El chavismo empieza a perderle la paciencia al presidente
MIAMI.- Los chavistas se muestran divididos en torno a la gestión de Nicolás Maduro, y un sector importante expresa su desagrado sobre la actuación del régimen frente al colapso de la economía y ante la ola de protestas que sacuden al país.
Encuestas y entrevistas de grupos focales hechas en los últimos días muestran que el respaldo popular con el que cuenta Maduro es realmente muy escaso y que una porción significativa del sector que tradicionalmente se sentía atraído por el discurso y el proyecto político del Hugo Chávez siente desconfianza del nuevo líder.
"El estudio que publicamos hace dos semanas nos indica dos cosas. Una, que está incrementándose la disposición a protestar -dijo desde Caracas Oswaldo Ramírez, presidente de ORC Consultores-. Y segundo, que efectivamente el venezolano [chavista] está llegando a la conclusión de que el gobierno no puede satisfacer las necesidades, y empieza a sentir desconfianza en el gobierno, porque interpreta que no podrá seguir proveyendo de la misma manera que lo hacía su predecesor."
Según el sondeo de OCR, sólo un 23% de los venezolanos consultados aprueba la gestión de Maduro (un 15% la califica como "buena", y 7%, "muy buena"). Ese 23% contrasta con el nivel de 44% con que Maduro comenzó su gestión el año pasado. Más del 60% de los venezolanos se muestra en contra de la gestión del heredero de Chávez.
Los sondeos de opinión fueron realizados durante la actual crisis, que tiene a la oposición envalentonada y al gobierno de Maduro a la defensiva por una ola de protestas en las principales ciudades del país.
Para el analista político Rafael Revilla, la situación política de Venezuela es mucho más delicada de lo que las noticias dejan entrever, con el gobierno comenzando a dar señales de que no está en condiciones de contener las manifestaciones.
"En este momento hay una crisis en el gobierno. El régimen está acorralado y está cometiendo errores que se ven a cada rato, lo cual indica un comportamiento errático y nervioso", comentó Revilla. "Tenemos ciudades totalmente paralizadas. En Maracaibo, por ejemplo, las calles y avenidas principales están cerradas por las manifestaciones, con cauchos quemados, obstáculos armados con planchas de zinc", agregó.
Los ataques emprendidos por agentes del orden y por grupos paramilitares contra los estudiantes y personas que protestan contra el gobierno ya dejaron seis muertos y cerca de un centenar de heridos, más decenas de detenidos. Entre los detenidos se encuentra el líder opositor Leopoldo López, acusado por las autoridades de incitar a la violencia.
El gobierno de Maduro también es acusado de sistemática violación de los derechos humanos, con informes que dicen que algunos de los estudiantes fueron torturados por agentes de la Guardia Nacional.
Ramírez opinó que no todos los chavistas están de acuerdo con la actuación del régimen frente a las protestas. "Muchos creen que López no hizo nada. Son testigos de la brutal represión y de las violaciones de los derechos humanos", comentó.
El asesor Orlando Viera-Blanco dijo que los resultados de grupos focales de los últimos días están mostrando una significativa fragmentación de la base popular chavista.
Por un lado, hay una porción de esa población chavista que se siente alarmada ante la inestabilidad política del gobierno, dijo Viera desde Montreal. "Hay una radicalización de ese segmento que se produce en medio del temor de que la oposición, de tomar las riendas del poder, les quite lo que lograron con el chavismo", explicó. "Ese sector está viendo en este momento a López y a la dirigente María Corina Machado como los grandes agresores", sostuvo.
Pero también hay otro grupo chavista que ve el prospecto de un cambio político en Venezuela como un escenario inevitable en vista de la grave crisis socioeconómica. "Es un sector popular que normalmente estuvo inclinado a Chávez, pero que en este momento no ve alternativa, y que ante una posibilidad de que un líder de la oposición llegue al poder siente que no es la mejor salida, pero que sin embargo esto no puede seguir así."
"Ese sector, aun siendo proclive a Chávez, está harto de Maduro. Y allí surge con mucha fuerza la necesidad inmediata, impostergable, de que se tomen las acciones para acabar con la crisis y que eso justificaría una alternativa de poder", dijo.
Serias dudas
Dentro de ese sector chavista que le da la espalda al actual presidente se está cimentando la noción de que Maduro no es Chávez para explicar la rápida pérdida de la calidad de vida que sufrió a lo largo de su año de gobierno, explicó Ramírez. Medidas como las continuadas devaluaciones y la pérdida de acceso a la tasa de dólares preferenciales son sumamente impopulares, dijo Ramírez.
Pero los venezolanos, y en especial el segmento chavista, también sufren la mayor tasa de inflación del planeta, uno de los más pronunciados auges delictivos del continente y el índice de escasez de productos más alto registrado por el país en su historia reciente. Es un cuadro que empeoró con Maduro y genera dudas dentro del chavismo sobre su capacidad de liderazgo, resaltó Viera.
"La corrupción, las medidas recientes tomadas en materia de devaluación, la espiral caótica en materia económica e inflacionaria y la ineficiencia en la gestión comienzan a colocar a un sector radical del chavismo en serias dudas sobre la competencia y la capacidad de Maduro de seguir liderando el proceso", dijo Viera.
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