El enviado del Papa llegó a Chile, donde empezó a reunirse con víctimas de abusos
SANTIAGO, Chile.- Cuatro días estará en Chile el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, los cuatro cargados de reuniones con personas que quieran aportar antecedentes sobre Juan Barros, el obispo de Osorno, acusado de encubrir uno de los mayores escándalos de pedofilia en la Iglesia chilena.
La primera jornada de Scicluna en Santiago comenzó a las 9 y después del mediodía hizo una pequeña pausa para transmitir un saludo y una bendición del Papa al pueblo chileno.
"He venido a Chile enviado por el papa Francisco para recoger informaciones útiles concernientes a monseñor Juan Barros Madrid, obispo de Osorno. Quiero manifestar mi agradecimiento a las personas que se han declarado disponibles para encontrarse conmigo durante los próximos días", leyó Scicluna en la puerta de las Obras Misionales Pontificias, la casona que eligió, al lado de la Nunciatura Apostólica, para encontrarse con acusadores y defensores de Barros. Aunque no aceptó preguntas de los periodistas, el obispo maltés pidió ayuda a los medios de comunicación, a través del vocero episcopal de Chile, Jaime Coiro, para informar que su misión no termina con los cuatro días de reuniones.
"Monseñor Scicluna está disponible también para recibir durante estos días, y después de estos días, aquellos antecedentes que quieran hacerle llegar en un sobre cerrado dirigido a su nombre a la Nunciatura Apostólica, Monseñor Sótero Sanz 200, Providencia", dijo Coiro.
Las audiencias de Scicluna comenzaron en Nueva York, con el encuentro entre él y Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de abuso sexual del sacerdote Fernando Karadima. Cruz acusa al obispo de Osorno de haber encubierto durante décadas los delitos de Karadima e involucra a otros tres obispos chilenos en la posible operación de encubrimiento.
Ayer en la tarde testificó durante tres horas James Hamilton, el segundo denunciante público de Karadima. Llegó a acompañarlo Juan Andrés Murillo, el primero en denunciar al sacerdote en el 2003, y su abogado, Juan Pablo Hermosilla, pero ninguno entró a la reunión. Hamilton dijo que "fue una entrevista muy cordial".
"Por sexta vez me toca declarar y entregar documentos, testimonios y pruebas, no solo sobre el caso Karadima, que claro que es importante, pero es mucho más importante, y yo espero que quede en evidencia, el encubrimiento de la iglesia de Santiago, de Errázuriz [Francisco Javier, arzobispo emérito) y Ezzati [actual arzobispo], y varios otros obispos. Pudimos hablar de los otros obispos del círculo de Karadima que también fueron testigos. Creo que es el momento que empiece a salir toda la mugre de bajo la alfombra", dijo.
Agregó que Errázuriz y Ezzati habrían cometido crimen por omisión y acción, "porque varias veces fueron a decirle a Karadima que se quedara tranquilo, que habían estas acusaciones en su contra, pero que no iban a prosperar".
Sobre el envío de Scicluna, opinó que "esta es una señal política [del Papa], de su desinformación, de no escuchar a los que realmente debiera escuchar, es otro elemento más de que Errázuriz y Ezzati le dicen lo que quieren, son dos viles delincuentes que son capaces de engañar incluso al Papa. Claramente él se siente traicionado y es una señal política".
En Santiago, el enviado del Papa tiene 20 reuniones pactadas, pero la Conferencia Episcopal no confirmó el número y tampoco entregó nombres, pues hubo personas "que pidieron expresa reserva de su identidad", contó Coiro. "Esto no es un tribunal, es un proceso de escucha. No es un auditorio, es un encuentro", indicó el vocero.
El informe que elabore Scicluna con la información útil que dijo haber ido a buscar a Chile lo entregará directamente al Papa.
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