El derecho al aborto vuelve a estar en juego en un EE.UU. en plena guerra cultural
El máximo tribunal debe decidir si sostiene o revoca el fallo Roe vs. Wade que le garantizó a las mujeres el derecho a la interrupción del embarazo en todo el país
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WASHINGTON.- Mississippi es el estado más pobre de Estados Unidos y uno de los más conservadores, tiene la menor expectativa de vida del país, y solo una clínica de abortos. Esa clínica, Jackson Women’s Health Organization, está en Jackson, la capital estatal. Atiende a unas 300 mujeres al mes, y en los últimos meses empezó a abrir sus puertas cinco días a la semana en vez de tres, y a recibir más llamados de mujeres de Texas, que hace poco comenzó a aplicar la ley más restrictiva del país contra el aborto. Como la sede del Poder Ejecutivo argentino, se la conoce como “la Casa Rosada” por el color exterior de sus paredes.
Ignota para el resto del país hasta este año, Jackson Women’s quedó en el centro de la renovada batalla cultural que atraviesa Estados Unidos por el derecho de las mujeres a interrumpir un embarazo. Mississippi es uno de los estados que más esfuerzos ha hecho por restringir el acceso al aborto. En 2018, la Legislatura estatal prohibió la mayoría de los abortos luego de las 15 semanas de gestación, antes del límite que marca la jurisprudencia. Por esa ley, Jackson Women’s presentó una demanda que llegó hasta la Corte Suprema, y cuya definición puede marcar un nuevo quiebre histórico.
La Corte Suprema de Estados Unidos escucha este miércoles los argumentos en la demanda que debe determinar la constitucionalidad de esa ley de Mississippi. La demanda capturó la atención nacional porque puede llevar a la revocación del fallo Roe vs. Wade, tal como se conoce popularmente a la sentencia del máximo tribunal de 1973 que garantizó el acceso al aborto para las mujeres en todo el país.
Por primera vez en décadas, los conservadores tienen una oportunidad real para dar vuelta la jurisprudencia gracias a la nueva composición del máximo tribunal. La Corte perdió el equilibrio ideológico durante la presidencia de Donald Trump, quien nombró a tres magistrados conservadores. La última jueza que se sumó al tribunal fue Amy Coney Barrett, quien ocupó la silla que dejó vacante Ruth Bader Ginsburg, ícono cultural y la jueza más influyente del ala progresista del tribunal, quien murió el año último antes de la elección presidencial. La Corte quedó compuesta por seis jueces conservadores y tres progresistas.
Luego de los argumentos orales de las partes, y ante las preguntas que realizaron los magistrados, varios medios interpretaron que la Corte Suprema parecía inclinarse a favor de sostener la ley de Mississippi e imprimir un cambio importante en su jurisprudencia sobre el aborto luego de casi dos horas de audiencia.
Qué dice la ley
La ley de Mississippi prohíbe los abortos si se determina que “la edad gestacional probable del feto humano” es superior a las 15 semanas, con pequeñas excepciones para emergencias médicas o “una anomalía fetal grave”. El entonces gobernador republicano, Phil Bryant, dijo la ley reflejaba los esfuerzos del estado por ser “el lugar más seguro en Estados Unidos para un feto”.
La gran mayoría de los abortos –el 93 por ciento en 2019, según los últimos datos disponibles de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades– ocurrieron en el primer trimestre, es decir, a las 13 semanas de gestación o antes.
El máximo tribunal puede decidir mantener el precedente actual, o ratificar la constitucionalidad de la ley de Mississippi, eliminando, de facto, el actual criterio de viabilidad establecido por la jurisprudencia, o puede anular por completo la sentencia Roe vs. Wade.
La Corte ha indicado en un fallo previo que el derecho de una mujer a terminar un embarazo antes de la viabilidad del feto –en general, se considera que un feto tiene posibilidades de sobrevivir luego de las 24 semanas de gestación– es “un estado de derecho y un componente de la libertad al que no podemos renunciar”. Los defensores del aborto ven ese precedente en peligro, y temen que un fallo en contra “echaría por tierra medio siglo de precedentes e invitaría a los estados a prohibir el aborto por completo”.
El aborto se ha convertido en el tema más importante en manos de la Corte este año. Además de la demanda de Mississippi, la Corte Suprema tiene en sus manos dos demandas en contra de una ley de Texas, una de las más duras del país. Desde que esa ley fue promulgada, cualquier ciudadano de Texas puede denunciar a un médico o a cualquier persona que haya realizado o colaborado en un aborto si se realizó después de que se detectó un “latido fetal”, un límite que, en los hechos, implica prohibir la interrupción de un embarazo luego de seis semanas de gestación, o nueve de cada diez abortos legales en el estado, según advirtieron activistas. Texas no permite excepciones por violación, incesto, abuso sexual o embarazos inviables.
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