El bloqueo del aeropuerto de Hong Kong se extiende y eleva la tensión con China
Miles de manifestantes que tomaron la terminal fueron reprimidos por la policía; el régimen de Xi movilizó tropas a la frontera del enclave y Trump hizo un llamado a la calma
HONG KONG.- Miles de manifestantes prodemocracia mantuvieron ayer bloqueado por segundo día consecutivo el aeropuerto internacional de Hong Kong, la octava terminal aérea del mundo en tránsito de pasajeros, cuya movilización dio lugar a una dura represión de la policía y a una advertencia sin precedente de China.
Armados con gas lacrimógeno y cachiporras, agentes antimotines confrontaron a los manifestantes, que utilizaron los carritos de equipaje para bloquear las entradas del aeropuerto, con los que interrumpieron las operaciones.
Luego de un breve período por la mañana, cuando los aviones pudieron despegar y aterrizar, las autoridades aeroportuarias suspendieron los servicios de documentación para los vuelos que salían a la tarde y avisaron a la gente que directamente no acudiera al aeropuerto, donde se producía la disputa. "¡Defiendan Hong Kong! ¡Defiendan las libertades!", gritaban los manifestantes, mientras que en las paredes algunos pegaban adhesivos que rezaban: "¡Ojo por ojo!".
El "ojo por ojo" fue el eslogan adoptado para la protesta después de que una mujer sufrió una grave lesión que le habría hecho perder la visión de un ojo durante una manifestación, el domingo pasado, que derivó en escenas de violencia.
"Quiero que cerremos el aeropuerto como ayer [lunes] para que se anulen todos los vuelos que salen de acá", desafió un estudiante de 21 años que se hacía llamar Kwok. Luego formaron una cadena humana para impedir el paso de pasajeros, con quienes se produjeron algunos enfrentamientos.
En tanto, el régimen del presidente Xi Jinping dirigió su advertencia más grave desde el inicio de la movilización, hace diez semanas, a través de videos difundidos por sus medios oficiales en los que se muestra a las fuerzas de seguridad agolpándose en la frontera de la región semiautónoma.
El Diario del Pueblo y el Global Times, dos medios que responden con fidelidad al Partido Comunista Chino (PCCh), difundieron videos en los que supuestamente se veían blindados de transporte de tropas dirigiéndose hacia Shenzhen, ciudad industrial a las puertas de Hong Kong.
El video muestra aproximadamente dos docenas de vehículos blindados que aparentemente circulan por Shenzhen, así como otros transportistas de tropas que abandonan la provincia de Fujian, a unos 600 kilómetros de Hong Kong.
El presidente norteamericano, Donald Trump, se mezcló en la discusión al señalar que China, con la que mantiene una disputa comercial, estaría efectivamente movilizando a sus Fuerzas Armadas.
"Nuestra inteligencia nos informó que el gobierno chino está desplegando tropas en la frontera con Hong Kong. Todos deben estar tranquilos y seguros", escribió en Twitter. Agregó que la situación en Hong Kong era "muy difícil", pero que esperaba que se pudiera resolver de forma "pacífica", sin que nadie muriera.
Las interrupciones en el aeropuerto significan la intensificación de un movimiento de protestas dirigido a lo que muchos residentes ven como un deterioro cada vez mayor de las libertades prometidas en 1997, cuando China asumió la soberanía de la excolonia británica.
El desencadenante fue el intento del gobierno local de lograr la aprobación de una ley que permitía la extradición de Hong Kong a la China continental, y que en la práctica era visto como una manera de controlar a la oposición.
La jefa de gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, designada por Pekín, alertó sobre las consecuencias para la ciudad, uno de las capitales mundiales de las finanzas. "La violencia, ya sea su uso o su justificación, llevará a Hong Kong por un camino sin retorno y hundirá a su sociedad en una situación muy preocupante y peligrosa", dijo sobre los manifestantes.
Pero esas declaraciones no lograron disuadir a las miles de personas agolpadas en el aeropuerto, uno de los más frecuentados del mundo, con 74 millones de pasajeros anuales, donde estaban decididas a quedarse en desafío al gobierno.
Al contrario de las afirmaciones de Lam, sin embargo, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, alertó contra la represión que llevó adelante la policía y reclamó una "investigación imparcial".
Bachelet recordó que los derechos a la libertad de expresión y manifestación están reconocidos por los convenios internacionales, aunque también señaló que todos los manifestantes deben "expresar sus ideas de forma pacífica".
Por su parte, la misión diplomática de Pekín en Ginebra, sede del organismo que encabeza Bachelet, afirmó que sus palabras "contradicen los hechos" y "envían la señal equivocada a los criminales violentos". "China expresa su profundo malestar y firme oposición [a sus expresiones]", agregó.
Agencias AFP, AP y ANSA
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