El asesinato de Shinzo Abe: fue el creador de las “abenomics”, el mandatario con más tiempo en el cargo y renunció en pandemia por problemas de salud
El exmandatario pronunciaba un discurso en el oeste del país cuando fue atacado; un hombre armado quedó detenido
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TOKIO.- El exprimer ministro de Japón Shinzo Abe, de 67 años, fue asesinado hoy en el centroeste del país. Anterior líder del Partido Liberal Democrático, daba un discurso en un acto político cuando fue atacado a tiros antes del mediodía local (pasadas las 23.30 hora argentina).
Nacido el 21 de septiembre de 1954, tuvo una extensa carrera política y fue primer ministro japonés en dos oportunidades: de 2006 a 2007 y de 2012 a 2020. Su primer paso por el poder -a los 52 años, lo que lo convirtió en la persona más joven en ocupar el cargo- fue fallido en tanto duró un año y se acortó por una serie de escándalos y por una enfermedad intestinal, la misma que lo llevó a renunciar en su segundo mandato. En ese último periodo batió un récord absoluto de permanencia en el cargo.
Abe era considerado un símbolo de cambio y juventud, pero también aportaba el pedigrí de un político de tercera generación, preparado desde muy joven para ejercer el poder en el seno de una familia conservadora de élite. Apodado “El príncipe”, era hijo del exministro de Relaciones Exterioriores Shintaro Abe y nieto del exprimer ministro Nobusuke Kishi. Sus primeros pasos en la política fueron en 1993, cuando ingresó al Parlamento; luego, en 2005, integró el gabinete del primer ministro Junichiro Koizumi como secretario en jefe del Gabinete.
En 2012, tras el tsunami de marzo de 2011 que a su vez originó la catástrofe nuclear de Fukushima, volvió a la jefatura de gobierno como un salvador. Abe, cuya elección cerraba el periodo en el que la centroizquierda había ocupado el Ejecutivo (desde 2009), aplicó políticas de reactivación económica que ayudaron a sacar adelante a Japón tras la seguidilla de tragedias.
Su estrategia de reactivación económica, los “abenomics”, obtuvo relevancia mundial y se basaba en la flexibilización monetaria, masiva reactivación presupuestaria y reformas estructurales. Entre algunos de los logros se destacan el alza de la tasa de actividad de las mujeres y las personas de mayor edad, y la inmigración para enfrentar la escasez de mano de obra.
En 2015, abogó por el derecho colectivo a la defensa propia para permitir a Japón el despliegue de tropas en el exterior para su defensa y la de sus aliados. Si bien varios países vecinos se opusieron, el Parlamento aprobó el cambio.
Como tema pendiente le quedó la reforma de la Constitución: Abe quería reconocer formalmente al Ejército de Japón tras la rendición de la Segunda Guerra Mundial, pero no lo consiguió. De hecho es un tema que sigue causando divisiones en el país.
Por su parte, en el escenario internacional, adoptó una línea dura con Corea del Norte, pero asumió un papel de pacificador entre Estados Unidos e Irán. Priorizó una relación personal cercana con el expresidente estadounidense Donald Trump para proteger el vínculo entre los dos países del nacionalismo de Trump, y buscó enmendar los lazos con Rusia y China. Pero los resultados fueron mixtos: Trump insistió en obligar a Japón a pagar más por los soldados estadounidenses basados en el país; y, por otro lado, Abe no logró concretar un acuerdo con Rusia sobre unas islas disputadas. Lo mismo ocurrió con su plan de invitar al presidente chino, Xi Jinping, para una visita de Estado.
En 2020, durante los primeros meses de la pandemia, renunció a su cargo debido a la enfermedad intestinal inflamatoria que sufría. Su popularidad había empezado a declinar ya que la política de su gobierno frente al coronavirus fue considerada demasiado lenta y confusa. En ese entonces, con 65 años, había pasado por varios escándalos pero de todos modos se había consolidado en el poder.
El asesinato de Shinzo Abe
Abe pronunciaba de pie un discurso de campaña antes de los comicios del domingo para la cámara alta del Parlamento cuando recibió los disparos que lo hirieron de gravedad y por los cuales falleció horas después en un hospital. El dirigente se encontraba en el lugar para respaldar a Kei Sato, un legislador que busca la reelección en Nara.
Según cita NHK, el político había llegado desde el aeropuerto de Haneda vía Osaka. Su intención era expresar un firme apoyo a los candidatos del Partido Liberal Democrático (PLD), espacio del que formaba parte.
Por el asesinato fue detenido Yamagami Tetsuya, un residente de Nara de unos 42 años, quien no se resistió al arresto.
Tras conocerse la noticia del ataque, el embajador de Estados Unidos en Tokio, Rahm Emanuel, afirmó que estaba “entristecido y conmocionado” por el ataque contra Abe y lo definió como “un excepcional líder de Japón y un aliado incondicional de Estados Unidos”.
En tanto, Rusia por su parte calificó este viernes como “un crimen monstruoso” y “un acto de terrorismo” el asesinato del exprimer ministro. “Estamos convencidos de que quienes concibieron y cometieron este crimen monstruoso serán debidamente castigados por este acto de terrorismo que no tiene ni puede tener justificación”, declaró el Ministerio de Relaciones Exteriores del Kremlin en una comunicado.
Agencias AFP y AP
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