El efecto Bachelet: el duro informe aleja a las izquierdas de la región de Maduro
Las grandes ausencias en el Foro de San Pablo y las nuevas posturas adoptadas por Evo Morales y el Frente Amplio, ambos en campaña, reflejan el impacto que tuvo el trabajo de la expresidenta
CARACAS.- El informe de Michelle Bachelet cayó como una bomba en el seno de la izquierda latinoamericana. La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha constatado y confirmado lo que muchos se negaban a creer o que simplemente elegían mirar a otro lado: el uso sistemático de torturas, ejecuciones extrajudiciales, encarcelamientos arbitrarios, batallones de exterminio, persecución política y el apartheid social contra los detractores del chavismo.
Y mucho más: el quiebre de los sistemas de alimentación, salud y educativos, que ha expulsado a más de cinco millones de venezolanos de sus hogares.
"Ha impactado de verdad, absolutamente. Basta con echar un vistazo al Foro de San Pablo, celebrado en Caracas, los partidos y presidentes que no acudieron al llamado de Nicolás Maduro. El impacto es evidente sobre la política y la intelectualidad de las izquierdas regionales", resume para LA NACION el politólogo e historiador cubano Armando Chaguaceda, profundo conocedor de las dos revoluciones y que destaca las críticas del intelectual uruguayo Raúl Zibechi.
Solo Miguel Díaz-Canel, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, acudió a la cita en Caracas, tan esperada en otros tiempos. El resto estuvo conformado por dirigentes y activistas de tercera y cuarta fila, incluida la exsenadora colombiana Piedad Córdoba, que reclamó un acto de fe cuasi religioso frente al informe de Bachelet: "Yo conozco a Nicolás Maduro y no lo defiendo porque sea mi amigo, lo hago porque lo conozco como ser humano. Tengo la certeza de que Nicolás jamás mandaría a matar a nadie".
El Foro de San Pablo acabó así, sin pena ni gloria, con el llamado del "hijo de Chávez" a combatir el informe firmado por uno de los símbolos de la izquierda continental y que sintió "como una puñalada que nos metió Bachelet. Terminó firmando un monstruo de informe lleno de mentiras, insustentable".
El eco de los aplausos y las carcajadas que acompañaron al "presidente pueblo" en la jornada de clausura duraron pocos minutos.
La ausencia en Caracas de Evo Morales ("la más relevante, porque forma parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América", según Chaguaceda) y las reacciones en paralelo del Frente Amplio de Uruguay amortiguaron el impacto propagandístico del Foro de San Pablo, que durante años marcó estrategias, y prendieron las alarmas en la izquierda, que ha comprobado la irrelevancia del cónclave, en el que el chavismo se gastó 200 millones de dólares, según la oposición.
"Maduro ya no tiene, como en otros tiempos, una caja chica amplia para que se le acerquen a ver qué pescan", critica con dureza para LA NACION el internacionalista Mariano de Alba.
"El informe Bachelet tiene hoy una importante influencia en cómo el régimen de Maduro es percibido por la izquierda regional. Ahora, la reacción parece tímida, al comparar a Maduro con otros gobiernos dictatoriales, como si eso fuese una justificación, y también en el marco de campañas electorales porque se sabe que cualquier asociación con el desastre que ha creado Maduro tiene un impacto negativo electoral", continúa De Alba.
El gobierno de Evo Morales ha tomado cierta distancia de Caracas, al menos públicamente, cuando solo faltan tres meses para las presidenciales en Bolivia. La cercanía personal entre los dos líderes no ha variado, confirman desde dentro del chavismo. Pero es evidente que el chavismo es hoy una bandera muy sospechosa. "Tiene trasfondo electoral, aunque Evo también atiende las presiones de Brasil, su comprador de gas", desvela Chaguaceda.
Lo mismo ocurre en Uruguay. Primero fue el candidato del oficialista Frente Amplio, Daniel Martínez, que se vio obligado a criticar las violaciones de los derechos humanos. Le siguió el poderoso ministro de Economía, Danilo Astori, que sin contemplaciones aseguró que "Venezuela es una dictadura tremenda, con impactos humanitarios muy graves".
Casi a regañadientes, el expresidente Pepe Mujica, muy cercano a Hugo Chávez, añadió que "en Venezuela hay una dictadura".
"Es una dictadura, sí, en la situación que está no hay otra cosa que dictadura. Pero dictadura hay en Arabia Saudita, en Malasia y en China", dijo Mujica.
"Es oportunismo electoral. Están procurando hacer control de daños", matiza el politólogo Ivo Hernández, académico en la universidad alemana de Münster.
"Hay una izquierda que debe pensar en el mañana y luego de este absoluto descalabro sí creo que va a haber una reacción doble: el informe será muy criticado por esa izquierda que se mantiene en sus trece pensando que Cuba es el norte de alguna cosa y la más pragmática, incluida la socialdemocracia, que dice que tiene que haber un mañana y ofrecer soluciones. Esta gente se alineará con el informe".
La izquierda se debate así ante un evento relevante, como poco, algo parecido a las encrucijadas históricas vividas en otros tiempos.
"No sabremos hasta el futuro si se trata de una ruptura de paradigmas políticos o una retirada temporal dictada por las coyunturas", añade Chaguaceda, que no obstante mantiene reservas sobre la actual autocrítica y la "ruptura de la izquierda democrática con los leninistas regionales".
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