El colapso del Credit Suisse pone en jaque la primacía de Suiza como gran administradora de fortunas
La credibilidad de Suiza como un país estable y predecible se ve afectada por la caída de uno de sus principales bancos
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ZÚRICH.- La caída del banco Credit Suisse representa un fuerte revés para la primacía de Suiza como centro mundial de manejo de la riqueza, poniendo en duda su reputación de estabilidad, controles y buena gestión corporativa. Vapuleado por años de escándalos y pérdidas, el Credit Suisse venía enfrentando una crisis de confianza desde hace meses, hasta que la semana pasada su suerte quedó sellada en cuestión de días, cuando las autoridades suizas negociaron la compra del banco por parte de un rival más grande, el UBS.
Pero el propio UBS ya tuvo que ser rescatado en 2008, debido a su catastrófica incursión en el negocio de las hipotecas en Estados Unidos.
La caída del Credit Suisse “tendrá consecuencias muy dañinas”, dice Arturo Bris, profesor de finanzas del Instituto Internacional para la Administración del Desarrollo de la ciudad de Lausana, y agregó que quienes podrían beneficiarse con los centros financieros alternativos.
Suiza administra 2,6 billones de dólares en activos internacionales, según un estudio de 2021 de la empresa de servicios profesionales Deloitte. Esa cifra la convierte en el mayor centro de finanzas del mundo, por encima de Gran Bretaña y Estados Unidos. Pero tiene otros competidores de fuste, como Luxemburgo, y sobre todo Singapur, que en los últimos años viene creciendo velozmente.
“Los banqueros de Singapur deben estar descorchando en este momento”, dice Bris.
El experto agrega que la credibilidad de Suiza como un país estable y predecible también se vio mellada por la decisión de borrar de un plumazo los activos de los bonistas del Credit Suisse.
Bajo el acuerdo de compra con el UBS, los tenedores de bonos AT1 del Credit Suisse no recibirán absolutamente nada, mientras que los accionistas, que en términos de compensación ante una quiebra suelen recibir menos que los bonistas, embolsarán 3230 millones de dólares.
Aunque el horizonte que enfrentaba el Credit Suisse dejaba en claro que los bonos híbridos AT1 no recuperarían su valor, los bonistas no podían prever el derrumbe total del banco.
La Asociación de Banqueros Suizos intentó mostrarse firme frente a la crisis y presentó ese rescate pergeñado entre el gobierno, el banco central y los enteres reguladores como una señal de fortaleza.
“El sector financiero de Suiza ha logrado resolver un problema grave de un actor importante del mercado”, dijo el martes Marcel Rohner, presidente de la Asociación y exCEO del UBS.
“En ese sentido, también veo un futuro próspero para nuestro centro financiero, porque tenemos cientos de bancos muy bien capitalizados y bancos de gestión de patrimonio y gestión de activos muy exitosos”, agregó Rohner.
De todos modos, entre 2002 y 2021, la cantidad de bancos cayó de 356 a 239, y desde 2011, número de trabajadores del sector bancario se redujo de 108,000 a 91,000 empleados.
Otros se muestran más escépticos sobre el futuro, y apuntan a la falta de autocrítica por los errores que llevaron a la caída de Credit Suisse y no asumir la responsabilidad por sus consecuencias.
“Hay muchas preguntas abiertas: el uso de una ley de emergencia para pasar por encima de las opiniones de los accionistas, o el destrato que recibieron los bonistas”, dice Stefan Legge, jefe de política fiscal y comercial del Instituto IFF de Estudios Financieros de la Universidad de St. Gallen.
“Creo que hay personas que se autoengañan y realmente creen estar haciendo un gran trabajo”, dispara Legge.
Suiza apeló a una ley de emergencia para otorgarle al Credit Suisse una cobertura de liquidez con fondos públicos de hasta 100.000 millones de francos suizos —unos 110.000 millones de dólares—, ya que hasta entonces la cobertura de liquidez no estaba contemplado en la legislación suiza.
Pero lo más controvertido tal vez sea que la ley de emergencia permitió que la adquisición siguiera adelante sin la aprobación de los accionistas.
Según Legge, el colapso del Credit Suisse debería ser un llamado de atención y tal vez impulsar nuevas leyes tendientes a mejorar la gestión corporativa.
Suiza tiene pocos mecanismos que permitan responsabilizar individualmente a los grandes banqueros por su mala gestión, a diferencia de otros centros financieros como Gran Bretaña, donde los altos ejecutivos incluso pueden ser condenados penalmente.
Los sindicatos y la clase política también reaccionaron con enojo ante el rescate: según las estimaciones, los contribuyentes suizos terminarían cubriendo casi 10.000 millones de dólares en pérdidas.
Una larga caída
El enorme sector financiero suizo está bajo presión desde hace años debido al debilitamiento del secreto bancario, a medida que los países empezaron a tomar medidas drásticas contra la fuga de capitales y la evasión impositiva de sus ciudadanos.
La participación del sector financiero en la economía de Suiza también se ha achicado —del 9,9 % del PBI en 2002 al 8,9 % en 2022—, ante el auge de otras industrias, como la farmacéutica, que se volvieron más importantes para el país con el tercer PIB per cápita más alto del mundo, según datos del FMI.
El instituto de investigación suizo BAK Economics señaló que las consecuencias de la debacle se restringirán al sector bancario, y estimó que se perderían hasta 12.000 puestos de trabajo, aunque el impacto sobre la economía en general sería acotado.
Jan-Egbert Sturm, director del Instituto Económico Suizo KOF de la Universidad ETH, en Zúrich, prevé que el impacto económico de la desaparición de Credit Suisse implicará una pérdida de alrededor del 0,05% del PIB por año.
La larga tradición bancaria y las ventajas estructurales de Suiza significan que el país seguirá teniendo una participación central en la banca en el futuro, señala Sturm, y agrega que los inversores lo siguen eligiendo por su estabilidad y la fortaleza de su moneda, el franco suizo.
Pero el profesor Bris advierte que la competencia es cada vez más encarnizada y que después de los recientes acontecimiento, seguramente Singapur termine superando a Suiza. “Me parece que es solo cuestión de tiempo”.
John Revill
Traducción de Jaime Arrambide
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