El dilema de Irán en plena escalada: proteger a sus fuerzas delegadas o adoptar un cambio en su estrategia nuclear
El régimen de los ayatollahs no quiere verse involucrado en una guerra regional en defensa de sus milicias aliadas, pero el gobierno israelí presiona sobre Teherán
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BERLÍN.- Para Irán y su nuevo presidente, la guerra de Israel contra Hezbollah en el sur del Líbano es un nuevo bochorno que le mete presión al gobierno de Teherán para que salga a defender a uno de sus “grupos delegados” más importantes y tome represalias contra los israelíes.
Hasta ahora, Irán viene esquivando las provocaciones de Israel para arrastrarlo a una guerra regional más amplia, algo que su líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, claramente quiere evitar. De hecho, el presidente iraní, Masud Pezeshkian, fue a la ONU con la esperanza de presentarle al mundo una cara más moderada y de reunirse con diplomáticos europeos para reanudar conversaciones sobre el programa nuclear de Irán para lograr una flexibilización de las sanciones económicas, algo vital para relanzar la paralizada economía del país.
Durante su paso de esta semana por Nueva York, Pezeshkian fue muy directo: dijo que Israel busca arrastrar a su país a una guerra más amplia. “Es Israel el que está buscando desatar una guerra total”, acusó el mandatario iraní. “Nos están arrastrando a un punto al que no queremos llegar”.
Tras una serie de humillaciones que llegaron a su clímax con la intensificación de los ataques de Israel contra Hezbollah, claramente Irán enfrenta varios dilemas.
Por un lado, Irán quiere volver a la estrategia de disuasión con Israel, y al mismo tiempo evitar una guerra a gran escala que podría involucrar a Estados Unidos y terminar destruyendo a la república islámica en su propio territorio. Quiere proteger a las fuerzas delegadas –Hezbollah, Hamas y los hutíes de Yemen– que le proporcionan lo que Irán llama “defensa de avanzada”, pero sin ir a la guerra en nombre de esos grupos.
También quiere lograr el levantamiento de algunas de las sanciones económicas punitivas en su contra mediante la reanudación de las negociaciones nucleares con Occidente, y al mismo tiempo preservar sus estrechas relaciones militares y comerciales con Rusia y China, los principales enemigos de Washington.
“Los puntos esenciales para Irán siguen siendo los mismos”, apunta Ali Vaez, director del Proyecto Irán del International Crisis Group. “Irán no quiere involucrarse en absoluto en una guerra regional extendida”, dice Vaez, y agrega que probablemente por eso hasta ahora Irán no tomó represalias por el asesinato del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, cuando se encontraba de visita en Irán para asistir a la toma de posesión de Pezeshkian.
Desde el derrocamiento del sha Reza Pahlevi en 1979 y la instauración de la república islámica, Irán se propuso extender su influencia por toda la región y destruir a Israel. Para eso desarrolló una red de fuerzas delegadas a las que financia, arma y apoya, pero a las que no controla del todo: Hamas y la Jihad Islámica Palestina en la Franja de Gaza y Cisjordania, los hutíes en Yemen, los musulmanes chiitas en Irak y los alauitas en Siria, y Hezbollah en el sur del Líbano, que según se cree cuenta con más de 150.000 misiles y cohetes con alcance suficiente para hacer impacto en cualquier parte del territorio israelí.
El ataque de Hamas a Israel de hace casi un año expuso el rol de Irán en el centro de la escena. Y los israelíes aprovecharon esa oportunidad para destruir o debilitar a dos de esas fuerzas delegadas de los iraníes: a Hamas en su frontera sur, y en su frontera norte a Hezbollah, que en apoyo de Hamas viene lanzando cohetes contra Israel y ya ha expulsado de sus hogares a miles de israelíes. Al mismo tiempo, Israel viene librando una guerra más secreta contra Irán, como el asesinato de oficiales de alto rango en un ataque con misiles contra el consulado iraní en Damasco, Siria, en abril. Desde entonces, Israel e Irán intercambian ataques en el territorio del otro y luego retroceden.
“Israel está tratando de provocar a Hezbollah para que lance un ataque que desataría una guerra total, y con eso el gobierno de Tel Aviv se sentiría habilitado para llevar los combates a la que considera su verdadera amenaza estratégica, el territorio del propio Irán”, señala Suzanne Maloney, experta en Irán y directora del programa de política exterior de la Brookings Institution.
Disuasión
Hezbollah “tampoco está dispuesto a involucrarse en un conflicto que probablemente conduzca a su propia destrucción”, apunta Maloney. Para Irán, “Hezbollah es su gran herramienta de disuasión: por su capacidad bélica y su proximidad con Israel, son la primera línea de defensa de la república islámica, y si la agrupación es destruida, los iraníes quedan mucho más vulnerables”.
Esos “grupos delegados” en otros países son la avanzada de la defensa de Irán para proteger su territorio nacional. Pero se supone que esas fuerzas deben luchar por Irán, y no al revés, explica Vaez. “La idea de Irán nunca fue tener que salir en defensa de esos grupos”.
En el breve discurso que pronunció el martes ante las Naciones Unidas, Pezeshkian acusó de barbarie a Israel y se refirió a las fuerzas delegadas de Irán como luchadores por la libertad. Pero también habló de “una nueva era” y prometió desempeñar “un papel constructivo”. El mandatario agregó que su país está dispuesto a reanudar conversaciones con Occidente sobre la cuestión nuclear.
Pezeshkian es considerado un moderado dentro del sistema político iraní y su victoria en las elecciones presidenciales de este año es vista como una señal de que Khamenei quiere reducir las tensiones internas que estallaron en 2022 y que se exacerbaron durante el mandato del duro Ebrahim Raisi, que era visto como posible sucesor del líder supremo hasta su muerte en un accidente de helicóptero.
Flanqueado por negociadores experimentados y bien conocidos en Occidente, en la ONU Pezeshkian está tratando de mostrar que su gobierno es moderado, pragmático y que está abierto a la negociación diplomática. Pero el momento no es oportuno: en Estados Unidos hay elecciones el 5 de noviembre y esta podría ser una última oportunidad de lograr un acercamiento.
Si las fuerzas delegadas de Irán son muy castigadas militarmente y las nuevas negociaciones sobre la cuestión nuclear no llevan a ninguna parte, dentro de Irán hay voces fuertes que reclaman reconvertir el programa nuclear de Irán para fabricar armas y lograr la disuasión de esa manera. Irán también podría optar por profundizar sus relaciones con Moscú con la esperanza de obtener su avanzado sistema de defensa aérea S-400, ya que sus sistemas actuales han demostrado ser vulnerables al ataque de Israel.
“Irán está en una encrucijada”, dice Vaez. “Por un lado, está evaluando si existe un camino diplomático para hablar de la cuestión nuclear. Al mismo tiempo, si permite que Israel debilite significativamente a Hezbollah, Irán se sentirá menos seguro y podría cambiar su estrategia nuclear”.
Steven Erlanger
Traducción de Jaime Arrambide
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