El deshielo transforma al Ártico en campo de batalla de las potencias
Con las aguas abiertas, Estados Unidos, Rusia y ahora China buscan parte de sus riquezas
UNALASKA, Alaska.- En agosto, cuando los helicópteros del ejército norteamericano empezaron a volar sobre esta ciudad pesquera para internarse en el páramo circundante, hasta el alcalde se sorprendió.
De pronto, todo era un ir y venir de soldados, que a veces se alojaban en el principal hotel de la ciudad, frente a un bar llamado Norwegian Rat Saloon. El alcalde de Unalaska, Frank Kelty, dice que se comunicó con los militares para averiguar qué estaba pasando, pero le informaron poco y nada.
"Están todos estos helicópteros y nadie nos dice nada, ni qué hacen ni adónde se dirigen", comenta Kelly mientras conduce junto al aeropuerto de esta remota isla aleutiana y señala un Boeing CH-47 Chinook descansando cerca de la pista.
La misteriosa operación era parte de un paulatino avance del ejército de Estados Unidos sobre el Ártico, como un intento por lidiar con los efectos del derretimiento de los hielos polares y con la creciente presencia e interés de China y Rusia por esa región. Es un plan gradual que incluye aumentar la flota de cazas apostados en Alaska, profundizar la cooperación con fuerzas militares de los países nórdicos, incrementar el entrenamiento en frío extremo y diseñar un nuevo tipo de rompehielos para la Guardia Costera, pero que también pueda estar dotada de armamento.
La idea podría cobrar nuevas dimensiones hacia fines de este año: tanto el ejército como la Guardia Costera están elaborando nuevas estrategias para el Ártico, a la luz del rápido cambio de circunstancias que advierten los altos mandos militares norteamericanos.
En octubre, el portaaviones USS Harry S. Truman navegó más allá del Círculo Polar Ártico: desde la época de la Guerra Fría, ninguna nave de ese tipo se había aventurado tan al norte. El grupo de avanzada, compuesto de miles de soldados, realizó maniobras en frío extremo en el Mar de Noruega, zona donde operan submarinos rusos.
Las recientes mejoras incluyen nuevos sensores en varias de las Islas Aleutianas para la red de radares conocida como Sistema de Alerta del Norte, que se instaló inicialmente durante la Guerra Fría para vigilar el ingreso de aviones y misiles balísticos. Así nació la operación que involucra la presencia de helicópteros militares en el puerto de Unalaska.
Leah Garton, vocera castrense, dice que la misión permitió que los helicópteros practicaran la navegación sobre mar abierto y aterrizaje en zonas montañosas.
Esta nueva estrategia conjunta de la Guardia Costera y el ejército se suma a la estrategia de defensa nacional anunciada en enero, que puso como prioridad contrarrestar el avance de Rusia y China, dos naciones que a medida que se derriten los hielos empezaron a mostrar gran interés por los recursos árticos, desde depósitos de combustibles fósiles y diamantes hasta metales como níquel y platino.
Rusia tiene más de 40 rompehielos -la milicia norteamericana tiene apenas dos- y ha redoblado la presencia de tropas en la región. China, por su parte, está construyendo su tercer rompehielos y este año presentó un reclamo de ser considerada "Estado cuasi-Ártico", para involucrarse aún más en el debate sobre políticas para la región.
"Obviamente seguimos muy de cerca el avance de los rusos y de los chinos", dice la vicealmirante Linda Fagan, a cargo de supervisar las operaciones de la Guardia Costera en el Ártico y el Pacífico. "De su lado del Ártico, y a lo largo de la Ruta Marítima del Norte, Rusia está invirtiendo fuertemente en infraestructura comercial y militar", señala Fagan.
Gregory Tlapa, capitán de la Guardia Costera y comandante del único rompehielos norteamericano que viajará por el Ártico este año, dice que las vías marítimas más gélidas, como el Estrecho de Bering, todavía no están tan congestionadas de barcos. Las aguas se están calentando, dice Tlapa, "pero un poco más cálido de todos modos implica que está mayormente congelado".
El Pentágono ya empezó a expandir su presencia en otras partes del Ártico, a través de maniobras conjuntas con naciones aliadas. Los cuerpos de marines destacados en Europa están profundizando sus relaciones con Noruega, Finlandia y Suecia, entrenando a unidades de soldados rasos bajo la sombra de Rusia. En junio, el gobierno noruego pidió a Estados Unidos que incremente la presencia de marines de 330 a 700 efectivos.
Rusia le hizo una advertencia a Noruega sobre las "consecuencias" que tendría esa decisión, y los funcionarios norteamericanos y noruegos recalcaron que el acuerdo apunta a profundizar la asociación de ambos países en materia de seguridad y capacitarse en los campos de entrenamiento que hay en el Ártico, y no a disuadir una posible agresión rusa.
Traducción de Jaime Arrambide