El Buenos Aires de Perú que sí visitará Francisco
LIMA (El Comercio/GDA).- Buenos Aires se prepara para recibir a Francisco mañana. Pero no se trata de la capital argentina, ciudad en la que nació Jorge Bergoglio. Se trata de Buenos Aires de Trujillo, uno de los vecindarios más empobrecidos de La Libertad, ubicado en el distrito peruano Víctor Larco Herrera. Ese es uno de los lugares elegidos por el Papa para este viaje por Perú, a donde llegó ayer tras su paso por Chile.
Buenos Aires de Trujillo -que tiene una población de 30.000 habitantes, católicos en su mayoría- es un barrio costero en el que la precariedad salta a la vista. Son pocas las calles en buen estado y muchas casas están a medio construir o son de materiales rústicos. En los últimos años, los vecinos se han acostumbrado a resistir los golpes de la naturaleza. La erosión del mar, por ejemplo, devoró su única playa desde inicios de este siglo y en marzo del año pasado El Niño costero no tuvo piedad. Las lluvias y las inundaciones dejaron en Buenos Aires más de 3000 personas damnificadas, 502 casas colapsadas y unas 11.000 familias afectadas.
A pesar de la desgracia, varios vecinos de Buenos Aires celebrarán con entusiasmo los 75 años de creación de su distrito, Víctor Larco Herrera. La fecha central de la efeméride es el 21 de enero, precisamente un día después de la visita de Francisco. “Es una linda coincidencia que el Papa nos visite en la víspera de nuestro aniversario de fundación”, dice el alcalde distrital, Carlos Vásquez.
El Papa pisará Buenos Aires luego de oficiar una misa en el balneario de Huanchaco ante –se calcula– más de un millón de fieles. Su contacto con los vecinos de este barrio está programado para las 12.15 de mañana, cuando cruce la avenida Libertad –que será rebautizada como Papa Francisco– para luego llegar a la Plaza de Armas de Víctor Larco Herrera.
La visita del Pontífice a Buenos Aires durará solo 15 minutos, aunque no se descarta que rompa el protocolo, como lo hizo en México para rezar junto a fieles. En su paso también estará cerca del sector de Progreso, una de las zonas más golpeadas por El Niño costero en La Libertad.
Bergoglio se despedirá de Buenos Aires por la avenida Larco Herrera. A bordo del papamóvil, se dirigirá hacia Trujillo.
Quienes conocen la vocación del Papa aseguran que él elige sus viajes con mucho cuidado y puso énfasis en las periferias. En Buenos Aires de Trujillo, el Pontífice encontrará sin duda mucho llanto y sufrimiento. “Esperamos que el mensaje del Papa venga con algún tipo de ayuda”, ansía Sisi Ávila. Su casa, de adobe y quincha, se vino abajo con las lluvias e inundaciones y ahora comparte una carpa con su pequeño hijo.
Y María Chávez, otra damnificada de El Niño costero, confía en que la visita de Francisco sensibilice a las autoridades de La Libertad respecto a la necesidad de acelerar las obras de reconstrucción en su vecindario.
“A inicios de este año, los peruanos sufrimos las consecuencias de El Niño costero y muchas familias quedaron gravemente afectadas. Esta situación no es ajena al Papa, que eligió a Buenos Aires como símbolo para encontrarse con los damnificados y mantener viva la esperanza de un futuro con mejores oportunidades para todos”, resalta monseñor Miguel Cabrejos, arzobispo metropolitano de Trujillo.
No hay relación entre el nombre de la capital de la Argentina y el vecindario que visitará Francisco en Trujillo. Según el historiador liberteño Alberto Pinillos Rodríguez, el barrio de Buenos Aires debe su nombre al buen clima y a los vientos que caracterizaban al lugar.
“Entre los años 40 y 50, más o menos, los escolares de Trujillo iban a la playa de Buenos Aires para volar sus cometas y construir castillos de arena”, cuenta Pinillos. Hoy, en vez de playa, Buenos Aires cuenta con un extenso enrocado que busca frenar la erosión producida por el mar. Con cierta frecuencia se debe arrojar más piedras al lugar para proteger las viviendas.
Asimismo, hasta 1945 Buenos Aires era el nombre de todo el distrito y no solo el de un barrio. No obstante, ese año el presidente Manuel Odría promulgó una ley que sustituyó el nombre de Buenos Aires por el de Víctor Larco Herrera. Esto en memoria del político, agricultor y filántropo trujillano –fallecido en 1939– que dedicó buena parte de su vida a obras sociales. Se cuenta que Larco Herrera fue uno de los primeros benefactores de los vecinos de Buenos Aires.
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