El conmovedor reencuentro "no vivido" del papa Francisco con su hermana menor
ROMA.- El Papa no ve a su hermana María Elena Bergoglio desde que en febrero de 2013, sin saberlo, se fue para siempre de Buenos Aires para participar del cónclave que el 13 de marzo siguiente lo eligió como el 266 sucesor de Pedro. Aunque se comunica por teléfono regularmente, ayer tuvo un muy emotivo reencuentro, "no vivido", virtual, con ella.
El artista plástico argentino Gustavo Masó lo sorprendió al regalarle una pieza muy especial: nada menos que una reproducción en piedra, calcada, idéntica, de la mano izquierda de su hermana menor, acompañada con un breve audio grabado por ella misma la semana pasada.
"Mirá, me gustaría estar con vos y abrazarte... Créeme que estamos abrazados, a pesar de la distancia, estamos muy abrazados", dice en el audio María Elena, la única hermana viva de Jorge Bergoglio, el mayor de cinco hijos.
Para Francisco fue un momento conmovedor. "No se lo esperaba para nada y fue un momento de introspección, muy íntimo. Se quebró, se puso a llorar, fue muy fuerte y se quedó tocando la mano, inmerso en sí mismo. Fue fuerte y era evidente que iba a serlo", contó Masó a LA NACION.
"Fue un reencuentro no vivido", agregó el artista, que tomó el molde de la mano de la hermana del Papa con una pasta especial, la semana pasada, luego hizo el vaciado y una escultura de piedra que tituló "El deseo tangible". "María Elena estaba muy emocionada con esto y muy esperanzada en la situación de él recepcionando la pieza", dijo.
Borges
Masó, que ya conocía al Papa porque había estado en el Vaticano en dos ocasiones, en verdad había pedido audiencia para presentarle una obra que hizo recientemente sobre Jorge Luis Borges en ocasión del 120 aniversario de su nacimiento, que tuvo lugar el 24 de agosto pasado.
Titulada "La palabra oculta", se trata de un óleo de 50x60 que traza un nexo entre el mensaje del autor de El Aleph y el del Papa, que siempre fue un admirador del escritor. Cuando Bergoglio enseñó literatura en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe, a los 28 años, e invitó a escritores a dar charlas, entre ellos estuvo Borges.
Masó recordó que en el primer capítulo de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, sobre el amor en la familia, Francisco citó "Calle desconocida", en "Fervor de Buenos Aires", al afirmar que "las dos casas que Jesús describe, construídas sobre roca o sobre arena, son expresión simbólica de tantas situaciones familiares, creadas por las libertades de sus miembros, porque, como escribía el poeta, ‘toda casa es un candelabro’". Algo que reflejó en el retrato.
"Al Papa le gustó mucho la obra. Me dijo que logré acercar a Borges y que iba a buscar un lugar especial en el Vaticano para ponerla. Como en los Museos Vaticanos no exhiben obras de artistas vivos, bromeó que debería morirme... Pero me dijo que le va a decir al cardenal Ravasi [Gianfranco, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura] que se ocupe de encontrarle un buen sitio", contó Masó.
El artista, nacido en Buenos Aires hace 41 años, ya le había donado al Papa dos obras que representan los santos Juan Pablo II y Juan XXIII, en 2014, en víspera de su canonización; al año siguiente, le hizo intervenir otra de carácter interreligioso.
A diferencia de esas ocasiones, cuando fue recibido al término de audiencias generales en el Aula Paulo VI y en la Plaza de San Pedro, respectivamente, esta vez Masó tuvo otra experiencia, muy distinta. El encuentro, en efecto, tuvo lugar en la Biblioteca del Palacio Apostólico, un lugar espectacular, mucho más formal, donde Francisco suele recibir a jefes de Estado y obispos en visita ad límina. Lo acompañaron, como siempre, su mujer, Ana y su hijo de 8 años, Luca.
La mano del Papa
"Fue increíble... Entrar al Vaticano como artista plástico es muy fuerte... Como siempre, no hubo protocolo, fue muy lindo el encuentro y el Papa sonrió mucho, salvo cuando le dí la sorpresa, al obsequiarle la mano de su hermana y al hacerle escuchar el audio. Entonces se quedó sentado en silencio largo rato, apoyando su mano en la pieza", detalló Masó. En la audiencia, que se extendió por más de 15 minutos, no le hizo al Papa la pregunta del millón, es decir, cuándo irá a la Argentina. "No correspondía, es un tema muy manoseado", dijo.
Al margen de los obsequios, el artista llevó a la audencia materiales como para hacer un molde de la mano del Papa, con el proyecto de realizar otra pieza similar para llevarle de vuelta de regalo a su hermana Maria Elena. No hubo tiempo porque Francisco tenía un día complicado, con la agenda cargada de compromisos. Pero le dio cita para hoy en la residencia de Santa Marta. Así, según Masó podrá devolverle a su querida hermana menor, a la que le lleva 12 años, ese abrazo virtual, "no vivido", un deseo tangible.
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