El día de récord de muertes por coronavirus en Brasil, Jair Bolsonaro se burló de las restricciones: “Ahora soy genocida”
El presidente de derecha aseguró que las medidas no son buenas y dijo que los que se quedan en casa, la gente engorda
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SAN PABLO.- La pandemia de coronavirus lleva ya más de un año, millones de contagiados en el mundo, estragos económicos y sin embargo Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, el segundo país más golpeado por el brote, insiste en su postura primera, en no dar tanta entidad a la crisis sanitaria, y ayer, justo el día en que la nación superó su anterior récord de muertes, volvió a minimizar las medidas para contener los positivos.
El mandatario de derecha habló anoche desde la puerta de la casa de gobierno, criticó las medidas para restringir la circulación, enumeró como consecuencias de “quedarse en casa” la depresión, el aumento de peso y la hipertensión, y dijo: “Cuando tienes un chico en casa, ¿qué hacés? Dudo que no hayan ganado peso. Lo dudo. Incluso a mí me creció un poco la barriga”.
Incluso con risas, en declaraciones a un grupo de seguidores en el Palacio de la Alvorada, no mencionó las más de 4000 muertes por Covid-19 registradas en las últimas 24 horas, se burló de sus opositores e insistió en que los alcaldes y gobernadores que decretan medidas de confinamiento están equivocados. “Así todo va a empeorar”, afirmó.
“La gente está perdiendo sus trabajos, ningún sindicato dice nada al respecto”, agregó el presidente brasileño y tras ello una mujer le preguntó por las muertes reportadas por coronavirus pero él hizo caso omiso y siguió hablando, sin reparar en ello.
Al referirse a las críticas que recibe tanto de aquellos que no lo apoyan como de la oposición, indicó: “Primero la gente decía homofóbico, racista, fascista, torturador… Ahora... ¿Ahora qué es? Ahora soy… Eso que mata a mucha gente, ¿cómo se llama? Genocida. Ahora soy genocida”. dijo sonriendo. “¿De qué no soy culpable aquí en Brasil?”, se preguntó irónico de acuerdo con lo publicado por el diario Folha.
Por último, Bolsonaro atacó a la prensa y afirmó: “Puedo resolver el problema del virus en unos minutos. Solo debo pagar lo que los gobiernos solían pagar en el pasado a O Globo, a Folha, a Estado de S. Paulo. Pero hoy este dinero no es para la prensa, es para otras cosas”.
Récord
Brasil registró ayer por primera vez más de 4000 muertos de Covid-19 en 24 horas. El país, de 212 millones de habitantes, contabilizó 4195 fallecidos y alcanzó en total la cifra de 336.947 decesos desde febrero de 2020. Además se contabilizaron 86.979 nuevos contagios, que llevaron la suma a 13,1 millones, según los datos del Ministerio de Salud.
En este contexto los especialistas afirman que en las próximas semanas la nación podría atravesar un escenario más sombrío, con hospitales desbordados, una vacunación que avanza a paso lento y un gobierno que rechaza la aplicación de una cuarentena, argumentando que perjudica la economía.
Sin embargo Miguel Lago, director ejecutivo del Instituto de Estudios para Políticas de Salud (el cual asesora a los funcionarios de salud pública), dijo que reanudar las actividades económicas es un error que teme elevará aún más las cifras de muertos, aunque cree que es poco probable que se revierta la reapertura. “El hecho es que la narrativa del presidente Jair Bolsonaro en contra del confinamiento ha ganado”, comentó. “Los alcaldes y gobernadores tienen prohibido políticamente endurecer las medidas de distanciamiento social porque saben que los simpatizantes del presidente, incluidos líderes empresariales, las sabotearán”.
Hasta la fecha, 20 millones de personas (9,8% de la población) recibieron la primera dosis de la vacuna y 5,8 millones (2,7% de la población), la segunda.
La suba de muertes, aparte de preocupación, genera escenas duras en ciudades como San Pablo, la más rica y poblada del país, donde fueron habilitados ómnibus escolares para cargar cuerpos y se realizan entierros nocturnos para atender la demanda.
Brasil inició el año con escenas de horror en el estado Amazonas (norte), con hospitales colapsados y el fallecimiento de decenas de personas por falta de oxígeno. Con una tasa de mortalidad de 292 por 100.000 habitantes, especialistas sostuvieron que la aparición en el estado de una nueva variante, llamada P1, favoreció la rápida propagación del virus.
Agencias AFP y AP
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