EE.UU. y la OTAN buscan bajar la tensión tras la caída del misil en Polonia, pero Kiev insiste en acusar a Moscú
Washington y la alianza atlántica dijeron que se trató de un cohete de la defensa antiaérea ucraniana; el presidente Volodimir Zelensky el acceso “inmediato” de sus expertos al sitio de la explosión
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PARÍS.– El incidente que hizo temer una escalada del conflicto, incluso el riesgo de la Tercera Guerra Mundial, parecía este miércoles casi concluido, después que los principales responsables occidentales afirmaron que el misil que cayó ayer en territorio polaco provocando la muerte de dos personas en la ciudad de Przewodow, a 7 kilómetros de la frontera con Urania, fue disparado por la defensa ucraniana. Moscú saludó la “sangre fría” de los países de la OTAN, mientras Kiev, por el contrario, insiste en que se trató de un ataque ruso.
Según los primeros resultados de las investigaciones en curso, el misil que estalló en una región agrícola de Polonia muy cerca de la frontera con Ucrania sería un S300, de fabricación soviética que formaría parte desde entonces del arsenal ucraniano. Según la Casa Blanca, habría desviado su trayectoria mientras perseguía a uno de los cien misiles Kalibr disparados el mismo día por las fuerzas rusas contra las infraestructuras eléctricas ucranianas, sin duda para vengarse de la pérdida de la ciudad de Kherson, el viernes pasado. Fuentes del Pentágono aseguraron que Washington contaría con elementos factuales precisos pues, entre otros sistemas de control, uno de sus aviones de observación Awacs se hallaba en la zona.
Aun cuando desde el principio nadie creyera seriamente en una provocación, el error era perfectamente posible, teniendo en cuenta que uno de esos misiles rusos cayó en Moldavia el mes pasado, y otro, disparado desde Siria hace algunos años, había llegado hasta Chipre.
La primera señal de calma fue emitida pocas horas después, durante la noche asiática, por el presidente de Estados Unidos. Después de una reunión informal mantenida con los líderes de los países miembros de la OTAN presentes en el G-20 de Bali, Joe Biden declaró a la prensa que, según las primeras informaciones “el disparo no fue realizado por Rusia”.
La versión fue ratificada pocas horas más tarde en Europa por el gobierno polaco, que había colocado rápidamente sus fuerzas armadas en estado de alerta reforzada. El presidente polaco, Andrzej Duda, consideró “altamente probable” que el misil proviniera de la defensa ucraniana.
“Nada indica que se trata de un ataque intencional contra Polonia”, dijo Duda. “Existe una fuerte probabilidad de que se trate de un misil utilizado por la defensa antiaérea ucraniana. Probablemente un desafortunado accidente”, agregó.
Poco después de concluida una reunión urgente de los embajadores de los 30 países miembros de la organización en Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, mantuvo la versión.
“No hay indicación de un ataque deliberado” en Polonia. “Nuestro análisis preliminar sugiere que el incidente haya sido probablemente causado por un misil del sistema ucraniano de defensa antiaérea, disparado para defender su territorio contra misiles de crucero rusos”, dijo.
No obstante, tanto Stoltenberg como la Casa Blanca, así como el resto de los líderes occidentales, tuvieron buen cuidado en señalar que el desafortunado episodio no se hubiese producido sin la invasión rusa a Ucrania.
“Esta es la realidad cruel e implacable de la guerra de Vladimir Putin. Mientras esta prosiga, constituirá una amenaza para nuestra seguridad y la de nuestros aliados, así como seguirá devastando la economía mundial”, declaró en Bali el primer ministro británico Rishi Sunak.
Aunque para los occidentales el incidente parecía anoche concluido, podría sin embargo afectar la confianza entre Kiev y sus aliados. Después de haber acusado inmediatamente a Rusia y afirmar que el disparo era “un mensaje de Moscú enviado a la cumbre del G-20″, el presidente Volodimir Zelensky, rechazó las versiones oficiales, asegurando poseer pruebas de la “autoría rusa” y reclamando el acceso “inmediato” de sus expertos al sitio de la explosión, así como una investigación conjunta con los polacos. Varsovia respondió que necesitaría la autorización de Washington, que ya envió especialistas a Przewodow.
“¿Tenemos el derecho de recibir pruebas de nuestros socios a puertas cerradas? Todavía no obtuvimos ninguna”, dijo Zelensky.
La Casa Blanca repitió poco después no haber “visto nada que contradiga” la hipótesis avanzada por Varsovia sobre el origen del misil. Pero envió al mismo tiempo un mensaje de solidaridad a Zelensky.
“Dicho esto, sean cuales fueren las conclusiones, es claro que Rusia es, al fin de cuentas, responsable de este trágico incidente” debido a sus ataques contra infraestructuras civiles ucranianas. Ucrania tiene derecho a defenderse”, afirmó en un comunicado la vocera del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, Adrienne Watson.
A medida que sus tropas ganan terreno, el presidente ucraniano parece decidido a evitar toda situación que fragilice su ambición de “recuperar la totalidad de su país, incluida la península de Crimea”, anexada por Moscú en 2014. No faltan, es verdad, aquellos que consideran que una paz negociada debería pasar por ese renunciamiento por parte de Kiev.
Moscú, por su parte, volvió a hacer alarde de su total desprejuicio en el terreno de la propaganda, afirmando no haber lanzado ningún ataque contra Kiev anteayer y acusando a la defensa antiaérea ucraniana de las destrucciones provocadas.
“Todos esos daños a infraestructuras civiles en la capital son resultado directo de la caída y la autodestrucción de misiles antiaéreos lanzados por las fuerzas ucranianas”, afirmó el ministerio ruso de Defensa en un comunicado, precisando, no obstante, haber “destruido todos los blancos atacados en el resto del país”.
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