El cortafuegos que no detuvo las llamas
Sabemos desde hace un tiempo que Michael Cohen grababa algunas de sus conversaciones y que los investigadores tenían esas grabaciones. Lo que no sabíamos era si el presidente Trump aparecía en esas grabaciones ni si en ellas ambos hombres discutían cuestiones legalmente problemáticas.
Ahora sabemos que la respuesta a ambas preguntas es afirmativa.
El diario The Washington Post confirmó ese potencial punto de giro de los acontecimientos. Los investigadores tienen una grabación de Cohen discutiendo un posible pago a Karen McDougal, la modelo de la revista Playboy que aseguró haber tenido un romance con Trump, dos meses antes de las elecciones presidenciales de 2016.
El primer medio periodístico que informó esta historia fue el diario The New York Times. Rudolph W. Giuliani, abogado de Trump, confirmó la existencia de la grabación, pero dijo que en realidad era "exculpatoria" porque en ella Trump sugiere que el pago quedase documentado, y que el pago en realidad nunca se concretó.
Supongamos por un momento que es verdad y que nada en esa cinta es de por sí condenatorio. Así y todo, suscita algunos interrogantes importantes, sobre todo el siguiente: ¿qué hacían discutiendo esas cosas?
Hasta donde se entiende, el acuerdo entre Trump y Cohen era que el abogado se ocupaba de esas cosas y mantenía a Trump deliberadamente al margen. Esa fue la defensa que ensayaron en el caso de la estrella porno Stormy Daniels, que efectivamente sí recibió un pago de Cohen. Esa también parece ser la defensa del equipo de Trump en el caso de McDougal.
"No tenemos conocimiento de nada de eso", dijo la vocera presidencial Hope Hicks cuando se supo que el National Inquirer le había pagado a McDougal para que contara su historia.
Podría argumentarse que la negativa de Hicks se refería específicamente al pago de The Inquirer y no respecto de las afirmaciones de McDougal. Pero si Cohen mantuvo al margen a Trump del asunto de Daniels, ¿por qué no lo mantuvo también al margen sobre McDougal? ¿Por qué blindarlo de la estrella porno y no de la conejita de Playboy? Eso no tiene el menor sentido.
La otra cuestión crucial es qué papel jugó el pago que recibió McDougal de la empresa que edita The Inquirer, American Media Inc. Como The Inquirer es manejado por David Pecker, aliado de Trump, hace tiempo se dice y se sospecha que Pecker le estaba haciendo un favor a Trump al comprar la historia de McDougal para después no publicarla, una práctica conocida como "atrapar y matar".
Los efectos prácticos fueron básicamente los mismos que los del pago de Cohen a Daniels: a la mujer que alegaba el romance se le impedía hacer públicas sus acusaciones.
Sobre la base del informe de The Washington Post del mes pasado, sabemos que a Cohen le avisaban de antemano de las historias que The Inquirer iba a publicar sobre Trump. La situación deja entrever una relación más que estrecha.
Todavía hay mucho que no sabemos, entre otras cosas, qué dice Trump en la famosa grabación. Pero al menos ya sabemos que el cortafuegos entre Trump y Cohen sobre estos asuntos no era tan impenetrable como nos quisieron hacer creer.
Si hablaban de eso, resta saber de qué otras cosas hablaban y qué otras cosas puede llegar a cantar Cohen, que parece cada vez más ansioso de cooperar con las autoridades. Eso, todavía no está grabado.
Traducción de Jaime Arrambide