El dilema de la ultraderecha en Chile: apoyo a la línea dura de Kast o un giro más moderado
Los analistas estiman que si el candidato pasa al ballottage deberá acercarse a un electorado más amplio, con el riesgo de perder sus banderas y votantes
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SANTIAGO, Chile.– Ni en el más optimista de sus cálculos José Antonio Kast se imaginó un escenario tan positivo para sus aspiraciones dos días antes de las elecciones presidenciales chilenas. El candidato de la derecha dura llega como uno de los favoritos a uno de los comicios más indescifrables de las últimas décadas, empujado por un discurso conservador y con premisas que han tenido eco en otros lugares del mundo: orden público, neoliberalismo y un Estado lo más pequeño posible.
“Este domingo Chile enfrenta una nueva elección presidencial, pero no es cualquier elección, es la más importante de las últimas décadas. Frente a frente, dos modelos de país: uno, el nuestro, que defiende la libertad y la justicia; otro, el del Partido Comunista que lidera Gabriel Boric que es nuestro pasaje seguro al caos, al hambre y la violencia”, dijo Kast en el discurso que realizó la noche del jueves en el cierre de su campaña que celebró en el Parque Araucano, uno de los sectores acomodados de la capital, y donde emplazó de manera continua a su principal rival en la contienda electoral.
“Chile necesita paz, Chile necesita orden, Chile necesita volver a progresar en libertad. Este domingo, los invito a atreverse conmigo. Atreverse a comenzar a recorrer un camino que no será fácil, donde nos encontraremos con mucha resistencia y tendremos que tomar decisiones difíciles”, añadió.
El líder del Frente Social Cristiano debió sortear una semana complicada tras su performance en el último debate presidencial. En su peor presentación en este tipo de formatos, Kast se vio dubitativo, olvidó cifras económicas y algunos segmentos de su propio programa, y hasta se enfrascó en un áspero diálogo con una de las periodistas que lo interrogó; de hecho, le preguntó si estaba casada, lo que generó amplios comentarios en las redes sociales.
Luego de ese impasse, desde su propio sector han intentado dejar en el pasado el episodio y se ha enfatizado en el fulgurante despegue del candidato, que en 2016 renunció a la Unión Demócrata Independiente (UDI)) para forma un referente de derecha aún más dura y que hoy se conoce como Partido Republicano.
Bajo esa estructura, Kast sumó casi 8 puntos en las elecciones presidenciales de 2017 y situó su nombre en la órbita de los candidatos. Si en octubre de 2018 el abogado de 55 años marcaba 8 puntos en la encuesta Criteria, hoy ese mismo sondeo lo muestra con un 25% en la intención de voto y con opciones claras de de llegar a segunda vuelta.
“Cuando José Antonio Kast abandona la UDI, para los partidos tradicionales de derecha significó la fuga de una sensibilidad de valores más conservadores y reaccionarios, que eran difíciles que pudieran sintonizar de forma masiva con las transformaciones culturales que el país experimentaba. La idea de una derecha popular, liberal y más relajada, que creciera hacia el centro, que otorgara prosperidad a la clase media y eficiencia al Estado, fue levantándose con el proyecto de Sebastián Piñera y Joaquín Lavín, y dejó de identificar a ese otro grupo”, dijo Claudio Elórtegui, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y quien también apuntó a que el nuevo contexto de país.
“Con el desplome en la influencia de la centro derecha chilena, la dura derrota en la elección de los constituyentes, el contexto pandémico y la escasa gobernabilidad de Piñera en su último período, el mensaje más extremo de Kast se hace visible y le entrega voz a un sector que no esconde su herencia pinochetista, y que además vehiculiza y representa una suerte de única vía para detener lo que denominan como una izquierda radical”, dijo Elórtegui.
Búsqueda de apoyos
Ante la posibilidad concreta de que Kast llegue a un ballotage y más allá que en las encuestas previas irrumpa como ganador en un potencial posible duelo con Gabriel Boric, en el arco político chileno hay consenso que si Kast no abandona su trinchera, es complejo que consiga su objetivo. Esto se refleja en si irá en búsqueda del voto de los indecisos, o de los propios votantes de derecha que no comulgan con su posición frente a temas que incluyen valores como el matrimonio homosexual o el aborto.
“En el caso que Kast pasara al ballottage claramente tendría que conversar con otro electorado, un sector más moderado que signifique ampliar su base de apoyo, aunque también eso dependerá en cómo quede distribuido el parlamento. Tendría que hablar con la gente que votó a Sichel, a Yasna Provoste o a Franco Parisi, y ahí la verdad es que todo está muy frágil”, dijo Priscila González, analista política y docente de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins.
Los últimos días el candidato ha insistido en sus intervenciones en conceptos como “gobernabilidad” y “progreso”, de la mano de algunas definiciones económicas y por las que también ha recibido cuestionamientos de connotados economistas de la plaza.
“Proponer bajar impuestos y financiarlo con 20.000 despidos del sector público es un simplismo que apela al mundo populista”, dijo el economista de la Universidad de Chile y vicepresidente de la Comisión Nacional de Productividad, Joseph Ramos, en el sitio El Mostrador.
Con todo, y si Kast consiguiera llegar al ballottage, es bastante probable que continúe suavizando su discurso.
“Ese voto moderado está expresando una fuerte inseguridad por el futuro y puede ver en Kast un proyecto que, supuestamente, controle la migración, el narcotráfico o la delincuencia como escenario para un mejor desarrollo económico y seguridad ciudadana. Sin embargo, este sector también experimenta inquietud por lo que puede ser la intolerancia hacia las minorías, género y movimientos sociales, pues aprecia las libertades sociales y políticas”, analizó Elórtegui.
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