El bombardeo “por error” durante la Segunda Guerra que dejó 86 niños muertos en Dinamarca: “Bajé al sótano con un compañerito que no sobrevivió”
Una sombra en mi ojo, entre las películas más populares de Netflix, recuerda un ataque de la aviación británica de 1945 contra una escuela en Copenhague; LA NACION habló con una sobreviviente que tenía 6 años en ese momento
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Esta nota contiene spoilers de la película Una sombra en mi ojo
“¿Era necesario?”, se sigue preguntando a los 83 años Elisabeth Lyneborg, una de las pocas sobrevivientes del ataque de la aviación británica a la escuela francesa Jeanne d’Arc en Copenhague el 21 de marzo de 1945. En aquel momento, con 6 años, ella era alumna del jardín de infantes. “Lo que recuerdo es que luego de la primera explosión bajé las escaleras hacia el sótano de la escuela de la mano de mi compañerito Peter, también del Kindergarten. Todo a oscuras. Yo sobreviví, Peter no”, contó Lyneborg a LA NACION en diálogo telefónico desde la capital danesa.
En la película danesa Una sombra en mi ojo (Skyggen i mit øje), estrenada en Netflix en marzo pasado y rápidamente convertida en una de las más vistas del sitio, el director Ole Bornedal recuerda la llamada “Operación Cartago”, un episodio casi desconocido de la Segunda Guerra cuando la Royal Air Force atacó Copenhague, ocupada desde hacía cinco años por los nazis.
El objetivo era destruir la Shellhus (“Casa Shell”) originalmente propiedad de la compañía petrolera, pero requisada por las fuerzas de ocupación como sede de la Gestapo. La petición de bombardear Shellhus procedía de la propia Resistencia danesa, a pesar de que se sabía que el último piso del edificio estaba siendo utilizado para albergar daneses a modo de escudo humano, y torturarlos allí.
“Mi propio padre formó parte de la Resistencia danesa y estuvo detenido pocas semanas antes del ataque”, recordó Lyneborg.
Los estrategas británicos rechazaron durante varios meses la posibilidad del bombardeo precisamente porque el edificio estaba en el medio de la ciudad de Copenhague. Para llegar al objetivo era necesario volar de forma arriesgada a una altura muy baja. Finalmente, en la película se ve cómo los británicos aceptaron realizar la misión, y construyeron modelos a escala de la base de la Gestapo y de la ciudad para que los pilotos y los navegantes los utilizaran en la preparación del ataque.
Los aviones salieron a las 11 de la mañana del 21 de marzo de 1945 del aeródromo de Fersfield, al este de Inglaterra. El escuadrón estaba conformado por varios cazabombarderos Mosquito. Decenas de cazas Mustang darían cobertura destruyendo la defensa antiaérea nazi. Pero cuando ya sobrevolaban Copenhague algo salió mal y se desencadenó la tragedia.
El origen de la tragedia
Durante la primera oleada, un avión Mosquito chocó contra un poste de luz dañando su ala, y terminó estrellado contra el edificio de la Escuela Jeanne D’Arc.
“Cuando se produjo la primera explosión, la monja que estaba a cargo de nosotros nos ordenó bajar al sótano, y yo me tomé entonces de la mano de mi compañerito Peter”, recordó Lyneborg.
Pero como la misión del primer Mosquito era indicar al escuadrón el blanco de la Shellhus, el resto de los pilotos británicos interpretó erróneamente que la escuela era el edificio de la Gestapo (que en realidad estaba a un kilómetro y medio de distancia) y comenzaron a lanzar sus bombas sobre el colegio donde había centenares de chicos. (La primaria era solo para niñas, pero el jardín era mixto).
“Llegamos al sótano y era ensordecedor el ruido de las explosiones, mientras caían sobre nosotros los escombros. En medio de la penumbra vi además que se habían roto las cañerías y que se estaba inundando todo”, dijo Lyneborg.
La sobreviviente no recuerda cuánto tiempo pasó allí, pero sí que el nivel del agua crecía peligrosamente. Ante el riesgo de morir ahogada, la pequeña trepó entre los escombros hacia el lugar de donde provenía una luz, hasta que finalmente fue rescatada y llevada a un hospital. Sus heridas físicas fueron menores.
Otros aviones británicos llegaron a bombardear acertadamente la Shellhus, permitiendo la fuga de 18 prisioneros.
En la “Operación Cartago” murieron un total de 125 civiles daneses, incluyendo 86 chicos y 18 adultos en la escuela. Además fallecieron nueve pilotos británicos y 55 soldados alemanes.
Tiempos de silencio
El segundo drama de esta historia llegó después del bombardeo y no aparece en la película, aunque quizás queda reflejado simbólicamente en el personaje del pequeño Henry (interpretado por el joven actor Bertam Bisgaard), quien meses antes de la destrucción de la escuela francesa queda mudo luego de presenciar un ataque a un automóvil particular y ver los cuerpos calcinados de vecinos de Copenhague.
“En aquellos tiempos, la idea de los médicos era que la mejor forma de ayudarnos a superar el trauma que habíamos vivido era que no se nos dejara hablar del tema. Así, durante muchos años no pude dormir de noche o me despertaba sobresaltada, pero ni mis padres ni nadie me permitía ni siquiera mencionar el ataque”, recordó Lyneborg, un testimonio que coincide con el de otros sobrevivientes.
Algunos historiadores atribuyen el desconocimiento del público en general de este histórico episodio precisamente a que durante décadas los protagonistas no se refirieron a la cuestión en forma pública ni privada.
“Las primeras que rompieron ese muro de silencio fueron algunas excompañeras que, siendo ya adultas, empezaron a escribir sus vivencias y las publicaron. Yo redacté mi primer libro en 1984″, contó Lyneborg. “Fue una experiencia muy liberadora”, agregó en referencia a sus memorias Yo estuve allí el 21 de marzo de 1945.
A los 83 años, madre de cinco hijos (tres varones y dos hijas adoptadas de pequeñas en Corea, hoy de 52 y 54 años), abuela de tres nietos, y sacerdote de la iglesia danesa, Lyneborg no guarda rencor hacia los aviadores británicos, pese a que perdió decenas de compañeritos y vecinos en el ataque.
“De todas maneras sigo preguntándome si era necesario ese bombardeo casi al final de la guerra, y con tantas posibilidades de fallar en el objetivo. Pero los aviadores que lanzaron las bombas sobre nosotros no fueron los culpables. Ellos solo obedecían órdenes”, los excusa.
El diálogo telefónico de Lyneborg con LA NACION concluyó con una reflexión de la sobreviviente: “El paso del tiempo va sanando las heridas... pero las cicatrices van a quedar siempre en el alma”.
“Basado en hechos reales” es una serie de notas que describe el contexto histórico detrás de ficciones internacionales. En este link podrás acceder a todos los artículos.
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