuatro meses y ya los medios de prensa están perdiendo a gran parte de la audiencia y de lectores que habían sumado durante su caótica presidencia. En otras palabras, el furor periodístico que se alimentaba de Trump se quedó sin combustible.
Tras el récord registrado en enero, el tráfico en los sitios de noticias más masivos de Estados Unidos se desplomó en febrero, según datos de tráfico de la empresa de mediciones de audiencia online ComScore. Los principales sitios web también tuvieron peores mediciones que en febrero del año pasado, cuando la pandemia generó una enorme avidez de información.
El diario The Washington Post, por ejemplo, sufrió una caída de “visitantes únicos” del 26% entre enero y febrero, y del 7% respecto de febrero pasado. The New York Times perdió un 17% frente a enero y un 16% en comparación con febrero 2020.
En los canales de cable y las cadenas de noticias, la situación básicamente se repite. Desde su inicio, la pandemia generó un auge contante de público que mantuvo alto durante la segunda mitad del año, al calor de las falsas acusaciones de Trump sobre un supuesto fraude electoral para perjudicarlo, y que llegó al paroxismo en las primeras semanas de 2021, con la toma por asalto del Capitolio y un Donald Trump que dejaba su cargo convertido en el primer presidente norteamericano en ser sometido dos veces a juicio político y en ambos haber sido absuelto.
Con Joe Biden en la Casa Blanca y con Trump básicamente desaparecido de las noticias, muchos de aquellos lectores y espectadores se están alejando.
La CNN es la más golpeada de todas las cadenas: tras superar en enero a sus rivales Fox News y MSNBC, en las últimas 5 semanas la cadena CNN perdió un 45% del público de su prime time, según datos de Nielsen Media Research. En el mismo periodo, la audiencia de la MSCBC su hundió un 26%. Fox News —de las tres cadenas, la más pro-Trump en sus programas políticos de prime time—, básicamente ha vuelto a ponerse al frente sin tener que hacer nada: sus ratings apenas cayeron un 6% desde las primeras semanas del año. Los canales de cable, por su parte, no quisieron comentar sobre sus niveles de audiencia para este artículo.
- The Washington Post sufrió una caída de “visitantes únicos” del 26% entre enero y febrero
- The New York Times perdió un 17% frente a enero y un 16% en comparación con febrero 2020.
- La CNN perdió un 45% del público de su prime time
- La MSCBC perdió un 26% de audiencia
- Fox News perdió apenas un 6% y volvió a ser líder
Es probable que los directivos de los medios supieran que la voracidad de información de 2020 y principios de 2021 no duraría indefinidamente: se trata de uno de los periodos con mayor actividad informativa de los que se tenga memoria, que incluyo el desate de una pandemia, el colapso inmediato posterior de la economía norteamericano y del resto de los países del mundo, una ola de protestas contra la injusticia racial, y una campaña presidencial en Estados Unidos que desembocó en una insurrección y un juicio político. En una mezcla de fascinación y horror, todas esas cosas mantuvieron a la gente pegada a las pantallas de sus televisores, sus computadoras y sus celulares.
Pero desde aquel momento muchas economías se han recuperado al menos parcialmente, las campañas de vacunación avivan la esperanza de un fin de la pandemia, y empezó a gobernar Biden, con un perfil mucho más bajo que su antecesor.
“El nivel de melodrama y de crispación ha bajado notablemente en todo el país”, dice Howard Polskin, que monitorea los sitios de noticias conservadores y derechistas a través de su sitio TheRighting. Polskin dice que le sorprendería que el consumo de noticias no decayera de manera acorde.
Provecho del efecto Trump
Por supuesto que las organizaciones de noticias sacaron lisa y llanamente provecho del “efecto Trump” mucho antes de iniciarse la pandemia.
Durante 2014, el año previo a que Trump anunciara su candidatura, los tres principales canales de noticias por cable atraían a 2,8 millones de espectadores durante el prime time nocturno. En 2019, tercer año de Trump en el poder, esa cifra se había casi duplicado, hasta los 5,3 millones de telespectadores todas las noches.
El ascenso de Trump estuvo tan estrechamente ligado al éxito de las empresas de noticias que algunas voces críticas apuntan contra las cadenas por haber permitido el triunfo del expresidente, por reproducir y propagar hasta el cansancio los discursos cargados de racismo y sexismo, regalándole prácticamente una campaña publicitaria extra. Hacia fines de la campaña de 2016, Jeff Zucker, presidente de CNN, dijo estar arrepentido de la cobertura que había hecho su cadena durante esos meses, pero más tarde reconoció que eso hipnotizaba a los espectadores. “Y lo comprobamos”, expresó Zucker en 2018. “Durante esa época, cada vez que nos apartábamos del tema Trump para cubrir cualquier otro acontecimiento, el público nos abandonaba.”
También un puñado de importantes periódicos también debería agradecerle a Trump, al menos en parte, por el fuerte aumento que experimentaron sus suscripciones digitales en los últimos cinco años. The New York Times arrancó el mandato de Trump con 3 millones de suscriptores, y lo terminó con 7,5 millones. The Washington Post triplicó su base de suscriptores hasta alcanzar a más de 3 millones durante el mismo periodo.
Algunas organizaciones de noticias más chicas descubrieron que les rendía mucho hacer enfurecer a Trump , que solía atacar a los medios de comunicación acusándolos de ser “enemigos del pueblo”. En 2016, después de que Trump tuiteó una furibunda respuesta a la crítica aparecida en Vanity Fair sobre su restaurante de carnes de Nueva York, la tradicional revista sumó 13.000 nuevos suscriptores en un mes. En mayo pasado, la histórica revista The Atlantic atrajo una ola de nuevos suscriptores cuando Trump reaccionó jocosamente a los despidos en esa redacción, y sumó a muchos suscriptores más en septiembre, después de informar que el presidente había calificado de “tontos” y “perdedores” a los soldados muertos en combate.
El “furor Trump” se salteó a la mayoría las organizaciones de noticias regionales y los periódicos locales, que durante su presidencia siguieron perdiendo anunciantes, público y puestos de trabajo. Cualquier crecimiento que hayan experimentado recientemente proviene de brindar una cobertura sostenida del coronavirus en sus respectivas comunidades, dice Rick Edmonds, analista de negocios de medios del Poynter Institute, una fundación de formación periodística.
Pero a nivel nacional, los múltiples escándalos y derrapes de Trump ayudaron a los periodistas a agregar páginas a sus currículums, vender libros, conseguir lucrativos trabajos como comentaristas y ganar premios. Entre 2017 y 2020, los periodistas ganaron una docena de premios Pulitzer por historias relacionadas con Trump, incluidas las investigaciones sobre sus declaraciones de impuestos, los vínculos de su campaña con Rusia, sus sospechosas organizaciones benéficas y los supuestos pagos secretos a dos mujeres antes de las elecciones de 2016.
La obsesión de los medios con todo lo relacionado con Trump terminó convirtiéndose en una especie de muñeca matrioshka. En 2018, Showtime lanzó un documental en cuatro partes “sobre el New York Times de la era Trump”, el Times hizo que uno de sus críticos de televisión lo reseñara.
El principal editor del Times, Dean Baquet, reconoció en una entrevista que Trump ha sido bueno para el negocio periodístico, pero agregó que durante el mismo período su diario publicó historias de gran éxito que no tenían nada que ver con el presidente, como la investigación ganadora del Pulitzer sobre el magnate del cine Harvey Weinstein. Baquet agregó que el “furor Trump” fue básicamente saludable: “Nuestro público creció porque en los últimos cuatro años la gente entendió que la democracia necesita un periodismo agresivo e independiente. Y, francamente, la democracia estaba bajo ataque.”
Cómo llenar el vacío
¿Cómo llenar el vacío que dejó Trump? Quizás con más periodismo, dice Cameron Barr, editor ejecutivo interino de The Washington Post.
Ese diario está embarcado actualmente en la mayor ola de contrataciones de su historia, con más de 1,000 periodistas en su sala de redacción, y con planes de agregar 150 empleados más. Barr dice que la expansión generará más cobertura de temas identitarios y raciales, así como noticias empresariales e internacionales, y que los centros de “noticias urgentes” en Seúl y Londres le permitirán al diario un seguimiento de la noticia las 24 horas del día.
En cuanto a la Casa Blanca, “Nuestra intención es cubrir a este presidente tan agresivamente como cubrimos a sus predecesores”, dice Barr.
Hay quienes preferirían que las organizaciones de noticias aprovechen esta pausa para reflexionar sobre su cobertura durante la era Trump y aprender de los errores que puedan haber cometido.
Andrew Tyndall, creador de un boletín que monitorea la cobertura de las cadenas de noticias desde 1987, dice que los últimos años de bombardeo informativo y audiencias masivas engañaron a las empresas de medios haciéndoles creer que podían “llegar a todos”, y que bastaba con “mezclar informes profundos con titulares sensacionalistas sobre el último derrape de Trump” para los números de audiencia y rating se dispararan.
“La desaparición de Trump entraña un momento decisivo y de reflexión para los medios tradicionales. ¿Cómo se consideran a sí mismos, en el fondo? ¿Cómo medios con autoridad o como medios sensacionalistas?”, dice Tyndall. “Y se lo tienen que preguntar porque con Biden no van a tener ese ‘pase libre’ que Trump les dejaba servido en bandeja y que les permitía borrar esa diferencia.”
Traducción de Jaime Arrambide
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