El debate sobre el sexismo se instala en la campaña
Mientras la ex secretaria de Estado es acusada de gritona, a Sanders se lo ve como temperamental
MANCHESTER, New Hampshire.- Hillary Clinton grita en los actos, como anteayer en Manchester. Su rival por la candidatura demócrata, Bernie Sanders, también. Pero mientras muchos consideran al senador temperamental -no en vano está impulsando una revolución-, ella se lleva otras consideraciones.
El economista Larry Kudrow la acusó en la CNBC de tener un discurso chillón y cercano a "Lenin o Trotsky". Por su parte, el periodista Bob Woodward apuntó en un programa matinal que Hillary "grita" en sus discursos, como si no estuviera cómoda. Y también ha recibido críticas desde la FOX.
A Jesse Dancy, una profesora neoyorquina de 40 años, no le cabía duda del sesgo sexista de muchos ataques. "La gente aún no está cómoda delante de una mujer con poder; cuando Clinton es contundente, se dicen cosas como que está enojada... Como si Sanders no gritara", lamentaba en el acto previo a la votación de New Hampshire, en el que la candidata fue arropada por su marido, el ex presidente Bill Clinton, y su hija Chelsea.
El debate sobre el sesgo sexista contra Clinton emerge cada cierto tiempo y acaba de hacerlo de nuevo. El domingo pasado, en una entrevista con la cadena CNN, la ex secretaria de Estado respondió a las preguntas sobre este asunto y afirmó que la sociedad vive aún "con un doble estándar".
"A veces hablo suave y otras veces me apasiono un poco, no conozco a ningún hombre que no lo haga y me resulta interesante que de repente eso se convierta en un gran debate en torno a mí", dijo, pero añadió que no quería dedicar mucho más tiempo a hablar de esto.
"Clinton sufre muchos ataques machistas, pero tiene un carácter increíble para centrarse en su mensaje", decía Mike Todd, un voluntario llegado desde Arkansas.
El género puede resultar un arma de doble filo para Clinton; no puede usarlo como argumento y tampoco denunciar en exceso las críticas machistas para evitar dar una imagen victimista o en busca de rédito electoral. Sí presentó batalla hace dos días su marido, Bill Clinton, que denunció insultos y palabras "soeces" y "machistas" en las redes sociales por parte de seguidores de Bernie Sanders, que ha condenado esos comportamientos.
Otros comentarios resultaron más controvertidos. La escritora Gloria Steinem, referencia del feminismo norteamericano, comentó esta semana que, a su juicio, Clinton no despierta entre las jóvenes la misma pasión que el socialista de Vermont porque las mujeres se vuelven más activistas en la edad adulta y que ahora preferían ir adonde estuvieran los chicos, que es con Sanders. Tuvo que disculparse.
Que se aplica un examen más duro contra la ex primera dama es algo que también se admite en el territorio de Sanders. Mary Heslim comentaba mientras aguardaba la apertura de puertas de un acto del senador que Clinton sufre ese trato sexista. "Pero voy a votar a Sanders porque lo prefiero, soy una feminista convencida y no voy a votarla porque sea mujer, sería traicionarme", dijo.
Para Madeleine Albright, la primera mujer que llegó a secretaria de Estado en Estados Unidos en el gobierno de Bill Clinton, Heslim se busca problemas. En un acto de apoyo a Clinton esta semana bromeó: "Hay un lugar especial reservado en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras".
© El País, SL
El insulto de Trump a Cruz
Donald Trump llamó a su rival republicano "pussy" (maricón), durante un discurso antes de las primarias. Mientras el millonario contaba que apoyaba una técnica de tortura conocida como submarino y enfatizó que Cruz no lo hacía, una mujer de la audiencia gritó "pussy". En seguida, Trump interrumpió su discurso e irónicamente sostuvo: "Ella dijo una cosa terrible. No debería poder decir eso... Dijo: «Es un maricón», eso es terrible". Con su clásico histrionismo, parecía divertido con la situación.