El Big Ben vuelve a sonar después de cinco años de refacciones: cuánto costó repararlo
Las obras costaron 95 millones de dólares, fue el período más largo en que la icónica torre londinense estuvo casi en silencio total; entre otras ocasiones sus campanas repicaron en los funerales de Isabel II
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LONDRES.- La Gran Campana del Gran Reloj del Palacio de Westminster, conocida en todo el mundo como “Big Ben”, volverá a estar en servicio a tiempo completo a partir del domingo, tras haber estado prácticamente callado durante los últimos cinco años, mientras se llevaba adelante el proyecto de renovación más ambicioso de la historia en las deterioradas Cámaras del Parlamento.
El viernes a las 11 de la mañana, el guardián del Gran Reloj y su equipo de relojeros probaron el carrillón de campanas, y la multitud congregada en Whitehall para conmemorar el Día del Armisticio pudo volver a oír el tañido de la torre. Todo salió bien.
“Maravillo, extraordinario, nos quedamos un buen rato”, dice Art Wallace, de 56 años, que vino a visitar la capital con su madre desde Yorkshire, en el norte de Inglaterra.
Desde 2017, cuando se inició el proyecto de renovación de 95 millones de dólares, la Torre de Isabel y el reloj de aguja estuvieron mayormente cubiertos de andamios, y las campanas, que funcionaban las 24 horas de los 7 días de la semana, fueron silenciadas, salvo para repicar con un mecanismo de reemplazo en vísperas de Año Nuevo, para marcar el Brexit, y durante los funerales de la Reina Isabel II, cuando tañó 96 veces, una vez por minuto, por cada año de la extensa vida de la monarca.
Pero ahora el Big Ben vuelve a ser parte del ambiente sonoro de la vida cotidiana londinense. Anunciará la hora con la campana grande, y cada cuarto de hora tañendo las notas sol sostenido, fa sostenido, mi y si.
El viernes, la BBC y otros canales de televisión mostraron en vivo el tañido de las campanas. Para Gran Bretaña, recuperar su reloj icónico y volver a cierta normalidad es una noticia esperada. Desde julio, el reino está sumido en el caos, con tres primeros ministros jugando al juego de la silla: sale Boris Johnson, entra Liz Truss, sale Liz Truzz, entra Rishi Sunak.
Cuando esos relojes de la época victoriana fueron puestos en funcionamiento, en 1859, el Big Ben era el reloj de cuatro caras más grande y exacto del mundo.
Su sonido de gong ha sido utilizado en innumerables películas y dramas televisivos, y aparece en un millón de video clips de turistas y visitantes. La elevada Torre de Isabel es uno de los monumentos arquitectónicos más reconocibles del mundo, junto con la Torre Eiffel y las pirámides de Giza.
Termina así el silencio más prolongado de la historia del Big Ben. En sus 163 años de vida, las campanas -y las agujas del reloj- fueron silenciadas o ralentizadas en contadas ocasiones, por una fuerte caída de nieve o por temperaturas gélidas, y por reparaciones y mantenimientos de corta duración.
El Big Ben siguió tañendo durante toda la Segunda Guerra Mundial, símbolo de la resistencia ante el bombardeo de Londres conocido como Blitz, aunque las luces del reloj se apagaban durante la noche para que la Luftwaffe alemana tuviera dificultades para encontrar sus blancos.
La renovación de la torre y chapitel enchapado en oro, su mampostería y esfera de vidrio, el reloj y el mecanismo del campanario ha sido una obra compleja, y recién cuando el equipo de restauración instaló los andamios advirtieron que era necesaria una reparación de fondo.
Los herrajes estaban oxidados y el techo tenía filtraciones. Las piedras se desmoronaban debido a la contaminación y a la pintura negra utilizada alrededor de los cuadrantes del reloj, que no dejaban respirar a la mampostería. Y las reparaciones baratas de posguerra hechas en la década de 1950 empeoraron las cosas.
El mecanismo del reloj y el badajo de las campanas –el mecanismo completo pesa 11.400 kilos– fueron retirados y llevados a Cumbria Clock Company, especialistas en relojes en el Distrito de los Lagos, en Inglaterra, donde se limpiaron y repararon más de 1000 partes separadas, según informó la oficina de prensa del Parlamento.
Durante el Día del Recuerdo, en la torre renovada se proyectará el video de una lluvia de amapolas, la flor que simboliza a los británicos caídos en guerra.
Lindsay Hoyle, presidente de la Casa de los Comunes, dijo en un comunicado que el evento sería un “final adecuado para una semana de conmemoración en el Parlamento, en un año particularmente triste y emotivo”.
Por William Booth
Traducción de Jaime Arrambide
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