Egipto abre otro capítulo de la "primavera árabe"
Millones de egipcios podrán elegir por primera vez a su presidente
EL CAIRO.- Los 40 grados de temperatura que marcaban ayer los termómetros en El Cairo anunciaban el fin de la primavera y el inicio de la última fase del convulso período de transición que ha vivido Egipto, luego de la revolución que el año pasado derrocó al gobierno de Hosni Mubarak.
Gobernados desde tiempos inmemoriales por despóticos soberanos, potencias extranjeras o generales con puño de hierro, por primera vez en la larga historia del Valle del Nilo sus habitantes elegirán a su líder: cerca de 50 millones de egipcios podrán votar entre hoy y mañana en la primera vuelta de unas elecciones presidenciales históricas.
Un total de 14.000 jueces y 53 ONG se encargarán de velar por la limpieza de unos comicios sobre los que algunos analistas y partidos políticos proyectaron la sombra de la sospecha, y que serán seguidos de cerca por Occidente y los países árabes.
La junta militar que gobierna Egipto intentó despejar las dudas. Ayer negó -por enésima vez- que alguno de los aspirantes cuente con su favor, y prometió elecciones justas.
Según la hoja de ruta de la transición, la junta entregará el poder al nuevo presidente electo el próximo 30 de junio.
El domingo pasado se cerró oficialmente una campaña electoral marcada por la incertidumbre, los rumores y las promesas de difícil ejecución.
"Los programas de todos los candidatos son muy parecidos, recogen sólo promesas vagas sobre un futuro mejor", declaró a LA NACION Mustafá Kamel, catedrático de la Universidad de El Cairo. Ni en política económica y educativa, o en las relaciones exteriores, las propuestas de los presidenciables son muy diferentes.
Por eso, el debate se centró en la personalidad de los aspirantes y, sobre todo, en su trayectoria. Esos fueron los ejes principales en los que los candidatos buscaron posicionarse, porque constituyen las dos grandes líneas de falla de la sociedad egipcia actual: el compromiso con la revolución y el rol de la religión en la vida pública.
Según varios expertos, de los 13 candidatos cuatro cuentan con posibilidades reales de pasar a la segunda vuelta, que se celebraría el 16 y 17 de junio, si ningún candidato supera el umbral del 50% de los votos.
Dos de ellos, Amr Musa, ex secretario general de la Liga Arabe, y Ahmed Shafiq, el último primer ministro de Mubarak, son acusados de fulul (remanentes del antiguo régimen) por parte de sus adversarios.
Musa rechazó esta etiqueta y reiteró que fue relevado del Ministerio de Relaciones Exteriores en 2001 por discrepancias con Mubarak. En cambio, Shafiq no dudó en reunir en sus mítines a miembros del NDP, el partido creado por el último faraón.
Los otros dos favoritos son islamistas: Mohammed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, el movimiento político más poderoso del país; y Abdel Moneim Abulfutuh, un moderado que fue expulsado de los Hermanos el año pasado y que ha sido capaz de reunir el apoyo tanto de jóvenes revolucionarios como de jeques salafistas y ultraconservadores.
Pese a que, ideológicamente, estos últimos son más cercanos a Morsi, optaron por Abulfutuh ante el temor que despiertan las ambiciones hegemónicas de los Hermanos, tanto a nivel político como religioso.
Ascenso
En tanto, en los últimos días, ascendió en las encuestas Hamdin Sabahi, un nacionalista de izquierda que se convirtió en el refugio de aquellos que buscan un candidato laico y con credenciales revolucionarias. De todas formas, aún permanece lejos del podio.
Las elecciones servirán para definir la profundidad de los cambios que desea la sociedad egipcia, y también la presencia del islam en el sistema político, un asunto que se deberá reflejar en la nueva Constitución, encallada por las discrepancias entre islamistas y laicos.
"En el asunto en que los cambios serán más lentos es en el rol del ejército. Gane quien gane mantendrá una enorme influencia entre bambalinas", sostiene el profesor Kamel.
De alguna forma, los comicios son una especie de reválida sobre los impactantes acontecimientos que experimentó el país durante los últimos 14 meses, desde el estallido de la revolución que derrocó al régimen de Mubarak. Sin embargo, una victoria de Shafiq -improbable- podría frenar el proceso de cambios y restaurar el antiguo régimen.
Por su historia y su potencia demográfica y cultural, el gigante árabe marca tendencias en toda la región, y el éxito de su experimento democrático podría inspirar a los vecinos que aún siguen bajo la asfixiante losa de la autocracia. En parte, la suerte de la "primavera árabe" se jugará bajo el tórrido verano egipcio.
Los favoritos
AMR MOUSSA
Candidato independiente
Ex secretario general de la Liga Arabe, durante la campaña resaltó sus diferencias con el régimen de Mubarak; lidera las encuestas.
MOHAMMED MORSI
Partido de la Justicia y la Libertad
Es el candidato de los Hermanos Musulmanes, el movimiento islamista más importante del país; está en el cuarto lugar en los sondeos.
- AHMED SHAFIQ
Candidato independiente
Ultimo premier de Mubarak, en sus reuniones participaron los miembros del NDP, el partido creado por el derrocado presidente.
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