Se ubica a 24 kilómetros del continente y depende de un ferry para suministros y transporte, una situación que determinó la idiosincrasia de sus habitantes
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Mientras el ferry se balanceaba contra el muelle de concreto en la isla de Eigg, hubo un retraso en el desembarco de los pasajeros.
Los marineros cargaron cajas y paquetes desde un bote hasta el ferry y revisaron dos veces la proa para asegurarse de que no olvidaban nada.
El último paquete era un fajo de periódicos, enrollados y etiquetados individualmente.
Mientras movían los periódicos de un lado a otro, uno rodó hacia los escalones que conducían al agua. La bota de uno de los tripulantes del ferry lo detuvo justo antes de llegar al borde.
Eigg forma parte de las Islas Hébridas Interiores de Escocia, llamadas Islas Pequeñas.
Se encuentra a 24 kilómetros del continente y depende de un ferry que circula varias veces a la semana para suministros y transporte, dependiendo de las condiciones del clima.
En este lugar, el desperdicio no es una opción y la sostenibilidad es una necesidad.
“La sostenibilidad siempre ha sido parte de la vida de la isla y de las granjas aquí”, explicó Norah Barnes, guardabosques del Fideicomiso de Conservación de Vida Silvestre y Caza de Escocia en Eigg.
“Eres un poco más consciente de lo que estás usando. No puedes simplemente ir a una tienda en la misma calle para conseguir algo. Todo lo que queremos, literalmente tenemos que trasladarlo en barco”.
Las Islas Pequeñas son Eigg, Canna, Sanday, Rum y Muck. Juntas suman una población de apenas 150 a 200 personas.
Eigg mide ocho por cinco kilómetros. Aunque es la segunda más grande, de lejos es la más poblada, con alrededor de 110 residentes, lo cual les ha ayudado a fomentar una comunidad que colectivamente se hace cargo del futuro de la isla.
La vida comunitaria
Al bajar del ferry, caminé una corta distancia hasta An Laimhrig, el centro del muelle.
Recientemente ampliado y remodelado para servir al creciente número de isleños y visitantes, el complejo está en el corazón de la vida comunitaria.
Mientras me orientaba con un mapa, los isleños iban y venían, recogían entregas, dejaban cartas y compraban suministros en la única tienda de comestibles de la isla que también funciona como oficina de correos.
Además de una cafetería y una tienda de comestibles, el complejo alberga una tienda de artesanías, alquiler de bicicletas, así como baños y duchas públicas para quienes acampan al aire libre o se alojan en tiendas de campaña de propiedad comunitaria.
Allí se encuentra el monumento de piedra que conmemora la compra comunitaria de la isla en 1997.
El donante misterioso
En vista de que los terratenientes estaban ausentes o no mostraban interés en el desarrollo de la isla, los residentes de Eigg se convencieron de que la propiedad comunitaria era la única manera de garantizar el futuro de aquel territorio.
“Los habitantes de la isla se dieron cuenta de que no íbamos a tener una gran comunidad a menos que la hiciéramos nosotros mismos”, dijo Maggie Fyffe, secretaria de la organización propietaria de Eigg.
Cuando la isla salió a la venta en 1996, los lugareños comenzaron a recaudar dinero.
“Los residentes contribuyeron y tuvimos una gran campaña de recaudación de fondos. Tuvimos al famoso donante misterioso que finalmente donó más de un millón de dólares y gracias a eso cerramos el trato”.
Aunque los visitantes vienen por muchas razones, Eigg es ideal para quienes están interesados en las actividades al aire libre.
Sus lugares más famosos son la playa Singing Sands, en el norte de la isla, donde el movimiento de la arena de cuarzo emite un sonido característico, y la imponente cresta de piedra de An Sgurr, formada hace unos 58 millones de años a partir de una erupción volcánica que ocurrió en el oriente de la isla.
En el medio hay llanuras escarpadas, páramos, bosques, kilómetros de costa y playas de arena blanca que se parecen a las del Caribe, e incluso una pequeña sección de selva tropical templada.
La isla prácticamente no se ha visto afectada por las industrias que alteraron el paisaje en gran parte de Gran Bretaña.
“Aquí no tenemos una agricultura muy intensiva”, explicó Barnes. “El paisaje es propicio para la vida silvestre. No hay pesca comercial ni agricultura a gran escala y las playas y el mar son de aguas limpias y claras”.
Para aprovechar el cielo despejado y la vista desde su cima, me propuse subir a An Sgurr.
Esta montaña parece invencible, con imponentes muros de piedra negra. Un camino ofrece un ascenso relativamente fácil hasta la cima.
A casi 400 metros, las vistas desde la cumbre son increíbles y se extienden hacia Rum, Skye y el continente.
Ningún otro lugar ofrece una panorámica mejor de Eigg. Cuando el viento se levantó, observé cómo las turbinas eólicas de la isla agitaban el aire.
Pioneros en energía
En 2008, Eigg se convirtió en la primera comunidad del mundo en vivir sin estar conectada a una red eléctrica; la energía viene del viento, el agua y la energía solar.
Los tres sistemas se complementan entre sí para que casi cualquier condición climática sea propicia para producir electricidad.
Para garantizar el suministro, todavía existen generadores de respaldo, pero la inmensa mayoría proviene de fuentes renovables.
“La cantidad de energías renovables que utilizamos varía según el clima, pero hemos utilizado hasta el 90%”, explicó Fyffe.
Los beneficios del nuevo sistema renovable han sido numerosos.
Antes la isla dependía de generadores diésel, lo cual era un dolor de cabeza logístico, advierte Barnes.
“Había que enviar el diésel, trasvasarlo en barriles, llevarlo a casa y llenar el generador. Era un trabajo enorme. El uso de energía renovable ha mejorado mucho la vida diaria de las personas y el medio ambiente”.
También es un paso hacia la autosuficiencia. Con la crisis energética global que eleva los precios en todo el mundo, Fyffe explicó cómo este modelo ha ayudado a proteger a la isla del aumento del costo de vida.
“El precio (de la energía) aquí era más alto que en el continente, pero probablemente ahora es más barato. Lo subimos un poco de vez en cuando, pero no lo hemos hecho en los últimos años porque ha sido muy difícil para todos”.
Eigg continúa trabajando para ser más sostenible.
“Estamos involucrados en otro estudio de viabilidad que analiza cómo podríamos llegar a no tener emisiones de carbono”, dijo Fyffe.
“Esperamos construir una casa y renovar el antiguo consultorio médico para alquilarlo y vamos a probar bombas de calor de fuente de aire para ver qué tan eficientes son. Luego, la gente podrá mudarse allí”, detalló.
“Necesitaremos más suministro para esto, probablemente tres turbinas grandes, aunque todavía estamos en una etapa inicial”.
Opciones para la reforestación
La mayor parte de la isla utiliza estufas de leña para la calefacción.
Eigg está ejecutando un proyecto forestal sostenible para garantizar el suministro de madera, talando árboles para proporcionar leña a los residentes de la isla y madera para la exportación, pero al mismo tiempo plantando nuevos árboles y ampliando los bosques.
“Se creó un vivero para replantar árboles donde se talaron los viejos”, explicó Barnes. “Algunos se utilizarán como combustible de madera y otros se conservarán para la vida silvestre. Se están cultivando árboles nativos”.
La población de la isla es la más alta en al menos medio siglo.
Eigg también parece haber sido capaz de evitar el problema de que las comunidades se queden vacías en invierno porque los habitantes se marchan a segundos hogares.
De hecho, el principal desafío parece ser proporcionar un hogar permanente a los residentes que viven en caravanas o alojamientos temporales.
“Estamos tratando de proporcionar casas a las personas que viven aquí. Tenemos bastantes personas en alojamiento temporal, por lo que estamos tratando de aumentar las propiedades disponibles para alquiler”, dijo Fyffe.
“Hay mucha gente esperando a que aparezca una propiedad para alquilar”.
Mientras la infraestructura mejora, este crecimiento y demanda de vivienda es una señal positiva que contrarresta la amenaza de despoblación que enfrentan muchas islas.
Y este optimismo parece ser compartido por los animales silvestres de la zona.
“Hace cuatro años, un par de águilas marinas regresaron a la isla después de extinguirse en Eigg”, dijo Barnes.
“Fueron reintroducidas en Rum pero regresaron a Eigg y han producido crías durante los últimos tres años”.
Por Hugh Tucker
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