El calor pone a prueba los límites de la supervivencia humana en los puntos más calientes del planeta
Las temperaturas extremas exceden la capacidad del cuerpo para regular su propia temperatura interna
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WASHINGTON.- Mientras en el hemisferio norte el verano se acerca a su cenit, en los lugares más calurosos de la Tierra las elevadas temperaturas están poniendo a prueba los límites de la supervivencia humana y demuestran que los fenómenos de clima extremo son cada vez más posibles y probables, con la aceleración del calentamiento global como telón de fondo.
En los últimos días, China registró un pico histórico de temperatura de 52,2°C, mientras que el Valle de la Muerte, en el sureste de California, alcanzó los 53,3°C, apenas un grado menos que la máxima absoluta que se haya registrado en la Tierra. Para hoy se espera que la temperatura en la ciudad de Phoenix, Arizona, supere los 43°C y marque una seguidilla de 19 días consecutivos de temperaturas récord. Y en Medio Oriente, la sensación térmica arañó los 66°C, alcanzando, o incluso superando, los niveles de calor que el cuerpo humano puede tolerar.
Esas temperaturas exceden la capacidad del cuerpo para regular su propia temperatura interna, y según los expertos, son un anticipo de lo que nos espera a medida que el calentamiento global siga fogoneando el calor y la humedad.
“Sabemos que en este mismo momento hay gente muriendo a causa de la temperatura extrema”, dice el geógrafo Cascade Tuholske, profesor adjunto de la Universidad Estatal de Montana.
Sin aire acondicionado, ventiladores o sombra, al cuerpo solo le queda su propios sistema de refrigeración interno para sobrellevar el calor. Parte del calor corporal puede liberarse por convección y radiación, aunque eso solo funciona cuando la temperatura del aire es inferior a la del cuerpo.
Después de ese umbral, la única manera de refrescarse que tiene el cuerpo es la transpiración, que disipa el calor corporal al convertir el sudor en vapor.
“Pero transpirar solo funciona como mecanismo de enfriamiento si el sudor puede evaporarse”, dice Larry Kenney, un profesor de la Universidad Estatal de Pensilvania que investiga la respuesta fisiológica ante las altas temperaturas, y agrega que el sudor que se acumulado y chorrea por el cuerpo “produce deshidratación sin lograr ningún efecto refrigerante”.
Las investigaciones muestran que el cuerpo humano pierde su capacidad de enfriarse a través de la transpiración a partir de los 35°C, en una escala conocida como “temperatura de globo y bulbo húmedo”, que combina temperatura, humedad, velocidad del viento, ángulo de incidencia solar y nubosidad.
Un estudio publicado por el profesor Kenny el año pasado en base a sus observaciones de sujetos de prueba voluntarios en una “cámara de ambiente controlado”, estima que ese umbral debería ser más bajo, cerca de los 31°C, incluso para los niños y los adultos sanos.
A partir de ese punto, la exposición a tanto calor y humedad puede exigir al músculo cardíaco y hacer que la temperatura corporal suba sin freno, señala Kenny. Por eso el calor extremo es especialmente peligroso para los adultos mayores y las personas con cardiopatías.
El domingo, en la Aeropuerto Internacional de Golfo Pérsico, Irán, la temperatura del aire rozó los 38°C, con una atmósfera saturada de humedad. Esas condiciones se tradujeron en una temperatura de globo y bulbo húmedo de 33,7°C, según la calculadora de conversión de bulbo húmedo del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos.
El calor y la humedad eran tan intensos que se tradujeron en una sensación térmica que literalmente excedió cualquier escala que se tome. La escala de sensación térmica fue diseñada con un máximo de alrededor de 58°C, pero este domingo, en el Golfo Pérsico estuvo al borde de los 66°C.
Pero no hay que irse hasta Medio Oriente para encontrar niveles invivibles de sensación térmica. Este lunes, las temperaturas “de bulbo húmedo” en todo el sudoeste y sudeste de Estados Unidos rondó los 33°, según datos del Servicio Meteorológico norteamericano.
Una investigación publicada en 2020 reveló que los eventos de bulbo húmedo con temperaturas peligrosamente elevadas son cada vez más frecuentes: más del doble que en 1979.
Este año, las condiciones climáticas extremas se dan en paralelo con un gran incremento del calor a nivel mundial, producto del regreso del patrón climático de El Niño, que echa más leña al fuego del calentamiento global provocado por los gases de efecto invernadero.
Este junio fue el más caluroso en la Tierra del que se tengan registros, y la tendencia también se extiende a los océanos.
Los habitantes de Florida están muy acostumbrados a la humedad, pero este año están sufriendo niveles récord de calor y humedad, y la temperatura del agua del mar se acerca peligrosamente a los 38°C. Según Tuholske, eso implica que ni siquiera un chapuzón en el océano sirve para aliviar el calor.
“El verano boreal de 2023 está demostrando ser uno de los más calurosos, por no decir el más asfixiante y peligroso del que tengamos registros”, apunta Tuholske.
Por Scott Dance
Traducción de Jaime Arrambide
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