El calvario de una rehén israelí: “Mi captor de Hamas me dio un anillo y dijo que me casaría con él y tendríamos hijos”
Noga Weiss, de 18 años, había sido secuestrada junto a su madre y fue liberada en octubre pasado; el duro relato de cuando la capturaron los terroristas de Hamas y sus 50 días de padecimiento en Gaza
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JERUSALÉN.- La israelí Noga Weiss, quien fue liberada en un acuerdo de rehenes en octubre pasado después de 50 días en la Franja de Gaza, reveló el jueves que uno de sus captores del grupo terrorista Hamas le dijo que se casarían, le llevó un anillo y le prometió que se quedaría en Gaza para siempre para tener y criar a sus hijos.
The hostage Hamas terrorist wanted to keep for himself: Noga Weiss, who was released from captivity in Gaza after 50 days, in a moving testimony
— החדשות - N12 (@N12News) April 25, 2024
החטופה שמחבל החמאס רצה לשמור לעצמו: נוגה וייס ששוחררה מהשבי בעזה אחרי 50 יום בעדות מטלטלתhttps://t.co/MLDhDNsb5T | @michalpeylan pic.twitter.com/OrUaSCvr0l
“Me dio un anillo el día 14 [en cautiverio] y me quedé con él hasta el día 50″, recordó Weiss, de 18 años, durante una entrevista con Canal 12.
“Me dijo: ‘Todos serán liberados, pero tú te quedarás aquí conmigo y tendrás a mis hijos’”.
Cuando se le preguntó a a joven cuál fue su respuesta, Noga dijo: “Fingí reírme para que no me disparara en la cabeza”.
Pero su madre, Shiri, que también fue secuestrada en Gaza el 7 de octubre y se reunió con su hija después de varios días, no estaba dispuesta a seguir el juego.
Al principio, Shiri intentó rechazar la propuesta, pero el captor de Hamas no pareció aceptar el rechazo, por lo que le gritó hasta que entendió, según cuenta Meytal, una de las dos hermanas de Noga que se sentaba junto a ella en la entrevista.
Invasión, asesinato del padre, secuestro
Noga estaba con sus padres en su casa del Kibbutz Be’eri cuando miles de terroristas liderados por Hamas invadieron Israel el 7 de octubre.
Su padre, Ilan, de 56 años, salió de la casa a las 7.15 para unirse al equipo de emergencia del kibutz y nunca más se supo de él. Más tarde se determinó que lo mataron ese día y que su cuerpo fue llevado a Gaza.
Ilan había dejado a su esposa e hija en la habitación segura de la casa. “Comenzaron a disparar a la puerta, como 40 tiros hasta que lograron entrar. Vimos las conversaciones por WhatsApp y entendimos lo que estaba pasando. La gente escribía que su casa estaba en llamas y luego dejaban de responder”.
Shiri, de 53 años, le dijo a su hija que se escondiera debajo de la cama, pensando que los terroristas le dispararían al entrar a la habitación a ella y no notarían la presencia de su hija.
“Me metí debajo de la cama, entraron y se llevaron a mi mamá. Después de que la sacaron afuera, escuché disparos. Pensé que la habían asesinado, no que la secuestraron”, dijo Noga.
Cuando Shiri fue sacada de Be’eri, vio casas en llamas y también creyó que su hija estaba experimentando el mismo destino bajo el fuego, dijo Meytal.
Meytal, de 26 años, y su otra hermana, Ma’ayan, de 23, vivían en sus propios departamentos de estudiantes separados en otras partes de Be’eri y se comunicaron con Noga, que se mantenía escondida bajo la cama, a través de WhatsApp durante todo el día. Las hermanas mayores, que se refugiaron en sus habitaciones seguras durante 12 horas hasta que los soldados de las FDI pudieron rescatarlas, instaron a Noga a escapar de la casa de sus padres, que estaba ardiendo en llamas.
Finalmente Noga logró escabullirse de la casa e intentó esconderse entre unos arbustos, pero fue descubierta rápidamente, ya que el kibutz estaba lleno de terroristas.
“Me rodearon unos 40 terroristas con Kalashnikov. Me ataron las manos a la espalda. Mientras me llevaban, vi los cadáveres de personas que conocía del kibutz. A los minutos me subieron a un auto y comenzaron a manejar”, recordó a Canal 12.
Miedo constante en Gaza
Miles de palestinos, incluidos niños, vitorearon cuando el vehículo entró en las calles de Gaza e intentaron golpearla y tirarle del pelo a través de las ventanillas rotas. “No entendía por qué demoraban en dispararme y ya”, dijo.
Noga fue trasladada por varias casas durante su cautiverio, siempre vestida con hiyab, y le dijeron que tomara la mano de su captor para que los espectadores creyeran que estaban casados y no que eran rehenes israelíes.
“Nos trajeron cartas para jugar y me dije: ‘Jugaré con ellos y haré lo que quieran mientras no disparen’. Sus estados de ánimo cambiaban muy rápidamente. En un momento jugaban con nosotros y se reían y al siguiente entraban con una pistola. Siempre había que complacerlos”, dijo Noga.
Recordó cómo sus captores hablaban constantemente de que Israel les pertenecía y que ella era una ocupante. Uno de ellos le dijo que era maestro de escuela primaria y que los israelíes lo habían expulsado injustamente de su casa.
Después de varios días en cautiverio, su captor de Hamas le profesó a Noga su amor y le dijo que llevaría a su madre a su departamento para que ella pudiera darle su aprobación a su matrimonio.
Más tarde entró en el departamento una mujer de aspecto árabe. Noga no se dio cuenta de inmediato de que era su propia madre. “Pensé que la habían asesinado, pensé que estaba sola. De repente, ella estana viva y yo no estaba sola”.
Incluso después de que su madre dejó en claro que no aceptaría el matrimonio, Noga tenía la idea de que la dejarían en Gaza para siempre con su captor de Hamas.
“La gente no comprende el sentimiento de miedo”, dijo Noga. “Estuve 50 días, 24 horas al día, 7 días a la semana, con el pensamiento de que se cansarían de mí y simplemente me dispararían o que al final no me necesitarían, o que nos dispararían mientras dormíamos en medio de la noche”.
Noga dijo que no podrá llorar la muerte de su padre mientras 133 rehenes permanezcan en Gaza. “Han estado allí durante un tiempo indescriptible. En un momento nos trajeron una botella de agua de medio litro para dos días. No puedes sobrevivir así durante 200 días”.
Si bien ha perdido gran parte de su fe en las FDI, que no estaban allí para protegerla a ella y a su familia el 7 de octubre, Noga planea alistarse el próximo mes.
“El día de mi liberación, al ver soldados con uniformes de las FDI, fue la primera vez [desde el 7 de octubre] que me sentí segura, así que eso cambió algo”, dijo.
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