EI reivindica otro ataque en Alemania y pone a Merkel bajo presión
Un joven sirio juró lealtad al jihadismo antes de inmolarse anteayer; se multiplican las críticas a la política migratoria
BERLÍN.- Alemania no despierta de la pesadilla. Un atentado suicida perpetrado por un inmigrante sirio y reivindicado ayer por Estado Islámico (EI) prolongó una racha sangrienta de cuatro ataques en una semana y sumió al país en una sensación de terror inédita. Las críticas apuntaron, otra vez, a la política de refugiados y seguridad de Angela Merkel.
El nuevo incidente se produjo antenoche en Ansbach, una idílica localidad en el sur de Alemania. Un sirio de 27 años al que se le había denegado la solicitud de asilo intentó ingresar con una mochila bomba a un concierto al aire libre con más de 2000 asistentes. Tras ser rechazado en la puerta porque no tenía entrada, activó la carga.
La explosión mató al atacante e hirió a 15 personas, cuatro de gravedad. Los investigadores confirmaron ayer que tenía material jihadista, material para fabricar más bombas y un video en su teléfono que anunciaba "un acto de venganza en nombre de Alá". El primer atentado suicida islamista en Alemania fue reivindicado por EI, aunque aún no hay pruebas de su implicación.
Horas antes, otro sirio de 21 años asesinó con un machete de 40 centímetros a una mujer al parecer embarazada en Reutlingen, también en Baviera, e hirió a otras dos personas antes de ser atropellado por un auto y detenido por la policía.
El lunes pasado, un joven refugiado afgano había herido ya con un hacha a los pasajeros de un tren de Wurzburgo al grito de "Alá es grande" en otro atentado reivindicado por EI, el primero en suelo alemán.
Combinada con el tiroteo que el viernes dejó diez muertos en Munich, la vertiginosa serie criminal disparó la percepción de inseguridad en un país que hasta ahora veía el terrorismo como algo lejano. Y volvió a poner el foco sobre Merkel, que el año pasado abrió las puertas de Alemania a más de un millón de solicitantes de asilo, muchos de ellos jóvenes solos y provenientes de Siria, Afganistán o Irak.
"Debemos discutir con sinceridad sobre la violencia entre los refugiados", pidió ayer Frank Henkel, secretario de Interior de Berlín y miembro del mismo partido que Merkel, la CDU. "Al parecer hemos recibido a algunas personas completamente salvajes y capaces de cometer crímenes bárbaros que hasta ahora no eran comunes en nuestro país", agregó.
Para el ministro de Justicia de Baviera, Winfried Bausback, el atentado de Ansbach "muestra que el terrorismo islamista llegó a Alemania".
Los incidentes de anteayer presentan además dos agravantes que complican la situación del gobierno. Ambos atacantes eran bien conocidos por la policía debido a delitos anteriores. Y el suicida de Ansbach debía haber sido incluso deportado a Bulgaria hacía un año, cuando se rechazó su solicitud de asilo en Alemania.
"Podía darse por hecho que ocurriría algo así. No me explico que una persona cuya estancia era sólo tolerada en Alemania pudiera seguir en libertad -criticó el jefe del sindicato de la policía alemana, Rainer Wendt-. Necesitamos con urgencia centros para recluir a expulsados. Quien comete delitos graves no puede esperar en libertad a que se resuelva su procedimiento de asilo."
Debate
Mientras la prensa y la televisión hablaban de "semana sangrienta", "alerta por terror" y "país en estado de shock", el clima de miedo y las críticas al gobierno se sintieron también en redes sociales.
"¿Y ahora qué, Merkel?", preguntó un usuario en Twitter. Otro consideró que Alemania dejó entrar con los refugiados "el mayor caballo de Troya de la historia".
¿Fracasó la política de Merkel? ¿Debe Alemania endurecer sus medidas de defensa? ¿Desplegar por ejemplo al ejército para colaborar con la seguridad interior, como reclamaron las autoridades de Baviera, y volver a ver soldados en las calles por primera vez desde el nazismo?
Los analistas coinciden en que la canciller no se dejará influir ni por las críticas ni por la aceleración de la violencia. "La mayoría de los terroristas que cometieron atentados los últimos meses en Europa no eran refugiados", replicó ayer una de sus voceras, Ulrike Demmer.
"Este dato coincide con estudios según los cuales el riesgo terrorista no es mayor ni menor que en el resto de la población", agregó.
También el ministro del Interior, Thomas de Maizière, rechazó ayer las críticas. "Se trata en todos los casos de personas que llegaron antes de septiembre pasado", resaltó sobre el mes en que Merkel abrió las fronteras.
Prudente como la canciller, el ministro anunció un refuerzo de la presencia policial en aeropuertos y estaciones de tren, pero alertó contra el riesgo de legislar en caliente. "No habrá cambios en las leyes hasta que concluyan las investigaciones. La prudencia es la mayor virtud en medio de un clima como el actual", apuntó.
La crisis sorprende a Merkel justo en el momento en que recuperaba popularidad. Los sondeos previos a la ola de ataques mostraban que la canciller contaba con su mayor nivel de apoyo desde septiembre, cuando comenzó a derrumbarse en las encuestas por la crisis de los refugiados. Habrá que esperar las próximas encuestas para ver cuánto sufrirá su imagen por los ataques.
Del editor: ¿qué significa? Cualquier reacción rápida y efectista para mostrar acción por parte de Alemania no será otra cosa que un triunfo de EI
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