El alcalde de Bérgamo: "El partido Atalanta-Valencia fue una bomba biológica"
ROMA.- Giorgio Gori cumple hoy 60 años en una situación que jamás hubiera imaginado ni en su peor pesadilla. Gori es el alcalde de Bérgamo, la ciudad y provincia de la región Lombardía más castigada por el Covid-19 -con 6471 casos y 1176 muertos oficiales, aunque se cree que hay muchos más no contabilizados, que murieron en sus casas-. Desde Bérgamo a diario salen camiones del ejército que se llevan cajones a otras regiones porque los crematorios no dan abasto. "Aunque esta noche tendré una cena en familia serena, es difícil festejar mi cumpleaños en este clima. Por eso cuento hasta 59 años, no 60", dice el alcalde con ironía.
En una entrevista de una hora vía Facebook con miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera, que estrenó una nueva modalidad de periodismo a distancia obligado por las restricciones impuestas, ante una pregunta de LA NACION, Gori confirmó que el partido de Champions League entre Atalanta –el equipo de su ciudad- y Valencia, que se jugó en el estadio de San Siro de Milán el 19 de febrero pasado, representó una "bomba biológica".
++ #Covid_19: stop in tutta Italia alle attività produttive non essenziali ++ Il Governo si fa carico di una scelta difficilissima ma necessaria a tutela dei lavoratori. Per ripartire servirà un lavoro straordinario, con sacrifici da parte di tutti.&— Giorgio Gori (@giorgio_gori) March 21, 2020
"Entonces no teniamos cognición de lo que pasaba. En Italia el paciente uno emergió el 23 de febrero. Si es verdad que el virus ya circulaba, es muy probable que los 40.000 bergamascos que fueron a la cancha de San Siro se intercambiaron virus. Nadie sabía que el virus estaba entre nosotros. Muchos se juntaron para ver el partido en grupos y esa noche hubo un fuerte acelerador de contactos, algunos que ya tenían el virus se lo pasaron a otros", dijo. "Pero no fue todo, la chispa en verdad fue en el hospital de Alzano Lombardo -localidad de 13.000 habitantes en provincia de Bérgamo-, donde llegó un paciente con una pulmonía que no fue reconocida, infectó a otros pacientes, médicos y enfermeros y ahí nació el foco del brote. Ese fue el principal problema", admitió Gori, que más allá de la situación de emergencia, se mostró fuerte y calmo.
-¿Cómo es la situación ahora en Bérgamo?
-La ciudad está desierta, las personas son muy ordenadas y rigurosas al atenerse a las disposiciones de quedarse en casa. Como saben hace dos días el gobierno cerró las fábricas y las oficinas y ya nadie se mueve salvo para hacer compras. Pero eso lo hacen en forma ordenada y prudencia, en fila, a distancia, cada uno con barbijo. Hay una fuerte comprensión de la responsabilidad individual. En cuanto al frente sanitario, la situación es aún muy crítica.
-¿Qué necesita ahora?
-Necesitamos reforzar la sanidad, que solía ser una de las mejores de Europa. En Bérgamo se está construyendo un hospital de campaña, trabajan alpinos, Emergency y una vez concluido será una gran ayuda, podremos dar alivio a la sanidad. Pero necesitamos respiradores, ventiladores pulmonares, médicos espcialistas, médicos genéricos, dispostivos de protección. Aún estamos en una fase en que debemos reforzar todo esto. Y tenemos que trabajar más en medicina de territorio: curar a las personas en su casa antes de que se agraven y necesiten ir al hospital.
-¿Cómo es la situación de los crematorios? ¿Es obligatoria la cremación?
-Enfrentamos un alto números de muertos, pedimos ayuda a las pompas fúnebres de otras regiones y el ejército nos ayudó transportando muchos féretros a crematorios de otras ciudades. Ayer hubo 112 decesos oficiales, pero probablemente hay más que no se contabilizan porque mueren en sus casas. La cremación es una práctica aconsejada, pero no obligatoria. Dejamos que las familias decidan y permitimos que un pequeño número de personas, diez, siguiendo las disposiciones vigentes (distancia, protección), asistan al momento de la sepultura. En las próximas horas enviaremos una carta a todos los ciudadanos de Bérgamo que han perdido a un ser querido, explicando dónde será cremado y garantizando el mayor decoro y cuidado posibles.
-¿Hay personas que murieron en su casa que no están contabilizadas, que no lograron llegar al hospital?
-No es un número científico, pero hice un cálculo con otros colegas de la provincia y lo que vimos es que la relación entre decesos por Covid-19 y otros es de 1 a 4. Hay muchas más muertes con diangóstico de pulmonía intesticial. Muchos ancianos, pese a los esfuerozos de llevarles oxígeno a sus casas, pero no hay posibilidad de llevar a todos, mueren en sus casas. Las familias prefieren, además, que se queden en casa, porque si no, no tienen posibilidad de despedirse. Muchos no pudieron ver más a parientes que murieron en hospital. Esto da idea de la tragedia que se vive acá. Lo que creo que saben es que el test de diágnostico se hace sólo a quien llega al hopital con síntomas serios. Si no, los pacientes se quedan a casa y los médicos de familia los siguen por tleéfono.
-¿Cómo es la situación del personal sanitario?
-Unos 140 médicos de familia se enfermaron porque no estaban protegidos: fueron a la guerra desarmados, sin defensas. Si de una red de 600 médicos se pierden 140, todo el servicio se debilita. Ahora llegan voluntarios, médicos recién recibidos, hemos llamados médicos de estructuras privadas, jubilados, por lo que creo que en pocos dias tendremos un control adecuado. Además sirven anestesistas, reanimadores, neumólogos y expertos en enfermedades infecciosas. Han llegado también del exterior, de Cuba, esperamos 31 médicos de Rusia y estamos muy agradecidos. Lo importante es evitar que los pacientes lleguen graves al hospital y hacer más territorio, es esto lo que tratamos de corregir.
-¿Por qué no se hizo una zona roja en Bérgamo?
-Es una buena pregunta. Yo pedí por días que se hiciera una zona roja en la Val Seriana (provincia de Bergamos) lo mismo que se hizo alrdedor del hospital en Codogno. Lamentablemente hubo muchas dudas y el gobierno hizo un paso más definiendo una zona naranja en Lombardía. En eso días había diversas opiniones, algunos temían los efectos de crear una zona roja porque bloqueaba economía y esta es una zona llenas de empresas, no como Lodi, agrícola, esta es zona industrial. Era más difícil.
-¿Por qué hay tantos muertos en toda Lombardia -3776 según datos de la Protección Civil de ayer, más de la mitad del total, 6077-?
-Porque hubo dos focos, Codogno, en provincia de Lodi y la Val Seriana, en Bergamo. Ambos tienen que ver hospitales en las que algunas pulmonías, ya en enero, fueron diagnosticadas como normales, de estación y no se entendió que era la manifestación del virus. Se cree que el virus estaba en Europa desde diciembre 2019 y en enero ya estaban muriendo con él, pero no sabíamos. Además, somos 10 millones de habitantes, es una zona de industria, tráficos, se va al exterior, se vuelve y tenemos un porcentaje de personas ancianas muy elevado. Y la mortandad del virus es mucho más fuerte con los ancianos.
-¿Cuál es la situación de los migrantes presentes en Bérgamo?
-No tengo noticias precisas. Hay víctimas, pero la sensación es que las personas de color están menos expuestas. Investigadores están analizando justamente esto. La incidencia del virus es mínima en el centro de acogida. Hay una investigación en curso.
-¿Hasta cuándo durará la emergencia en Bérgamo?
-En los últimos días ha habido una ralentización de la epidemia. Soy cauto porque no quiero ilusionarme, pero tengo esperanza en que las dos semanas de lockdown riguroso produzcan resultados. No sé por cuánto tiempo deberemos vivir en condiciones anómalas. Por ahora el bloqueo es hasta el 3 de abril, pero no creo que el país puede aguantar un periodo más extenso de cierre total.
-¿Bérgamo no había tomado ninguna medida de prevención al salir a la luz la epidemia de coronavirus en China, en enero?
-Bérgamo se hizo encontrar, como toda Italia, muy impreparada. No existía un plan para la emergencia o para contrastar una epidemia. La defensa se fue construyendo a lo largo de la emergencia. Al principio se pensó que era pequeña, después se entendió que era grave. Sabiendo lo que había pasado en China, toda Europa debería haberse preparadao mejor. Aún hay países que minimizan, hasta hace poco el gobierno británico y el estadounidense dijeron que era una gripe normal...
-¿Fue un error no cerrar las fábricas antes? Por otro lado hay sindicatos de algunas industrias que protestan porque siguen abiertas algunas...
-La decisión de cerrar todas las actividades productivas es muy dificil y es comprensible que haya sido el último escalón del cierre total. Pienso que era totalmente necesario, hice lo que pude para que nos escucharan. Agradezco la decisión tomada, seguramente dificil y valiente y que no podrá durar mucho y que contiene excepciones: el sector de alimentos, de energía y de la sanidad no puede detenerse. Hay muchas empresas conectadas, por ejemplo, una fábrica que produce cola no es esencial, pero esa cola sirve para pegar la etiqueta del precio en un paqurte de manzanas, hecho con plástico y telgopor. Entonces todo eso también es esencial. Es dificl establecer qué es esencial y qué no. A este punto el 75-80% de la actividad productiva está parada. Obviamente hay un protoclo muy preciso allí de medidas de seguridad y creo que en la gran mayoría de casos se respetan y los trabajadores están protegidos.Pienso que si no hay seguridad para los obreros, la fábrica debe detenerse.
-¿Algo más que quiera destacar en esta situación inimaginable hace unas semanas?
-Sí, la respuesta positiva de solidaridad que sale a la luz en mi ciudad. Estoy sumergido de ofertas de personas que quieren ayudar, por ejemplo con una donación del sistema eléctrico para el hospital de campo, la fabricación de barbijos, con voluntarios, etc. Hay un aspecto trágico, pero hay un aspecto muy positivo porque salen a flote todos los valores de esta comunidad, su fuerza, su sobriedad. Bérgamo no se queja, respeta las reglas. Estoy seguro de que apenas podramos volver a trabajar, somos grandes trabajadores los bergamascos, volveremos a poner de pie esta ciudad, este territorio y podremos remediar los daños. Es el desafío más duro que enfrentamos desde la Segunda Guerra Mundial.
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