El dólar no para de caer en Uruguay: por qué el peso es la moneda más fuerte de la región en 2022
La moneda norteamericana retrocedió hasta un 12,4% en lo que va del año; la situación cambiaria preocupa por la competitividad a algunos sectores, como al turismo, a raíz de las diferencias con la Argentina
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MONTEVIDEO.- La caída del precio del dólar de las últimas semanas en Uruguay -ya apenas sobre los 39 pesos uruguayos- preocupa a ciertos sectores. Sobre todo a los exportadores, que ven perder competitividad en algunos mercados.
El turismo es uno de los sectores que sufre la baja del dólar, con un rubro hotelero que todavía no termina de recuperarse de los tiempos duros de la pandemia y donde la diferencia cambiaria con la Argentina pesa.
Según el índice de Bloomberg, el peso uruguayo se apreció de forma consistente este año, al punto que superó al real como la moneda de mejor desempeño en América del Sur. El dólar retrocedió hasta un 12,4% en lo que va de 2022, tras haber empezado el año en 44,61 pesos uruguayos y estar ahora apenas por encima de los 39 pesos uruguayos (el martes cerró 39,074).
En esta oportunidad, los precios internacionales de alimentos, por ejemplo de la soja, la carne, los lácteos y otros commodities, han subido tan notoriamente (debido al impacto de la guerra en Ucrania), que muchos exportadores han compensado la disminución de los márgenes por la caída del dólar, con los altos precios de los productos.
“En términos generales, la agroindustria tiene un comportamiento de precios de exportación mucho más favorable que el resto de los sectores industriales, como ser, químicos, autopartes, farmacéutica, vehículos, cueros (a pesar de estar en el sector agroindustrial), plásticos. Estos son los que sufren más la baja del tipo de cambio”, dijo a El País Sebastián Pérez, asesor económico de la Cámara de Industrias (CIU).
Pérez graficó el problema: “Es que el sol no sale para todos. Hay sectores que en este momento tienen precios internacionales buenos, y otros no”.
María Laura Rodríguez, responsable de la asesoría económica, comunicación y medio ambiente de la Unión de Exportadores reconoce que el sector agrondustrial se ha visto favorecido por el alza de los precios internacionales, pero pone su foco en que también recibe impacto negativo por la compra de insumos, como los fertilizantes, encarecidos últimamente.
Rodríguez fue categórica al afirmar que “en realidad, la caída del dólar no favorece a la industria, la preocupación es de todos”.
El economista Agustín Iturralde, director del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), matizó el tema diferente: “Es tan bueno el momento de los precios, que los exportadores agroindustriales no tienen problemas. Estamos batiendo récords de exportación, eso es innegable. En el caso del arroz, se suma que tuvimos una cosecha históricamente muy buena”.
Sin espalda
Las empresas pequeñas, con productos sin variación de precios significativos y con muchos costos en pesos, son las que están más expuestas a la situación cambiaria.
Rodríguez advirtió: “Hay que tener cuidado porque existen empresas en el país que no tienen espalda para aguantar una caída del dólar tan importante y persistente. Como asociación, estamos alertando: esto perjudica a muchos exportadores. No sería la primera vez que sucede, y luego nos lamentamos”.
Beneficiados
El comercio importador se ve favorecido en la medida en que compra sus productos a un dólar más bajo. Sin embargo, esto es relativo porque los costos nacionales, medidos en dólares, se encarecen. Esto es, el pago de la energía eléctrica, la mano de obra (sobre todo si es intensiva), los impuestos y los fletes, entre otros servicios.
Saliendo del tema de las industrias y poniendo la mira en el consumidor uruguayo con ingresos en pesos, a él se le abre una oportunidad mayor para consumir bienes en dólares en esta coyuntura.
“Un dólar bajo incentiva el consumo de bienes importados, y ni qué hablar que ayuda a quienes tienen deudas en dólares y cobran en pesos”, observó Iturralde.
A su entender, la baja del dólar es un mecanismo automático de la economía para “llevar un poco de bienestar del sector exportador a los sectores asalariados uruguayos, que pueden acceder así a algún electrodoméstico, cambiar el auto, hacer un viaje”.
Asimismo, la caída del dólar da una mano para mitigar ciertos precios al consumo en un contexto inflacionario.
“Los precios de los alimentos y la energía en el mercado local serían aún más altos si sufrieran el alza del valor del dólar”, afirmó Iturralde.
Política económica
¿Por qué se da esta situación? “La política monetaria de Uruguay todavía es débil. Hay que buscar la razón de la baja del dólar en los altos precios de los commodities y en el buen momento del sector exportador, y no en la política monetaria que, además, juega en el mismo sentido de fortalecer el peso o bajar el dólar”, responde Iturralde.
Agrega que este fenómeno no ocurre solo en Uruguay, sino en los países de economías emergentes que son exportadores de materias primas, o commodities que están subiendo sus precios fuertemente. “Todos esos países han tenido apreciación de su moneda. La regla en América del Sur, desde el arranque del año, ha ido más hacia la apreciación de las monedas locales. Quizás en Uruguay, con un poco de más fuerza”, reafirmó.
“No es que el dólar esté bajando, sino que está subiendo el peso uruguayo”, agregó.
Por su parte, Pérez explicó: “La volatilidad del tipo de cambio en Uruguay, viene dada o es propia de la estructura productiva que tenemos, muy dedicada a lo primario y a lo agroindustrial, que al tener precios de exportación tan volátiles genera que el tipo de cambio también sea volátil”.
Se puede afirmar que, al aumentar la demanda internacional de los productos y venderse más, entran más dólares en la economía nacional, y el precio de la divisa baja, por la relación oferta-demanda. Lo mismo sucede a la inversa.
Las distorsiones en los sectores afectados se podrían atenuar con medidas fiscales dirigidas específicamente a éstos, o con flexibilidades para adecuar los costos a la realidad que implica la variación cambiaria, entre otras medidas. Y es lo que esperan algunos actores.
Según Iturralde, una economía “pequeña y abierta” como Uruguay, necesita un tipo de cambio flotante. “Lo que se puede hacer desde el Banco Central (BCU) es reducir alguna volatilidad. Lo más polémico es que, en la lucha contra la inflación, el aumento de las tasas que busca contener la inflación, no profundiza la caída del dólar. Pero es poco el efecto de la política monetaria del BCU en ese sentido para llegar al valor del dólar”, opinó Iturralde.
Y acotó: “Estoy alineado con el BCU que da señales claras que quiere ir a una inflación mucho más baja y estable, eso puede tener un costo en la actividad, pero a largo plazo es mayor lo que el país puede ganar”.
Proyecciones
Existe bastante consenso entre los analistas en que es esperable cierta estabilidad del dólar en los próximos meses, quizás con una cotización de 42 pesos uruguayos sobre el cierre del año, según la media de la Encuesta de Expectativas Económicas divulgada este martes por el BCU.
Otro escenario, menos probable, es que el aumento de las tasas de interés en la búsqueda por controlar la inflación, genere captación de capitales, lo que también depreciaría el valor del dólar. O podría ocurrir algún aumento del ahorro en pesos, que también pueda hacer bajar el precio del dólar.
Fabiana Culshaw
El País/GDA
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