El crecimiento económico de Estados Unidos se ralentiza y vuelven los temores a una recesión
El PBI aumentó a un ritmo anualizado del 1,1% en el primer trimestre, casi la mitad de lo que pronosticaban los economistas
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WASHINGTON.- La inflación, el aumento de las tasas de interés y el cimbronazo que provocó la última crisis bancaria dejaron una huella en el crecimiento de Estados Unidos, que mostró una fuerte desaceleración, más aguda de lo previsto, en el primer trimestre, una coyuntura que volvió a avivar los temores temores de recesión.
La economía estadounidense creció a un rimo anualizado del 1,1% en los primeros tres meses del año, una expansión mucho más modesta que la de los últimos meses de 2022, cuando se registró un crecimiento del 2,6 por ciento, según las últimas estimaciones del producto bruto interno (PBI). Los pronósticos anticipan que la actividad se modere aún más a medida hacia adelante a medida que se extiendan los efectos de la suba de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed, en la jerga financiera), y se sientan con más intensidad los efectos de la crisis bancaria en el financiamiento de las pequeñas y medianas empresas.
Pese a que el dato elevó cejas y le dio oxígeno a la cautela, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien acaba de lanzar su campaña de reelección en busca de otros cuatro años en la Casa Blanca, dijo que la economía “se mantiene fuerte” y que, gracias a su política económica, el país estaba creando empleo, reduciendo costos y manteniendo el desempleo en mínimos históricos.
“La economía estadounidense se mantiene fuerte, mientras hace la transición hacia un crecimiento constante y estable”, dijo Biden a través de un comunicado.
El mandatario destacó algunos de los datos más auspiciosos, como los 12,5 millones de empleos creados desde que asumió –una cifra inflada gracias al rebote de la postpandemia–, el aumento de los salarios reales –aunque el bolsillo de los consumidores sufre por la inflación– o el hecho de que la tasa de desempleo se mantiene en un piso histórico para el último medio siglo.
El consumo, el principal componente del producto bruto interno (PBI), le dio impulso al crecimiento durante el primer trimestre, indicaron los datos oficiales. La contracara fue una una desaceleración en la inversión privada y una disminución en la inversión en viviendas, dos variables muy atadas a la tasa de interés. La Reserva Federal ha elevado las tasas en casi cinco puntos porcentuales desde principios del año pasado en un esfuerzo por controlar la inflación. La cruzada de la Fed ha comenzado a dar resultados en ese frente, pero al costo de una menor actividad. El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha dicho que aún es posible lograr un “aterrizaje suave”, es decir, bajar la inflación sin provocar una recesión, pero también ha aclarado que el riesgo a un freno brusco aún persiste.
Pese a la desaceleración, la Fed está en vías de subir las tasas de interés otros 25 puntos básicos la semana próxima, cuando vuelva a reunirse el comité que fija la política monetaria. Desde marzo del año anterior, la Reserva Federal ha subido sus tipos de interés en 475 puntos básicos, desde un nivel cercano a cero hasta el actual rango de 4,75% a 5 por ciento.
Riesgos de recesión
Aunque la economía se contrajo durante el primer semestre del año pasado –una recesión, en términos técnicos–, la actividad volvió a repuntar en la segunda mitad del año, mostrando una solidez que acalló los pronósticos a una caída más duradera de la actividad. El panorama cambió a principios de este año. La crisis desatada por la quiebra del Silicon Valley Bank llevó a que se endurecieran las condiciones financieras, un nuevo escenario que se solapó con el ciclo de subas de tasas más agresivo de la Reserva Federal desde los años 80. Ambos fenómenos terminaron por elevar los riesgos de una desaceleración más profunda en el segundo semestre del año.
Pero a pesar de que el panorama ha empeorado, algunos economistas aún se muestran esperanzados en que Estados Unidos logrará evitar una recesión. Los precios del petróleo han borrado todo su avance desde que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y aliados productores como Rusia anunciaron a principios de abril una reducción adicional de la producción hasta finales de año, y esa baja junto con de otros precios de materias primas podría ayudar a reducir la presión de los costos para las empresas y los consumidores. Sin embargo, algunos analistas avizoran una recesión en el horizonte, si bien muchos creen que será leve.
“Nuestros datos nos llevan a creer que el endurecimiento monetario y las recientes tensiones en el sistema bancario conducirán a una recesión leve, aunque más fuerte de lo que habíamos anticipado hasta ahora”, subrayó a la agencia AFP el economista jefe de Oxford Economics, Ryan Sweet.
Una caída más profunda de la economía complicará las posibilidad de reelección de Biden, quien dejó en claro al lanzar su nueva campaña que competirá respaldado en los resultados de su política económica. Si la economía llegara a caer en una recesión, Biden podría terminar corriendo la misma suerte de George H.W. Bush y Jimmy Carter, que perdieron porque los votantes terminaron castigando a sus gobiernos por el mal estado de la economía.
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