El "cordón sanitario" real para salvar la monarquía
Tras ascender al trono, Felipe aisló a su hermana mayor de la corona y la familia
MADRID. La infanta Cristina se siente sola. Cuentan en su entorno que nunca esperó que Felipe, su hermano menor y tantas veces confidente, la abandonara a su suerte en el momento en que se juega algo tan preciado como la libertad.
Pero el rey de España tuvo que optar entre la familia y la institución. Su ascenso al trono, después de la abdicación de su padre, Juan Carlos, hace un año y medio, resultó precipitado ante el deterioro causado en la imagen de la monarquía por los escándalos de corrupción protagonizados por Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarin.
Felipe VI, de 47 años, encarnó de entrada la operación para salvar la corona, que incluyó medidas de transparencia presupuestaria, un nuevo código de conducta para la casa real, cierta modernización del protocolo y un virtual "cordón sanitario" para mantener lejos del trono a la pareja Cristina-Urdangarin.
Entre los cambios que impuso el hermano menor de los Borbón se destacan:
- La familia real se redujo al rey, la reina Letizia, las dos hijas de ambos y los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía. Las infantas Elena y Cristina dejaron de ocupar un papel institucional y ya no perciben sueldo del Estado.
- A los seis miembros de la familia se les prohíbe ejercer actividades comerciales de cualquier tipo. Sólo tendrán tareas oficiales, encargadas expresamente por el rey. Tampoco pueden interceder en negocios en nombre de empresas privadas.
- Los regalos que reciban en su condición de representantes del Estado pasarán a ser de dominio público. El detalle de esas atenciones se debe publicar en la Web de la casa real.
- Las cuentas del palacio son auditadas por organismos del gobierno. Se difunden en Internet los gastos de la partida presupuestaria que el Congreso le otorga al rey para que como establece la Constitución de España- distribuya a su voluntad.
- A Cristina le quitó el título de duquesa de Palma de Mallorca, que le había concedido Juan Carlos I el día de su casamiento con Urdangarin. Además, le impide al matrimonio visitar el palacio de Marivent, sede histórica de las vacaciones de verano de la familia Borbón.
Extremadamente moderado y discreto, Felipe VI es la contracara de su padre, que en los últimos años de su reinado consumió gran parte del prestigio cosechado durante cuatro décadas. El respaldo a la monarquía se recompuso desde el recambio y el actual rey se ubica como la figura política mejor valorada en las encuestas, con más del 65% de aprobación.
El salvataje funciona. Pero todavía hay líneas que el plan de transparencia no cruza. Por ejemplo se desconoce el tamaño de su fortuna personal. Tampoco es público el gasto que insume la corona en viajes, seguridad y otros ítems que aparecen diluidos en el presupuesto de varios ministerios.
En cuanto a la relación con su hermana Cristina se topó con una barrera que él fue incapaz de superar: no consiguió que renunciara a sus derechos dinásticos ni que se divorciara. Es la última resistencia de la infanta. Eso y el cariño que le profesa la reina Sofía, la única que se atreve a fotografiarse con ella y llevar de vacaciones a los cuatro hijos que tiene con Urdangarin.
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