El drama de los desaparecidos en España que retrata Madres Paralelas: “Por la película, nos contactan para preguntar si eso existe o es una fantasía de Almodóvar”
La película protagonizada por Penélope Cruz trata el tema de la localización de víctimas del franquismo y la búsqueda de justicia; LA NACION habló con un descendiente de una de las 150.000 personas asesinadas en ese capítulo de la historia española que se prolongó por más de tres décadas
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Esta nota contiene spoilers de la película Madres paralelas.
En una de las primeras escenas de la película de Pedro Almodóvar, Madres Paralelas, Arturo (Israel Elejalde) despotrica contra el entonces presidente de España Mariano Rajoy. “El muy cabrón se jactaba en una entrevista de que el presupuesto del Estado dedicaba cero euros a la memoria histórica”, comenta furioso este reconocido antropólogo forense a Janis (Penélope Cruz), una prometedora fotógrafa con la que luego entabla una relación amorosa. Esta conversación en torno a la quita de subvenciones destinadas a la reparación de las víctimas del franquismo surge luego de que la protagonista le solicitara ayuda para exhumar la fosa común donde fue enterrado su bisabuelo, asesinado por los falangistas en 1936, el año en que se inició la Guerra Civil Española.
Por fuera de la pantalla y unos años más tarde, Emilio Silva critica a Pedro Sánchez por las mismas razones que Arturo a su predecesor. “En España se instauró una cultura política de la impunidad independientemente del gobierno de turno y de la ideología. El Estado construyó una transición democrática fundamentada en el olvido. Hablaba de los desaparecidos en la Argentina y otros países latinoamericanos pero no de los propios. Juzgó dictaduras lejanas pero nunca tocó la suya”, asegura en una entrevista telefónica con LA NACION este periodista español que en el año 2000 fundó la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), una organización de alcance nacional cuyo objetivo principal es la localización de víctimas y la búsqueda de justicia para los desaparecidos y sus familias.
“Aunque el término ‘desaparecido’ es comúnmente empleado para referirse a las víctimas de la dictadura en la Argentina, en España es algo relativamente nuevo. En los pueblos los llamaban ‘los paseados’. Un horrible eufemismo”, señala Silva, que al igual que Janis, el personaje de Penélope Cruz, es descendiente de una de las 150.000 personas asesinadas en ese capítulo de la historia española que se prolongó por más de tres décadas.
El nacimiento de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se remonta al año 2000, cuando Silva investigaba sobre la dictadura para un libro que planeaba escribir y dio por casualidad con el paradero de la fosa común de su abuelo en la localidad leonesa de Priaranza del Bierzo, en el norte de España.
La historia de un desaparecido
Su abuelo, Emilio Silva Faba, un militante del partido Izquierda Republicana (IR), nació en El Bierzo en 1892. Vivió un tiempo en Buenos Aires y Nueva York. “Era de la generación de españoles que saltaban de aquí para allá”. Finalmente se instaló en su pueblo natal, donde se casó y tuvo hijos. Abrió una tienda de coloniales que se llamaba La Preferida. Todo marchaba bien hasta que por un escandaloso intercambio mediático con uno de los aristócratas con más títulos nobiliarios de España acabó en la mira de los falangistas.
El linajudo Antonio Carvajal y Álvarez de Toledo escribió el 7 de agosto de 1932 un mordaz artículo en la Parroquial Berciana en el que desestimaba el principio de igualdad entre los hombres. “¡Igualdad! Oigo gritar al jorobado Torroba, y se me ocurre pensar: ¿Quiere verse sin joroba, o nos quiere jorobar?”, rezaba el escrito.
Silva Faba no tuvo mejor idea que contestarle con una carta pública en la que, en un tono condescendiente y burlón, contrarrestaba el postulado de Carvajal y Álvarez de Toledo con sus propias ideas, lo que le ganó una mala reputación. “Mi humilde opinión es que la igualdad se implante en las escuelas y universidades, para que todos los ciudadanos adquieran la cultura tan necesaria y, por desgracia, de la que la mayoría de los españoles carecemos, de es tan preciada joya; base sólida de la comprensión y el progreso de los pueblos y arma poderosa para hacer frente a los mercaderes del sudor ajeno y para poder sortear sin sobresaltos todos los azares de esta inicua vida terrenal”.
Cuando el partido fascista asumió el poder, Silva Faba pasó inmediatamente a la lista negra. Allí comenzaron las extorsiones y cuando no pudo pagar más, lo fusilaron y lo enterraron junto con otros 13 republicanos civiles en la fosa común que años más tarde su nieto, con la ayuda de un arqueólogo y sin intervención judicial alguna, procedió a excavar.
Dignificar el pasado
“Numerosas personas acudieron al lugar de la excavación para pedir ayuda en la búsqueda de desaparecidos”, recuerda Silva nieto. “Pronto nos dimos cuenta de que no eran cientos, eran miles y en todo el país”, revela.
Desde entonces, la ARMH ha trabajado para “dignificar el pasado, pedir justicia a los que la merecieron y no la tuvieron, y profundizar la democracia” en un país donde reinaba el “silencio sepulcral”. En todo este tiempo, la organización exhumó más de 10.000 cuerpos, logró que en 2003 España apareciera por primera vez en el informe del Grupo de Trabajo sobre Desaparición Forzada de la ONU, inició una querella en la Argentina en 2010 para buscar las aplicaciones del principio de justicia universal y consiguió instalar las cuestiones sobre la memoria histórica en la agenda política, entre otras cosas para que el 20 de noviembre de 2002, 27 años después de la muerte de Franco, la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados condenara unánimemente el golpe militar del 18 de julio de 1936.
“Solo tengo una ilusión; que encuentren a mi padre para enterrarla con mi madre. Mi sueño es reunir a toda la familia. Ya que en esta vida no pudimos estar juntos, al menos que lo estemos al final”, dice en una escena de la película la tía de Janis, Brígida. Con esta frase, la anciana, que se precipita a su muerte, captura los anhelos de miles de españoles que aún aguardan justicia para sus seres queridos.
Si bien la justicia española se ha mostrado extremadamente reservada con relación a investigar y sancionar estos crímenes, existen algunos avances en materia legislativa impulsados por la presión ejercida por el movimiento de apertura de fosas, como la Ley 52/2007, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, y el posterior Protocolo de actuación en exhumaciones de víctimas de 2011, cuya finalidad es servir de guía metodológica para la actuación científica y multidisciplinar.
Sin embargo, ambos instrumentos son insuficientes, se queja Silva. “La ley de 2007 incluye el reconocimiento de todas las víctimas, pero no la apertura de las fosas comunes, realizadas desde entidades privadas. El PSOE da subvenciones, pero cuando no gobierna las quita. Es una política de caciquismo. Es gravísima esa realidad, no se puede hacer discriminación entre víctimas”, dice Silva y aclara que la ARMH no acepta las asignaciones del Estado porque “los derechos humanos no se subvencionan, se garantizan”.
Almodóvar contra la ultraderecha
Almodóvar bien retrata todos estos obstáculos judiciales y legislativos en Madres paralelas, que actualmente se puede ver en Netflix. En la película, la protagonista presenta un proyecto de solicitud de exhumación y debe esperar años hasta que finalmente lo aprueban. Y cuando, en la última escena de la película, avanzan con la excavación de la cuneta donde se encontraba su bisabuelo, ningún juez se apersona, algo que sucede con frecuencia en la realidad, según cuenta Silva.
“La película de Almodóvar representa la ausencia del Estado. El arte que representa la realidad histórica es muy importante. Desde el estreno de Madres paralelas, hemos recibido muchos mensajes de gente que descubre el tema. Incluso nos han contactado para preguntar si eso existe realmente o si es una fantasía del director”, indica Silva, que después de todos estos años sigue sorprendiéndose por la falta de reconocimiento del tema tanto a nivel internacional como en la propia España.
“En diciembre del año pasado me encontré con la siguiente noticia: El nuevo bachillerato reconoce por primera vez el golpe de estado de 1936″, dice perplejo. “Durante estos 45 años de democracia, ¿Qué han hecho los libros de historia? O no han hablado nada o han mentido”.
Y precisamente, esta “ignorancia colectiva” es uno de los temas centrales que el aclamado cineasta aborda en Madres paralelas. “Para mí, uno de los principales fines por los que se hace una película y se cuenta una historia es para que el público se entretenga. Pero, en esta película, también es importante que una generación como la de Milena [Smit], y más jóvenes incluso que ella, se enfrenten a una realidad que desconocían. Sobre todo en un momento como el actual, en el que surgen voces que intentan falsificar nuestra historia. La ultraderecha española está intentando cambiar la historia del franquismo y yo, humildemente desde mi lugar de cineasta, trato de llevarles la contra”, dijo el propio Almodóvar en una mesa redonda con medios latinoamericanos de la que fue parte LA NACION.
En su testimonio, el director hace alusión a una de las escenas más candentes de la película: una acalorada discusión sobre el pasado histórico de España entre Janis y Ana (Milena Smit), la coprotagonista de la historia, una joven madre soltera que conoce al personaje de Penélope Cruz en el hospital en el que ambas mujeres dan a luz, y con la que luego de una serie de trágicos acontecimientos que dan vuelcos inesperados a la trama, termina estableciendo un complicado vínculo amoroso.
El altercado entre las protagonistas surge luego de un reencuentro entre Janis y Arturo. La relación entre ambos personajes terminó hace años —por más de que comparten una hija—, pero Arturo la vuelve a contactar en su carácter de antropólogo forense para comunicarle la buena noticia de que han aprobado la exhumación de la fosa de su bisabuelo. Ana, que estaba al tanto del pasado amoroso entre ambos, la enfrenta en un ataque de celos. “Estás obsesionada con la fosa. Hay que mirar al futuro. Lo otro solo sirve para abrir viejas heridas”.
Y a continuación, Janis hace el célebre monólogo que ha sido reproducido en los Oscars cuando pasan los extractos de cada actriz nominada. “Ya es hora de que te enteres en qué país vives. Parece que nadie te ha explicado la verdad sobre nuestro país. Hay más de 100.000 desaparecidos, enterrados por ahí, en cunetas y cerca de cementerios. A sus nietos y bisnietos les gustaría poder desenterrar los restos de sus familiares para poder darles una sepultura digna porque se lo prometieron a sus madres y sus abuelas. Y hasta que no hagamos eso la guerra no habrá terminado. Tú eres demasiado joven, pero ya es hora de que sepas dónde estaba tu padre y su familia durante esa guerra. Te hará bien saberlo para decidir dónde quieres estar tú”.
“Basado en hechos reales” es una serie de notas que describe el contexto histórico detrás de ficciones internacionales. En este link podrás acceder a todos los artículos.
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