El dramático mensaje en el inicio de la cumbre climática COP27: “La humanidad debe decidir si quiere cooperar o morir”
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo que el mundo está “en una autopista al infierno climático”; habrá grandes ausentes en el encuentro, como los mandatarios de China e India
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SHARM EL SHEIJ, Egipto.- La única forma de “poner fin a todo este sufrimiento” de “una autopista al infierno climático” es que el mundo coopere o muera, según advirtió el lunes el jefe de Naciones Unidas a docenas de líderes mundiales reunidos en Egipto para la cumbre internacional sobre el clima COP27.
Estaba previsto que más de 100 líderes hablaran en los próximos días sobre cómo enfrentar una situación que va a peor y que los científicos describen como el mayor desafío de la Tierra.
Casi 50 jefes de estado o gobierno empezaban a tomar el estrado el lunes, en el primer día de diálogos de “alto nivel” en esta edición de la cumbre climática anual de Naciones Unidas, conocida como COP27.
Buena parte del interés estará en los líderes que relatarán ejemplos de devastación provocada por desastres climáticos, en especial el discurso del martes del primer ministro de Pakistán, Muhammad Sharif. Las inundaciones del verano en su país causaron daños de al menos 40.000 millones de dólares y desplazaron a millones de personas.
“El planeta se ha convertido en un mundo de sufrimiento (...) es hora de poner fin a todo este sufrimiento”, dijo el presidente de Egipto, Abdul Fattah al-Sisi, anfitrión del encuentro. “El cambio climático no se detendrá nunca sin nuestra intervención (...) Nuestro tiempo aquí es limitado y debemos utilizar cada segundo del que dispongamos”.
Al-Sisi, que pidió el final de la guerra de Rusia en Ucrania, fue suave en comparación con el enérgico secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que dijo que el mundo está “en una autopista al infierno climático”.
“We are in the fight of our lives, and we are losing”
— BBC News (World) (@BBCWorld) November 7, 2022
Speaking at the start of COP27, UN Secretary General Antonio Guterres says “the clock is ticking” on climate change but the “answer is within our hands”https://t.co/uhxkHdih95 pic.twitter.com/EuJpwIltvR
Guterres pidió un nuevo pacto entre países ricos y pobres para trabajar más de cerca, con ayuda financiera y un abandono del carbón en los países ricos para 2030 y en otros lugares para 2040. Pidió a Estados Unidos y China, los dos mayores productores de emisiones que cambian el clima, que trabajen juntos especialmente en materia climática, algo que hacían hasta hace unos pocos años.
“La humanidad tiene que tomar una decisión: cooperar o morir”, dijo Guterres. “Es o bien un Pacto de Solidaridad Climática o un Pacto de Suicidio Colectivo”.
Ausencias de peso
La mayoría de los líderes se reunirán entre el lunes y el martes, justo cuando Estados Unidos celebraba unas elecciones parlamentarias que podrían resultar trascendentales. Después, los líderes de las 20 naciones más ricas tendrán su influyente reunión en Bali, Indonesia, unos días más tarde. A eso se añade que “hay cumbres climáticas grandes y cumbres climáticas pequeñas, y nunca se esperó que esta fuera una grande”, indicó el director general de Climate Advisers Nigel Purvis, exnegociador estadounidense.
La cita climática anual de la ONU será una nueva etapa del forcejeo habitual entre países industrializados y en desarrollo, básicamente en torno al dinero que hay que destinar para adaptarse a los cambios, reducir la emisión de gases de efecto invernadero y pagar el inventario de daños y pérdidas.
“Estados Unidos y China deben responder” al desafío ya que los europeos son “los únicos que pagan”, declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, en un encuentro con jóvenes, antes del plenario.
Los grandes países emergentes “tienen que abandonar rápidamente” el carbón como fuente energética, exigió el mandatario francés.
Los líderes de dos de las tres naciones que más dióxido de carbono emiten -China e India- no asistirán a las negociaciones, aunque enviaron delegados de menor rango. El líder del otro gran contaminante -el presidente de Estados Unidos, Joe Biden- llegaría días después de la mayoría de otros presidentes y primeros ministros, en una escala camino de Bali.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, cuya invasión de Ucrania desencadenó un caos energético con consecuencias en las negociaciones climáticas, tampoco acudirá.
Por otro lado, en Sharm el Sheij se encuentran varios líderes latinoamericanos, como el colombiano Gustavo Petro y el venezolano Nicolás Maduro, y se espera la llegada más adelante del presidente electo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. El presidente Alberto Fernández no asistirá y enviará en su lugar a Cecilia Nicolini, secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e innovación en el Ministerio de Ambiente de la Nación.
En un principio, el flamante primer ministro de Gran Bretaña, Rishi Sunak, no iba a asistir a las negociaciones, pero la presión pública y los planes del exmandatario británico Boris Johnson de acudir le hicieron cambiar de opinión. El nuevo rey Carlos III, un veterano defensor del medio ambiente, no asistirá por su nuevo papel como monarca.
Los que acudieron en gran número fueron los líderes del continente anfitrión, África. “Los contaminantes históricos que provocaron el cambio climático no aparecen”, dijo Mohammed Adow, de Power Shift Africa. “África es la menos responsable, la más vulnerable al problema del cambio climático y es el continente que está alzándose y mostrando liderazgo”.
Daños y pérdidas
Tras una intensa negociación, los países aceptaron debatir en Egipto la creación de un fondo específico para paliar los efectos de sequías, inundaciones y fenómenos meteorológicos extremos.
No se trata de indemnizar a los países pobres, insisten los naciones industrializadas, que son las que históricamente han emitido masivamente los gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático.
La mayoría de los países miembros de la COP, agrupados en el denominado G77, liderado actualmente por Pakistán, consideran en cambio que sí cabe hablar de compensaciones, y que hay que entregarlas lo antes posible.
Pero que se vaya a hablar de “daños y pérdidas” en Sharm el Sheij no significa que vaya a crearse ese fondo. Los países tienen aún dos años para seguir negociando.
La desconfianza reina, máxime porque los países industrializados siguen sin cumplir con el objetivo de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los pobres a recortar sus emisiones y también a adaptarse a los efectos del cambio climático.
A la cuestión financiera se suma la preocupación primera de recortar las emisiones de gases causantes del efecto invernadero, en un contexto revolucionado por la crisis del suministro energético en Europa, a causa de la invasión rusa de Ucrania, y el auge renovado del gas. Desde el año pasado, menos de 30 países reforzaron sus objetivos de reducción de emisiones, a pesar del compromiso común de los casi 200 miembros de la COP.
Con todos los indicadores climáticos en rojo -emisiones récord en 2021, concentración de CO2 en la atmósfera, subida del nivel de los océanos, récord de temperatura en los últimos ocho años-, la cumbre se anuncia como un delicado ejercicio de equilibrio entre la exigencia de recortar emisiones, y el argumento de países en desarrollo de que los más industrializados no les pueden negar el derecho a explotar ahora sus hidrocarburos.
El tiempo apremia cada vez más, ya que según las recientes previsiones de la ONU el calentamiento podría alcanzar +2,4°C hacia el año 2100 e incluso +2,8°C si se mantiene la trayectoria actual.
Unos niveles muy superiores a los +1,5°C que preconiza el Acuerdo de París de 2015, y que sigue vigente pese a que la temperatura ha subido ya en 1,2°C respecto a la era preindustrial.
Las medidas de seguridad son importantes en la sede de la conferencia, un balneario enclavado entre el desierto y el mar Rojo.
Agencias AP y AFP
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