El empleo en negro, un recurso que se expande en la pelea contra la crisis
Trabajadores españoles que caen en la economía informal evitan pagar impuestos y cobran beneficios
SEVILLA.- Hace más de seis meses, un empleado de 37 años llamado Juan fue despedido de su trabajo de entrega a domicilio y ensamblado de muebles para los clientes de Ikea, con lo que se sumó a las legiones de desempleados españoles. O el menos así lo parecía.
Desde entonces, Juan hace más o menos el mismo trabajo. Pero ahora, en vez de hacerlo como empleado de Pantoja -empresa transportista subcontratada por Ikea-, deambula por el estacionamiento de esa empresa, donde seduce a sus propios clientes para ofrecerles no sólo el despacho de muebles, sino también "tareas generales", como pintura y reparaciones. Todo por el módico precio de entre 40 y 50 euros por día de trabajo.
A medida que España se hunde más y más en la recesión, muchos trabajadores como Juan se ven empujados a la economía informal, que representa hasta un 20% del PBI español, según estimaciones recientes, mientras el país intenta revitalizar su economía, reformar su mercado laboral y mantener a raya una crisis terminal como la que ahora amenaza con empujar a Grecia fuera de la eurozona.
La buena noticia es que el volumen de la economía informal implica que los españoles que trabajan son más de los que parecen ser, y que el desempleo del 24,4% -el más alto de Europa- podría tener una sobrestimación de hasta entre cinco y nueve puntos porcentuales, señalan los economistas. Eso le daría al gobierno español una importante válvula de escape.
"Sin la economía informal, probablemente ya estaríamos en una situación de violenta agitación social", dijo Robert Tornabell, profesor y ex decano de la escuela de negocios Esade, de Barcelona. "Ahora mucha gente se mantiene a flote sólo gracias a la economía informal, así como al apoyo de su red familiar de contención."
La mala noticia es que ahora son menos los asalariados que pagan impuestos, mientras que muchos también cobran el seguro de desempleo y otros beneficios sociales. Eso provoca una merma en los ingresos tributarios del gobierno, que se ve obligado a aumentar sus gastos. La caída de ingresos en concepto de impuestos podría alcanzar este año los 37.000 millones de euros.
El desarrollo de los acontecimientos acelera una deflación de precios y salarios: los empleados hacen el mismo trabajo por menos plata, reduciendo así los costos, pero también el dinero que ganan y que podrían devolver a la economía y a la caja del gobierno.
Muchos de estos trabajadores en negro, de hecho, compiten de manera directa con sus ex empleadores, lo que hace caer las estadísticas de servicios, como fletes o reparaciones, hasta un 50%. Juan, por ejemplo, ahora gana la mitad de los 800 euros mensuales que solía cobrar como empleado.
Muchos de los entrevistados dijeron no tener ningún escrúpulo en engañar al erario español, y argumentan que escamotear los pagos de seguridad social y otros impuestos es la única manera de llegar a fin de mes.
"Algunos dirán que estoy abusando del sistema, pero en realidad me siento víctima de un modelo económico totalmente fallido", dijo Belén, diseñadora gráfica de 34 años de Sevilla, que hasta el año pasado trabajaba en una empresa que cerró. Sigue diseñando logos para marcas deportivas y otros clientes, pero en negro, y no quiso revelar su apellido por temor a las autoridades recaudadoras.
Desde que asumió el poder, en diciembre pasado, el gobierno conservador de Mariano Rajoy ha hecho todo lo posible por flexibilizar el mercado laboral, impulsando una ley en el Parlamento que, ante todo, debilita las convenciones colectivas de trabajo. Pero la fuerza laboral española aún está precariamente bifurcada.
Por un lado, hay muchos trabajadores -en especial en el sector público- cuyos contratos a largo plazo son virtualmente intocables. Por el otro, gran parte de la fuerza laboral sólo tiene contratos temporarios, casi sin protección. En épocas turbulentas, ellos absorben el impacto económico, lo que dispara el desempleo.
El gobierno intentó salvar esa diferencia, alentando a los empleadores a contratar a largo plazo, pero también hizo que sea más fácil contratar y despedir personal. Aunque la reforma de Rajoy fue más radical que los intentos previos de atacar el problema, algunas voces críticas señalan que los cambios no son suficientes, ya que mucha gente aún está demasiado resguardada y otros, en una situación
Traducción de Jaime Arrambide
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