El colosal plan de recuperación que puso en marcha Italia
Con fondos de la UE, apunta a reparar los daños de la pandemia y a modernizar el país con reformas e inversiones en medio ambiente, digitalización, infraestructura, educación y políticas en favor de jóvenes y mujeres
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ROMA.- Tal como se esperaba, el Parlamento italiano aprobó este martes el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR), el colosal programa de inversiones y reformas que Italia apunta a realizar en los próximos 6-10 años con un fondo extraordinario de la Unión Europea (UE) de más de 190.000 millones de euros, al que se sumarán otras partidas que lo harán levitar a 248.000 millones de euros.
Se trata de una cifra gigantesca, nunca antes vista, que el primer ministro y prestigioso economista, Mario Draghi, en un discurso de tonos dramáticos y a la vez solemnes, definió mucho más que un conjunto de proyectos, números, objetivos y vencimientos, sino una ocasión “histórica”, ambiciosa y única para transformar a Italia. Uno de los países de la UE más golpeados por el coronavirus y famoso por estar rezagado respecto de los demás miembros del bloque por añejos problemas estructurales, falta de competitividad, burocracia, lentitud de la justicia, corrupción, retrasos varios y falta de oportunidades para mujeres y jóvenes. “Debilidades” que Draghi a través del plan espera cambiar radicalmente para “preparar en el mejor modo a la Italia de mañana”.
“En el conjunto de programas que presento está sobre todo el destino del país. La medida de lo que será su rol en la comunidad internacional. Su credibilidad y reputación como fundador de la UE y protagonista del mundo occidental”, explicó el expresidente del Banco Central Europeo ante el Parlamento, que tras una maratón, le dio su vía libre al PNRR con una amplía mayoría tanto en la cámara de Diputados (442 votos a favor), como en el Senado (224 votos a favor).
Apodado “super Mario” y personalidad de enorme credibilidad nacional e internacional, Draghi en febrero pasado reemplazó a Giuseppe Conte justamente para ejecutar este plan, una torta y una oportunidad que no podía desaprovecharse. Al mando del timón tenía que haber alguien con competencia, confiabilidad y autoridad a la hora de decidir cómo gastar esta inmensa mole de dinero, en parte préstamos y en parte erogaciones a fondo perdido del denominado plan Next Generation UE, aprobado el año pasado por el bloque para enfrentar la pandemia.
Al ilustrar un plan de 300 páginas sobre el cual se discute desde hace meses, que finalmente este viernes será presentado en Bruselas, Draghi intentó transmitir la dimensión del momento actual, ahora o nunca. De hecho, advirtió que al realizar los proyectos que figuran en el PNRR, “retrasos, ineficiencias, miopes visiones de parte, puestas por encima del bien común, pesarán directamente sobre nuestras vidas. Sobre todo sobre la de los ciudadanos más débiles y sobre nuestros hijos y nietos. Y quizás no habrá más tiempo para ponerle remedio”. Aludió, así, a las grietas que comienzan a vislumbrarse en su gobierno de unidad nacional, especialmente por culpa de Matteo Salvini, líder de la derechista Liga que si bien formalmente apoya a su ejecutivo, también se la pasa criticándolo.
Draghi, de 73 años, explicó que el objetivo principal del PNRR es reparar los daños económicos y sociales causados por la pandemia. Una tragedia que causó casi 120.000 muertos, una caída del PBI del 8,9% en 2020, un aumento de la pobreza del 7,7 al 9,4% y que afectó especialmente a jóvenes y mujeres que viven en el Mezzogiorno, como aquí se llama el retrasado Sur de Italia. Pero destacó que el objetivo es también aprovechar de la oportunidad para poner en marcha una “revolución verde”, modernizar a Italia y superar sus defectos estructurales, entre ellos la terrible brecha entre el rico Norte y el pobre Sur, las desigualdades de género, así como entre generaciones.
Las seis misiones
“En 2026 el PBI será 3,6 puntos porcentuales superior con respecto a un escenario de referencia que no tiene en cuenta la actuación del plan”, pronosticó Draghi, que dividió las reformas e inversiones implícitas en el programa de acuerdo a 6 “misiones”.
La primera misión tiene que ver con temas de digitalización, innovación, competitividad y cultura y contará con casi 50.000 millones de euros; la segunda, con una “revolución verde” o transición ecológica, que se llevará la mayor parte del fondo (casi 70.000 millones); la tercera, con inversiones para el desarrollo de una red de infraestructuras de transporte moderna, digital, sostenible e interconectada (con un gasto de más de 31.000 millones); la cuarta, con la educación y la investigación (32.000 millones); la quinta, con políticas activas para favorecer el trabajo, la formación, la ocupación juvenil y de mujeres (29.000 millones); la sexta, el sistema de Salud (más de 18.500 millones).
Una y otra vez, Draghi resaltó que el plan tendrá especialmente un impacto sobre las mujeres, los jóvenes y el Sur, su principal preocupación. “Eliminar los obstáculos que limitan la participación de las mujeres en el mercado del trabajo es fundamental para la recuperación de Italia”, dijo el premier, al anunciar la construcción de más jardines maternales y de infantes, así como “un cambio de paradigma en las políticas para la familia y el apoyo a la natalidad”.
“Somos uno de los países con la más baja tasa de fecundidad en Europa: menos de 1,3 hijos por cada mujer, en contra de casi 1,6 del promedio UE”, recordó. “Para poner a nuestros jóvenes en condiciones de formar una familia, debemos responder a tres de sus reclamos: un welfare adecuado, una casa y un trabajo seguro”, siguió. Acto seguido, anunció que se prevén recursos para ayudar a los jóvenes a obtener préstamos para comprar una vivienda sin pagar anticipos, sino gracias a una garantía estatal. Toda una novedad.
“Los jóvenes serán los principales beneficiarios de todo el plan. Las inversiones y las reformas de transición ecológica crearán principalmente ocupación juvenil”, explicó. “La creación de oportunidades para los jóvenes en el mundo del trabajo será también el efecto natural de las medidas de digitalización”, siguió el premier, que aseguró, por otro lado, que el crecimiento del Sur será el otro aspecto prioritario “transversal” del plan. “Si crece el Sur, crece también Italia”, sentenció, al subrayar que más del 50% del total de las inversiones en infraestructura –sobre todo en trenes de alta velocidad y sistema portuario-, se destinarán a esa parte de la península.
“El incremento total del PBI del Mezzogiorno en los años 2021-2026 será igual a casi 1,5 veces el aumento del PBI nacional”, estimó.
Luego de mencionar el compromiso urgente de reformar la justicia para que sea más rápida y menos engorrosa y de simplificar normativas demasiado complejas, así como la administración pública –aún lenta e ineficiente-, Draghi concluyó recordando los males endémicos de Italia y enviando un mensaje de optimismo. “Estoy seguro de que lograremos poner en acto este plan. Estoy seguro de que la honestidad, la inteligencia, el gusto del futuro, prevalecerán sobre la corrupción, la estupidez y los intereses particulares”, dijo, sin pelos en la lengua. Y cerró: “esta certidumbre no es optimismo temerario, sino confianza en los italianos, en mi pueblo, en nuestra capacidad de trabajar juntos cuando la emergencia nos llama a la solidaridad, a la responsabilidad”.
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