El establishment pide anuncios concretos de Petro para llevar calma a los mercados y advierten que algunas propuestas son “irrealizables”
Los expertos prevén un alza en el precio del dólar; hay mucha expectativa sobre el nombramiento de la cabeza del Ministerio de Hacienda
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BOGOTÁ.- Una parte de Colombia amaneció esta mañana con grandes expectativas ante el resultado electoral del domingo que coronó al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro como el primer presidente de izquierda del país, una muestra del agotamiento generalizado con un modelo de gobiernos de derecha que llevaba más de veinte años en el poder. Aunque el mandatario entrante decidió celebrar su triunfo con una jornada sin agenda pública prevista, analistas alertan sobre la necesidad urgente de anuncios, en especial sobre su futuro gabinete, dado que hay un amplio sector del mercado con plena incertidumbre sobre lo que le espera a la economía del país en el corto plazo y temen ver a partir de mañana los termómetros económicos al rojo vivo.
En una ajustada contienda electoral, la fórmula de izquierda Petro-Márquez venció anoche al outsider Rodolfo Hernández con el 50,44% de los votos frente al 47,31%, un indicio de que el país cafetero se negó al continuismo del uribismo, pero que está dividido en cuanto al modelo de gobierno a seguir.
Tras dos décadas de políticas económicas siguiendo un modelo conservador, el programa de Petro supone un cambio radical que genera interrogantes y temores en especial entre inversores y mercados externos. A pesar de que en su discurso de victoria ayer haya tomado ciertos recaudos y asegurado que va a “desarrollar el capitalismo en Colombia”, puede que no haya sido suficiente.
Colombia se encuentra entre los cinco países más desiguales del mundo y el segundo de América Latina. La mitad de los casi 51 millones de habitantes gana menos que el salario mínimo y el 46,7% de los hogares percibe estar en condición de pobreza, sumado a que la informalidad es cercana al 64%, de acuerdo a los registros del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE). Todos estos indicadores llevaron a la población a exigir en las urnas un cambio.
Bajo este escenario, las promesas de gobierno de Gustavo Petro, con una mayor presencia del Estado, incluyen medidas tales como una reforma pensional, una reforma fiscal con la intención de aumentar los impuestos a las empresas y las grandes fortunas, una reforma agraria. Impulsa planes como empleo mínimo garantizado por el gobierno y universidad gratuita, con un gran aumento del gasto público en un momento en el que el déficit fiscal se encuentra en sus niveles más altos, del 7,1% del PIB.
Al ser feriado tanto en Colombia como en Estados Unidos, todavía no se pudo observar la reacción del mercado ante el triunfo de Petro. Por lo pronto, “lo más probable va a ser una reacción negativa”, indicó en conversación con este medio el analista de mercados Julio César Iglesias. “En el mercado de Brasil, que es donde se está negociando Ecopetrol y un par de empresas más colombianas están sufriendo unas caídas importantes. Es una antesala de lo que puede pasar mañana”.
“El estado actual del mercado es de mucha incertidumbre”, dijo a LA NACION Katherin Galindo, experta de Colombia Risk Analysis. “Se tiene en claro sus propuestas, pero no cómo las va a implementar ni tampoco su equipo. Hay mucha incertidumbre tanto afuera como en el país sobre quién ocupará el Ministerio de Hacienda”.
Para dar tranquilidad a los mercados, lo ideal para los expertos es que quien esté a la cabeza de esta cartera sea una figura moderada. Entre los posibles nombres que surgen en el círculo cercano de Petro está Alejandro Gaviria, precandidato de la Coalición de la Centro Esperanza en la que avanzó a las primarias Sergio Fajardo; un exministro de Economía, Rudolf Hommes – también centrista-; y José Antonio Ocampo, otro miembro de la campaña de Fajardo.
“Además, va a necesitar de un gabinete capacitado para mediar con el Congreso, para ver si así puede pasar sus propuestas”, agrega Galindo, dado que, si bien el Pacto Histórico tiene la bancada más numerosa en el parlamento, no tiene mayoría, por lo que será un desafío lograr acordar con la oposición. Pero hasta que no estén claras estas cosas, “el dólar irá al alza”, detalla.
Entre las propuestas que mayor preocupación despiertan está la agenda ambiental, ya que el exsenador prometió el cese de las exploraciones de petróleo y de minería a cielo abierto, aunque esto no implica suspender los contratos vigentes. El petróleo representa casi la mitad de las exportaciones y cerca del 10% de los ingresos nacionales.
“Colombia es un país cuyo equilibrio fiscal depende en gran medida de sus ingresos derivados, presentes y futuros, de lo que tiene que ver con la exploración petrolera. Actualmente el país no cuenta con un rubro de exportaciones y de ingreso fiscal que sea capaz de remplazar en una tasa 1 a 1 esa fuente de ingresos”, profundizó con LA NACION Alexander Ríos, analista económico de Inverxia. “La medida pone a Colombia de lleno en una posición muy débil de sostenibilidad fiscal, lo cual va a repercutir en otros mercados”.
Iglesias opina al respecto que, si bien es cierto que el mundo va hacia una transición energética, uno del problema de esta propuesta es que Petro no generó tranquilidad al decir que sería la primera medida que implementaría al asumir el 7 de agosto.
Las proyecciones de Corficolombiana Investigaciones Económicas prevén, tomando el período de análisis 2023-2027, una devaluación del peso colombiano entre 39,9% y 43,7% suponiendo que se lleva adelante una abrupta suspensión de la exploración petrolera.
Silvana Amaya, experta de Control Risks Colombia, expone que las propuestas de Petro son “absolutamente irrealizables” dado que las estimaciones económicas proyectan que sus propuestas sociales conllevan un costo de entre 60 y 120 billones de pesos, recursos inexistentes en el país. Inclusive si llevara adelante una reforma tributaria sustancial, recaudaría apenas unos 20 billones de pesos, muy por debajo del presupuesto necesario.
“En especial las 11 millones de personas que lo votaron ayer tienen expectativas muy grandes de que se lleve adelante un cambio. Por lo que existe un temor de que estas expectativas se transformen en desilusión, y de ser así puede darse que en un año o un año y medio vuelvan a ocurrir los estallidos sociales que tuvimos en el país”, augura Amaya.
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