El cardenal que infringió la ley y ahora le dicen el "Robin Hood del Papa"
ROMA.- Hasta hace pocos días, en el imaginario colectivo romano un cardenal era un "príncipe de la Iglesia", alejado del mundanal ruido y recluido un elegante y alejado "palazzo" de la ciudad. Pero eso ya es historia, gracias al cardenal polaco, limosnero del Papa -es decir, el encargado de repartir entre los más necesitados las donaciones que desde todo el mundo recibe el Santo Padre-, que el sábado pasado fue protagonista de una acción clamorosa, de la que aún se habla.
De noche y sin ninguna protección, "don Corrado" -como le gusta que lo llamen, más allá de la púrpura-, se bajó por una alcantarilla a los meandros de un sucio subsuelo romano para reactivar la energía eléctrica de un enorme edificio de la ciudad, ocupado desde 2013 por 450 personas, entre las cuales 100 chicos. Todos ellos vivían en la oscuridad, sin luz ni agua caliente, desde hacía una semana porque la empresa eléctrica local había cortado el servicio por falta de pago. Antes de tomar semejante iniciativa, que significó romper los sellos que bloqueaban el suministro de energía eléctrica, don Corrado, de 55 años, se comunicó con la Policía, la municipalidad, la empresa eléctrica, solicitando, en vano, la rehabilitación del servicio. Como nada ocurrió, a las 20.15, se quitó el sacó y pasó a la acción.
El gesto de don Corrado, rebautizado en primera plana por el diario La Repubblica "el Robin Hood del Papa", causó gran impacto en Italia, así como polémicas. "No lo hice porque estaba borracho, sino porque era una situación desesperada: no se puede vivir sin luz, había que hacer algo y decidí hacerlo", explicó Krajewski, cultor del bajo perfil.
Mientras que para el Vaticano se trató de un gesto de "humanidad", el cardenal asumió toda la responsabilidad de una acción a todas luces ilegal. Y como el viceprimer ministro y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Liga Norte, salió a cruzarlo y a exigirle que pagara todas las boletas atrasadas (una deuda de unos 300.000 euros), también prometió hacerse cargo de eso y, si es necesario, de eventuales multas.
"No quiero que esto se transforme en algo político, yo hago de limosnero y me preocupo de los pobres, de esas familias, de los chicos", dijo Krajewski, que ya conocía desde hace tiempo a las personas que ocupan el edificio en cuestión, entre las cuales algunas enfermas, que dependen de maquinarias eléctricas para sobrevivir.
"Apoyar comportamientos ilegales nunca es una buena señal (para darle a la gente", aseguró Salvini, que en plena campaña electoral para las elecciones para renovar el Parlamento europeo del 26 de mayo próximo, también recordó que también hay muchos italianos "con dificultades" para pagar sus boletas.
"Acepto mi plena responsabilidad. Si me multan, pagaré. No necesito dar explicaciones, hay poco que decir", dijo al Corriere della Sera Krajewski, que recordó que la última vez que hubo un apagón en Roma de unas horas "fue un drama". "Imagínese lo que puede significar quedarse sin luz por seis días. Hay casi 500 personas en ese edificio, 100 chicos... Estamos hablando de vidas humanas", explicó. "Y el de este edificio no es el único caso. En Roma hay gente desalojada, familias que no tienen un lugar donde ir, que tratan de sobrevivir. Roma también es esto, basta dar una vuelta por las estaciones. ¿Dónde terminaron los derechos humanos de Europa? Si alguien no entiende esto, que pruebe a cortar la corriente en su casa por unas horas y verá qué quiere decir", agregó.
Cuando fue designado "limosnero papal", en agosto de 2013, Francisco le dio a Krajewski un mandato preciso: "no quedarse detrás de un escritorio", sino salir a buscar a los pobres. Y don Corrado cumplió: es sabido que no sólo sale de noche para repartir ayuda entre los sin techo de Roma -a quienes les construyó duchas, peluquerías, un centro de atención médica al lado de la Basílica de San Pedro-, sino que también se ocupa de familias en problemas, como las del edificio ocupado. Krajevski, creado cardenal el año pasado -toda una señal de Francisco-, estuvo entre las víctimas de los últimos terremotos que hubo en Italia y la semana pasada en la isla de Lesbos, Grecia, para llevarle 100.000 euros de ayuda papal a los casi 5000 refugiados que siguen allí.
La limosnería apostólica, que dirige, sólo el año pasado, distribuyó, en silencio, 3.5 millones de euros a los pobres para que pagaran facturas, alquileres y medicamentos, reveló hoy Vatican News, el portal de noticias del Vaticano. Krajevski hasta dejó su departamento a una familia de refugiados sirios, mudándose a la sede de la limosnería apostólica, también trascendió.
Luego de reactivar la luz del edificio ocupado, algunos dijeron que, antes de ordenarse cura, Krajevski había sido electricista. Pero se trató de una fakenews: "en Polonia tuvimos un presidente, Lech Walesa, que fue electricista, quizás se confundieron con él. Pero yo no soy un electricista, soy un liturgista. Aunque en el fondo los liturgistas prenden velas, corren micrófonos, algo entienden", contó el "Robin Hood del Papa".
Su gesto "desesperado" y para muchos, totalmente evangélico, del sábado pasado, por supuesto creó controversias y reacciones negativas en sectores de derecha -incluso de la curia romana- que respaldan a Salvini y critican al Papa.
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, lo respaldó sin medias tintas. "He visto que hubo muchas interpretaciones y muchas polémicas. Personalmente, creo que el esfuerzo debería ser el de entender el sentido de este gesto, que es llamar la atención de todos sobre un problema real, que involucra personas, niños, ancianos", dijo, muy diplomático, Parolin, que destacó la "buena intención" de la acción, más allá de su ilegalidad.
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