El empresario exitoso que llevó a la derecha chilena al poder tras la dictadura de Augusto Pinochet
Durante sus mandatos presidenciales gestionó la ayuda tras el terremoto de 2010, el rescate de los mineros y las protestas de 2019
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Cuando el empresario Sebastián Piñera asumió la presidencia en 2010, representó el regreso de la derecha chilena al poder dos décadas después del final de la dictadura de Augusto Pinochet. El suyo fue, desde luego, un regreso democrático en uno de los países más prósperos y estables de la región, envidia de muchos por la pujanza de la economía y la solidez de las instituciones políticas.
La elección de diciembre de 2009 puso fin a los sucesivos gobiernos de centroizquierda que habían tomado el relevo de la desacreditada dictadura, y que condujeron con éxito al país a través de una larga transición. Piñera, referente de la derechista Coalición por el Cambio, triunfó en segunda vuelta con un 51,61% frente al expresidente Eduardo Frei.
Para entonces era un próspero hombre de negocios que fue forjando en paralelo una carrera en la política y que esperaba su momento para escalar a lo más alto en la política nacional.
Cercano al Partido Demócrata Cristiano, para el plebiscito del 5 de octubre de 1988 hizo pública su opción por el NO, contraria a la permanencia del régimen militar, una consulta con la que Pinochet intentó estirar su permanencia en el poder blanqueando su gobierno con un falso barniz democrático. Pero Chile le dio la espalda y la confirmación ciudadana que esperaba el dictador nunca se materializó.
Para las elecciones presidenciales de diciembre de 1989 asumió por un corto periodo como jefe de campaña del candidato oficialista a la presidencia, Hernán Büchi. También lanzó su campaña como candidato independiente a senador por la 8va Circunscripción (Santiago Oriente), para las elecciones parlamentarias del mismo año, las que ganó. Tras su elección, ingresó como militante al partido Renovación Nacional (RN).
Su interés en la vida política no hizo más que acrecentarse y en 1992 presentó su precandidatura para las elecciones presidenciales de 1993. En agosto de ese mismo año, debió declinar su aspiración tras la filtración ante la opinión pública de una conversación sobre Evelyn Matthei, compañera de RN y adversaria interna. Tras este episodio, conocido como “Piñeragate”, ambos declinaron sus campañas.
Piñera se presentó con más suerte a las elecciones presidenciales de diciembre de 2005, donde pasó a la segunda ronda, aunque terminó derrotado en el balotaje de enero siguiente por Michelle Bachelet, que le ganó con el 53,50% de los votos contra el 46,50%. Su momento llegaría en las elecciones de 2009. Allí se presentó como candidato por la Coalición por el Cambio (integrada por Unión Demócrata Independiente, Renovación Nacional y ChilePrimero) y se impuso con el 44,05%.
Temblores
El inicio de su primer mandato estuvo enfocado en la reconstrucción tras un terremoto y tsunami que sacudió la zona centro-sur del país. El suyo fue un comienzo verdaderamente estremecedor: en el mismo momento en que estaba a punto de desarrollarse la ceremonia del traspaso del poder, en Valparaíso, una réplica de 7,2 en la escala de Richter sacudió el Congreso.
En el momento del fuerte temblor, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y Perú, Alan García, subían las escaleras del palacio. Todos se paralizaron sin que se registraran movimientos de pánico y la ceremonia de traspaso de mando prosiguió sin atraso. Con sonrisas e incluso risas y abrazos que mitigaron los nervios, Bachelet le entregó los atributos del poder a Piñera.
Su imagen ganó brillo con la reconstrucción que encaró su gobierno tras la tragedia del sismo en el sur, así como con el hollywoodense rescate de 33 mineros atrapados en la mina San José, en el desierto de Atacama. La odisea suscitó la atención del mundo, que siguió minuto a minuto las cambiantes expectativas, temores y esperanzas que tenían en vilo a las familias de los mineros y a todo el pueblo chileno.
Con la asunción como presidente dejaba atrás, o más bien ponía en pausa, su faceta de hombre de negocios, que comenzó en 1977 como miembro de Infinco, una empresa de asesorías financieras y evaluación de proyectos. En 1979 creó Bancard, que llevó a Chile las tarjetas de crédito Visa y MasterCard. Entre otras iniciativas. Entró también a los negocios inmobiliario, editorial y postal, y asumió la representación de Apple en Chile, entre otras iniciativas.
Luego de oficializar su precandidatura para las presidenciales de 2009, Piñera entregó la gestión de su participación en sociedades anónimas abiertas a cuatro administradoras de fondos de inversiones y carteras de terceros. Esto supuso la creación de un fideicomiso donde renunció a intervenir en la administración o gestión de sus bienes.
Cuesta arriba
“Yo sabía que mi verdadera vocación era el servicio público y me fui a la política”, dijo en una entrevista en marzo de 2019. Ese mismo año, sin embargo, comenzarían sus problemas. Pero todavía faltaba mucho. Cumplido su primer mandato, el 11 de marzo de 2014 dejó la presidencia con una buena imagen entre la opinión pública. Tras una pausa obligada, dado que el sistema chileno no permite dos mandatos seguidos, volvió a presentarse y obtuvo el triunfo para el período 2018-2022. Pero esta vez la volatilidad global, sumado a la debilidad en el precio y la producción de cobre, hicieron la gestión cuesta arriba.
En octubre de 2019 enfrentó un estallido social sin precedentes con que los chilenos salieron a las calles a protestar contra el sistema económico, considerado en todo caso productivo pero a la vez excluyente. El detonante fue el alza del pasaje del transporte público, aunque el malestar era más profundo y cuestionaba la creciente desigualdad.
El descontento popular dio lugar a un largo proceso de reforma Constitucional, al día de hoy inconcluso, que buscaba rebalancear los tantos y suavizar de alguna manera la exitosa pero, según sus numerosos críticos, implacable maquinaria socioeconómica. Solo unos meses después, con el malestar todavía en el aire, Piñera enfrentó en 2020 la pandemia de Covid-19, con su cuota de descontentos por ayudas públicas consideradas insuficientes.
Los sobresaltos evidentemente marcaban la norma, y en octubre de 2021, sobre el final de su mandato, la oposición presentó una acusación contra Piñera buscando su destitución. La acción era consecuencia directa de la publicación de los Pandora Papers que lo vinculaba con la compraventa del proyecto minero Dominga y movimientos financieros realizados en paraísos fiscales.
Piñera había terminado su primer mandato con una aprobación del 50%, pero su gobierno andaba por el 12% para las siguientes elecciones y el candidato de derecha José Antonio Kast fue derrotado en segunda vuelta por Gabriel Boric. Así como Piñera representó el regreso de la derecha, Boric fue la vuelta de la izquierda luego de Salvador Allende, el presidente derrocado por Pinochet.
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