Se cree que los fallecidos, que ahora suman más de 80, eran miembros de la Iglesia Internacional de la Buena Noticia
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En medio de un bosque no lejos de la costa de Kenia, se pueden ver montones de tierra fresca coronados con crucifijos que esperan la atención de expertos forenses. Hasta el momento se desenterraron unas 14 fosas comunes y Hussein Khalid pasó los últimos cuatro días observando a la gente exhumar decenas de cuerpos. “El hedor es insoportable”, le dice a la BBC.
Se cree que los muertos, que ahora suman más de 80, eran miembros de la Iglesia Internacional de la Buena Noticia. Se cree que fueron persuadidos para morirse de hambre y llegar al cielo antes de lo que se les dijo sería el fin del mundo.
Khalid dirige la organización de derechos humanos Haki Africa, que llevó a las autoridades a las tumbas a finales de la semana pasada después de que algunos lugareños le avisaran.
El lugar está “bastante escondido” dentro del bosque de Shakahola y Khalid explica que él y su equipo necesitaron cortar matas y arbustos para poder conducir hasta allí.
Número mayor
Hasta el martes fueron exhumados 89 cuerpos, pero la Policía calcula que el número de muertos podría ser mucho más alto, incluidos algunos que fueron rescatados agonizando mientras recibían tratamiento.
El recuento final podría ser mucho mayor, ya que, según la Cruz Roja, hay 112 personas desaparecidas. Khalid estima que hay alrededor de 60 fosas comunes en el área y solo una cuarta parte de ellas han sido examinadas.
La Policía dice que hasta el momento se encontraron 29 sobrevivientes, pero parece que no todos querían ser rescatados, ya que estaban convencidos de lo que les dijeron sobre el fin del mundo.
El domingo, Khalid se encontró con una mujer de unos 20 años que “parecía extremadamente frágil” con los ojos hundidos. Pero ella no quería ayuda.“Cuando tratamos de administrarle primeros auxilios para darle sorbos de agua con glucosa con una cuchara, se negó por completo. Cerró la boca y estaba dando a entender que no quería ayuda”, relató. Rápidamente, fue llevada al hospital para recibir tratamiento.
También se encontró con un hombre de unos 40 años que sí era capaz de hablar. “Dijo que no necesitaba que lo salvaran, que estaba en sus cabales, que sabía lo que hacía y que debíamos dejarlo en paz. Incluso dijo que éramos enemigos de que se fuera al cielo”. Ese hombre también fue llevado al hospital.
También niños
Victor Kaudo del Centro de Derechos Humanos de la Comunidad de Malindi, que está ayudando a exhumar los cuerpos, señala que cree que hay unos 150 cuerpos.
Explica que su organización fue contactada por un informante que quería ayuda para rescatar a sus tres hijos.“Fue bastante lamentable porque solo rescatamos a uno que encontramos en una casa, atado con una cuerda”, le dijo a la BBC.
“Y creemos que este niño tiene seis años. Pero, su hermana y su hermano ya estaban muertos y habían sido enterrados el día anterior antes de que llegáramos allí”, agregó.
Más allá del bosque, todo el país está conmocionado por cómo decenas de personas pudieron haberse muerto de hambre voluntariamente. Kenia es un país profundamente religioso, donde el 85% de la población se identifica como cristiana.
El presidente William Ruto, quien también es un hombre devoto, describió al líder de la Iglesia Internacional de la Buena Noticia, el pastor Makenzie Nthenge, como alguien que “no pertenecía a ninguna religión”. El ministro del Interior, Kithure Kindiki, calificó lo sucedido como una “masacre”.
En marzo, Nthenge fue acusado en relación con la muerte de dos niños cuyos padres se habían unido a su iglesia. Fue puesto en libertad bajo fianza, pero ahora está nuevamente bajo custodia policial.
El presidente del Senado, Amason Kingi, preguntó cómo “un mal de una magnitud tan asombrosa [podría] tener lugar sin ser detectado”. También está la cuestión de por qué alguien estaría dispuesto a morirse de hambre.
El doctor James Kipsang Barngetuny, teólogo y psicólogo, le dijo a la BBC que había un problema en Kenia con la proliferación de muchas iglesias pequeñas que no están debidamente reguladas.
Señala que los líderes sin escrúpulos son capaces de lavar el cerebro de las personas y aprovecharse de su deseo de encontrar una solución para sus problemas.
En el bosque, que cubre unas 325 hectáreas, le dijeron a Khalid que hay un lugar más adentro donde la gente se reunía para rezar y él ha instado a las autoridades a intensificar la operación de búsqueda y rescate.
La gente local está comenzando a llegar al lugar donde están las tumbas para informar a las autoridades sobre sus familiares desaparecidos.
Un hombre le dijo a Khalid que su hermano se había llevado a sus tres hijos, de 21, 17 y 14 años, para que se unieran a la iglesia. Teme que ahora todos estén muertos.
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