El deterioro amenaza las obras que Odebrecht dejó inconclusas en Venezuela
La mayoría de los 23 proyectos abandonados tienen sobreprecios; hubo falta de pago del gobierno
CAICARA DEL ORINOCO, Venezuela.- En la calurosa y húmeda ciudad de Caicara del Orinoco, en pleno corazón de Venezuela, una veintena de pilotes clavados sobre el río acumulan moho, polvo y óxido. Allí, en el lugar donde hace seis años la empresa brasileña Odebrecht debió inaugurar el puente más largo del país, apenas un puñado de obreros trabajan para mantener las máquinas y combatir el deterioro que se acumula tras un año de paralización de la obra.
La construcción, que uniría las ciudades de Caicara y Cabruta a través de un viaducto de más de 11 kilómetros sobre el río Orinoco, no es la única de Odebrecht que yace en el olvido en Venezuela.
Según documentos, entrevistas con trabajadores y visitas a los campamentos de la firma brasileña en el país, la mayoría de las 23 obras truncas de Odebrecht tienen sobreprecios y, luego de más de dos años de paralización, algunas tendrían que rehacerse.
"Todas las obras del Estado están paralizadas, no sólo las de Odebrecht", dijo Wilmer Nolasco, presidente del mayor sindicato de la construcción del país, Sutic, preocupado por los obreros que se quedaron sin trabajo tras la huida de la gigante brasileña, que, según sus cálculos, son unos 200.000.
En su oficina de Caracas, adornada con una escultura del fallecido presidente Hugo Chávez, Nolasco dijo que algunas de las obras se detuvieron incluso antes de que estallara el escándalo de Odebrecht, que aceptó haber pagado millones de dólares en sobornos para ganar licitaciones en América latina, entre otros países en la Argentina.
"Están paralizadas por falta de pago. El Estado no le abonó" a Odebrecht, explicó el abogado, de 52 años, cuyo poderoso gremio controla varios proyectos de la empresa constructora más grande de América latina.
Entre las obras paralizadas, 11 de ellas de gran envergadura, figuran dos enormes puentes, líneas del subte, un tren que uniría las ciudades dormitorio de Guarenas y Guatire con Caracas, metrocables, un proyecto agrario, la modernización del principal aeropuerto del país y una central hidroeléctrica.
Ni los representantes de Odebrecht en Venezuela y en Brasil ni los voceros del Ministerio de Obras Públicas y el de Comunicaciones, en Caracas, respondieron a las consultas periodísticas.
A pesar de que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo que su administración terminaría las obras, hasta el momento ninguno de los proyectos se reactivó. Como consecuencia, algunas de las obras tendrán que rehacerse parcialmente, porque sus cimientos se oxidaron o inundaron.
"Eso prácticamente se perdió", dijo un operario, al señalar una pila de materiales para la construcción de la línea 2 del subte de Los Teques, cerca de Caracas, que ya acumula seis años de retraso y donde apenas unos 20 trabajadores recorren sus túneles para drenar el agua que amenaza con anegarlos.
Odebrecht no se fue de Venezuela, pero sus obras están allí inconclusas, tomadas por el servicio de inteligencia o la Guardia Nacional, y el logo de la empresa borrado.
Un reguero de obras
- Paralización: La mayoría de las 23 obras que Odebrecht dejó sin terminar en Venezuela tienen sobreprecios y, luego de dos años de paralización, algunas tendrían que rehacerse por completo debido al deterioro
- Proyectos: Las obras de la empresa brasileña incluyen un puente de 11 kilómetros (el más largo del país); líneas de subte; un tren que uniría las ciudades de Guarenas y Guatire con Caracas; un proyecto agrario; la modernización del principal aeropuerto de Venezuela, y la construcción de una central hidroeléctrica
Otras noticias de Crisis en Venezuela
- 1
Mi Burrito Sabanero: la historia del niño venezolano que popularizó el villancico y no recibió “ni un bolívar partido por la mitad”
- 2
Vladimir Putin anticipó que habrá “más destrucción” en Ucrania tras los ataques contra Rusia
- 3
Un ómnibus chocó con un camión y se prendió fuego: 32 muertos
- 4
Cómo el caso Pelicot relanzó debates jurídicos y sociales y qué podría cambiar tras la sentencia en Francia