El chavismo y la oposición vuelve a una mesa de diálogo en México: qué busca cada uno
La nueva etapa de negociaciones tendrá lugar en la capital mexicana bajo el auspicio del gobierno de Noruega, en medio del escepticismo
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CIUDAD DE MÉXICO.– No será la primera, y quizá tampoco la última. Pero el gobierno y la oposición de Venezuela se sentarán desde este viernes a una mesa de diálogo que pretende sacar al país de la peor crisis económica y social de su historia.
La nueva etapa de negociaciones, que busca destrabar años de confrontación, tendrá lugar en la capital mexicana bajo el auspicio del gobierno de Noruega y en medio del escepticismo de millones de venezolanos que prefieren concentrarse en ver cómo sobrevivir al día a día con ingresos irrisorios, pulverizados por la hiperinflación.
Los delegados del presidente Nicolás Maduro y de la oposición, que lidera Juan Guaidó, sostendrán un primer encuentro en el que se espera que definan la metodología de trabajo y el cronograma para las próximas reuniones. Al hablar de las exigencias que llevarán sus delegados Maduro dijo el fin de semana pasado que pedirán el “levantamiento de todas las sanciones”, el “reconocimiento de las autoridades legítimas y constitucionales” y que la oposición “renuncie a la violencia”.
Por el lado del bloque opositor, sus delegados pedirían en cambio la excarcelación de los presos políticos, la definición de un cronograma electoral –lo cual incluye elecciones libres y transparentes– y un plan masivo de importación de vacunas contra el Covid-19.
Dos agendas, entonces, con poco en común para esperar un sólido entendimiento. Los últimos esfuerzos de diálogo –República Dominicana en 2018 y Barbados en 2019– no llegaron a ningún acuerdo. Pero la situación extremadamente delicada del país forzó a los dos bandos a volver a sentarse y podría obrar milagros.
En representación del gobierno asistirán el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez; el gobernador del estado central de Miranda, Héctor Rodríguez, y Nicolás Maduro Guerra, hijo del mandatario, mientras que por la oposición estarán el exalcalde Gerardo Blyde como jefe de la delegación, más otros miembros de las fuerzas opositoras.
“Nicolás Maduro Guerra forma parte de la comisión de diálogo que va para México, encabezada por Jorge Rodríguez [presidente de la Asamblea Nacional de mayoría chavista]”, dijo el mandatario desde el Palacio de Miraflores en Caracas. “Van para México al diálogo con la oposición extremista de derecha, gobernada desde Estados Unidos”, añadió.
“Vamos a dialogar, hay que dialogar hasta con el diablo”, señaló Maduro. “Claro que vamos a dialogar con el diablo. Vamos con la cruz, con el agua bendita, con las bendiciones, ese es el camino, el diálogo”.
“Buscar soluciones a la crisis que vive nuestro país es una necesidad que está por encima de todo. El mejor camino es trabajar sobre todos los mecanismos constitucionales. Vamos a México a luchar por espacios de democracia, para que los venezolanos podamos elegir nuestro destino”, escribió en Twitter el dirigente opositor Stalin González, que también será de la partida.
González añadió que las elecciones del 21 de noviembre, donde se elegirán alcaldes, gobernadores y diputados locales y regionales, son una “oportunidad” para un cambio sustantivo en Venezuela.
Papel fundamental
Estados Unidos no participará directamente en el proceso, pero los analistas coinciden en que podría jugar un papel fundamental debido a que Maduro centró sus exigencias para sentarse a dialogar en el levantamiento de las sanciones que enfrenta su gobierno y más de medio centenar de funcionarios y allegados desde hace cuatro años.
“Estados Unidos es el que tiene la verdadera fuerza en esa mesa”, dijo el analista venezolano Félix Seijas, director de la consultora Delphos, al afirmar que las sanciones serán el tema central de debate y agregó que el “único que tiene el poder de mover el botón sobre eso es Estados Unidos”.
La administración de Joe Biden, que reconoce a Guaidó como presidente encargado de Venezuela, se mostró a favor de un diálogo que genere las condiciones que permitan elecciones democráticas y transparentes en el país petrolero.
Washington aceptó el mes pasado levantar una de las sanciones para permitir a las compañías no estadounidenses exportar a Venezuela gas licuado de petróleo, que es utilizado para cocinar. La decisión fue considerada un “gesto de buena fe” para promover el diálogo.
“La oposición no tiene absolutamente nada que llevar a la mesa”, dijo Seijas al asegurar que los sectores contrarios a Maduro no tienen mayor peso de negociación porque perdieron el poder de convocatoria en las calles. Agregó que también dependerá de lo que Washington esté dispuesto a ceder sobre las sanciones.
Con 96,2% de su población en la pobreza, una inflación que alcanzó en los primeros cinco meses de este año una tasa acumulada de 264,8% y una contracción económica que lleva siete años y que se prevé que en 2021 sea de 10%, según el FMI, Venezuela enfrenta la peor crisis económica y social de su historia. Una debacle que también ha generado un éxodo masivo que la Organización de los Estados Americanos (OEA) calculó que alcanzará los siete millones de personas para 2022, el más grande del mundo, por encima de países en guerra como Siria.
Agencias AP y ANSA
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