El enojo contra Lula da Silva en las protestas preocupa al gobierno de Dilma Rousseff
El entorno de la presidenta dijo que vio las manifestaciones de ayer "dentro de la normalidad democrática" y anoche analizó en el Palacio del Planalto el impacto de las protestas a las que asistieron unas 800.000 personas
BRASILIA.- Un muñeco inflable de 12 metros de altura fue erigido en Brasilia frente al Congreso y fue una de las imágenes más resonantes de las masivas marchas de ayer en todo Brasil contra el gobierno de Dilma Rousseff. Pero no era ella la persona representada en esa caricatura gigante sino su padrino político, Lula da Silva, en un traje a rayas. El ex presidente es uno de los principales focos de las manifestaciones y eso preocupó en el Palacio del Planalto.
El gobierno de Brasil observa con "preocupación" las críticas recibidas por Lula en las multitudinarias manifestaciones realizadas ayer que convocaron unas 800 mil personas en todos el país, según reportó hoy la prensa local.
Poco después de las movilizaciones por el impeachment de la presidenta del PT miembros del gobierno realizaron un primer balance en que se ponderó con "preocupación" el que éstas hayan colocado un nuevo "foco" contra el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Las fuentes hablaron con el diario Folha de San Pablo luego del encuentro de Rousseff con el ministro jefe de la Casa Civil, Aloízio Mercadante y otros colaboradores en el Palacio de Alvorada, residencia oficial en Brasilia.
En San Pablo y Brasilia, donde ocurrieron dos de las más populosas marchas, hubo cánticos contra Lula y la demanda de que sea procesado por su presunta vinculación con el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
Ayer, Dilma Rousseff siguió las noticias de las manifestaciones desde su residencia del Palacio de la Alvorada y por la tarde se reunión con su jefe de Gabinete, Aloizio Mercadante, y sus ministros de Comunicación Social (Edinho Silva), Defensa (Jaques Wagner) y Justicia (Eduardo Cardozo) para evaluar el impacto de las marchas de ayer que, destacaron, tuvieron menor impacto que la multitudinaria manifestación del 15 de marzo, con unos dos millones de asistentes.
Folha señala que el gobierno acordó no dar entrevistas tras la reunión, más allá de las palabras de Edinho Silva: "El gobierno vio las manifestaciones dentro de la normalidad democrática".
La presidenta Rousseff se reunirá nuevamente hoy con sus ministros en el Palacio del Planalto para abordar los efectos de la movilización opositora y diseñar los pasos a seguir.
Agencia ANSA
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