El CNE habilita por sorpresa el proceso de revocatorio contra Maduro y lo convierte en la prioridad para la oposición
La máxima autoridad electoral dio el primer visto bueno al proceso de referéndum que podría poner fin al mandato presidencial; los opositores observan con desconfianza
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CARACAS.- El nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) sorprendió a Venezuela en la noche del lunes al dar su visto bueno en unas horas lo que en otros tiempos obstaculizó durante meses. El árbitro electoral, de mayoría chavista, aprobó tres solicitudes para iniciar el proceso del referéndum revocatorio (RR) en contra de Nicolás Maduro, en lo que ya apunta se convertirá en tema clave de la agenda política.
“Declarada la procedencia de las solicitudes, la Junta Nacional Electoral deberá ahora elaborar un cronograma para la recolección de estas voluntades”, precisó el CNE. El referéndum sólo se celebraría si los patrocinadores recogen poco más de 4 millones de firmas, que equivalen al 20% de los inscritos en el registro electoral.
Los grupos opositores que promueven el revocatorio contra Maduro no forman parte de los principales partidos de la Unidad Democrática, incluso proceden de distintas familias políticas. Se trata del Movimiento Venezolano por el Revocatorio (Mover), Todos Unidos por el Referéndum Revocatorio, el Comité Ejecutivo Nacional de Confedejunta y el Comité de la Democracia Nacional. Sus principales dirigentes, respaldados por unas decenas de seguidores, comparecieron en la mañana del lunes en distintas juntas regionales del CNE para insistir en su petición.
De recogerse las firmas se celebraría un referéndum, en el que para revocar a Maduro no basta con que ganase el sí al revocatorio, también debería superar los votos alcanzados en 2018 por el “presidente pueblo”: 6.245.862. Una cifra importante porque desde entonces entre seis y siete millones de venezolanos han huido de su país. Expertos y opositores dan por descontado que la revolución dificultará al máximo el voto de una diáspora profundamente antichavista.
“No decimos al país que el revocatorio es un tiro al piso, sino una lucha cívica ciudadana”, adelantó el exgobernador César Pérez Vivas, al frente de Mover.
Sospechas en la oposición
La velocidad con la que el CNE admitió la iniciativa provocó de inmediato las sospechas en la oposición, dividida también ante este proceso. También sorprendió que el CNE haya soslayado uno de los trámites que sí se llevó a cabo en 2016, como fue la recogida inicial del 1% de las firmas.
A favor de los convocantes está el hartazgo nacional ante la revolución, como confirman las encuestas desde que Maduro accedió al poder en 2013: entre el 74% y el 84% de los ciudadanos desea que su gobierno termine en el año en curso.
En contra, el poco entusiasmo que se respira en los principales partidos de la oposición, que en su mayoría guardan un silencio estratégico, ante lo que se considera es una nueva trampa del chavismo. “No representa ningún riesgo para el dictador, lo aborta cuando quiera”, advirtió el politólogo Georg Eickhoff.
Juan Guaidó se movió en una ambigüedad calculada frente al revocatorio. El presidente encargado sí mostró este martes sus sospechas ante el “CNE tutelado por la dictadura”, cuyo anuncio no tiene “buena intención”. No obstante, deja abierta una puerta a que las negociaciones en México impongan condiciones democráticas no sólo en un posible RR, sobre todo ante unas presidenciales adelantadas, como ya apuntó en entrevista con LA NACIÓN.
Buena parte del bloque opositor apuesta por preparar la lucha para las presidenciales de 2024, con primarias y renovación del liderazgo.
También temen que Maduro aproveche el proceso para alcanzar lo mismo que lleva buscando desde el fraude electoral de 2018: legitimar la presidencia usurpada.
La Constitución bolivariana incluyó el referéndum revocatorio a mitad del mandato como una de sus principales novedades políticas. A nivel presidencial se realizó por única vez en 2004 contra Hugo Chávez, quien salió triunfante con el apoyo del 59% de los votantes y bajo un grito que se convirtió en su lema de campaña y que luego le acompañó en todos sus duelos electorales: “¡Uh, ah, Chávez no se va!”.
En cambio, Maduro bloqueó entre 2016 y 2017 el revocatorio (que seguramente lo habría apartado del poder), encabezado entonces por el excandidato presidencial Henrique Capriles. Bastó con la intervención del CNE de entonces, quien retrasó durante meses la recogida de las firmas, y de unos jueces chavistas, que inventaron que una parte de las rúbricas eran falsas. El Supremo remachó la faena, como es habitual en revolución.
El actual rector del CNE Enrique Márquez ya adelantó que “habrá muchas complicaciones en el camino” del RR. “Pero nosotros avanzaremos”, le respondió Nícmer Evans, exdirigente chavista. Entre los que promueven el RR también está el diputado Américo de Grazia, quien concurrió a las pasadas elecciones regionales con el apoyo de partidos colaboracionistas con el gobierno.
La Constitución marca que sería la vicepresidenta Delcy Rodríguez quien asumiría el mando provisional si Maduro es revocado en el referéndum. Dependiendo de la fecha, se agotaría la legislatura o se convocarían nuevas elecciones.
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