EE.UU.: con la transición en el limbo, una mayoría republicana aún desconfía de la elección
WASHINGTON.- La ofensiva del presidente Donald Trump contra el escrutinio en la elección presidencial tuvo hasta el momento escaso éxito en los tribunales de Estados Unidos, y todo apunta a que dejará incólume el desenlace final del recuento, y Joe Biden asumirá la presidencia el próximo 20 de enero. Pero los ataques constantes y las acusaciones infundadas de fraude o irregularidades masivos por parte de Trump ya tuvieron un efecto claro: la mayoría de los republicanos cree que Biden robó la elección, y desconoce la legitimidad de su victoria.
Un 52% de los republicanos cree que el ganador legítimo de la elección presidencial fue Trump, y no Biden, según un sondeo de Ipsos y la agencia Reuters, y apenas un 29% consideró que el demócrata se impuso legítimamente. La gran mayoría cree que la elección estuvo "arreglada". Esa misma realidad había surgido hace unos días de otra encuesta, de The Economist y YouGov, la cual reveló que el 86% de los votantes de Trump creían que el triunfo de Biden careció de legitimidad, y ocho de cada diez partidarios del magnate creía que no debía reconocer su derrota.
La profunda desconfianza de una porción del electorado respecto de la elección presidencial persiste aún cuando funcionarios federales, y autoridades electorales estatales y locales han dicho que la elección fue justa, limpia, segura, y casi una decena de estados ya certificó los resultados mientras el resto se encamina a hacerlo en las próximas semanas.Y es un escenario que puede imponer un fuerte desafío a la gobernabilidad de Biden.
"Esta fue una elección arreglada. No se permitieron Observadores Republicanos en las casillas, fallas en las máquinas de votación por todas partes (¡lo que significa que los atraparon haciendo trampa!), votos después de que terminaron las elecciones, ¡y mucho más!", tuiteó ayer Trump, en otro día en el que permaneció encerrado en la Casa Blanca, sin agenda oficial, tuiteando acusaciones falsas sobre los comicios.
La ofensiva de los abogados del magnate en los tribunales en cinco estados donde Biden se impuso por un margen estrecho –Pensilvania, Nevada, Arizona, Georgia y Michigan– ha fracasado hasta el momento en revertir un resultado, o en revelar un intento de fraude o irregularidades masivos que puedan llegar a poner en duda la legitimidad de la votación, o el resultado del escrutinio. A la par de esa ofensiva avanzan dos recuentos. En Wisconsin, la campaña pidió un recuento de los votos en solo dos condados, Milwaukee y Dane, donde Biden obtuvo una amplia mayoría y donde, según la campaña, ocurrieron "las peores irregularidades". La campaña citó "boletas alteradas ilegalmente", "votación ausente emitida ilegalmente" y "consejos ilegales" a votantes.
Georgia terminó ayer su propio recuento a mano. El último dato oficial antes del cierre de esta edición había puesto a Biden 12.781 votos arriba de Trump, quien recortó la ventaja del demócrata en más de 1000 votos luego de que las autoridades encontraron casi 2800 votos que no habían sido contados. Casi cinco millones de personas votaron este año en Georgia.
La campaña de Trump tampoco presentó hasta el momento evidencias sustanciales para intentar dar vuelta las derrotas en los tribunales, o para respaldar las acusaciones del presidente. Así y todo, Trump, su abogado, Rudy Giuliani, y sus aliados en la prensa y en el Partido Republicano insisten en que la elección fue fraudulenta y Trump será declarado, eventualmente, ganador. Mientras tanto, Biden y su futura vicepresidenta, Kamala Harris, continúan dándole forma a su gobierno con las herramientas que tienen a mano ante el rechazo de Trump de aceptar la derrota y dar luz verde para comenzar a trabajar en el cambio de gobierno. Pero también Trump comenzó a recibir fuego amigo entre las filas republicanas. Uno de sus aliados en el Senado, Lindsey Graham, dijo que Biden debería empezar a recibir los informes de inteligencia. Y uno de sus exfuncionarios, Mick Mulvaney, expuso una crítica en una entrevista con Fox Business que se escucha cada vez con más fuerza: Giuliani no es la persona indicada para la ofensiva legal.
"Me preocupa un poco el uso de Rudy Giuliani. Me parece que este es el juicio más importante de la historia del país. Y no están… no utilizan a los abogados electorales más destacados. Hay gente que hace esto todo el tiempo, es una especialidad", lamentó Mulvaney en Fox Business. Es un secreto a voces: ninguno de los abogados expertos en materia electoral quiso involucrarse en la ofensiva de Trump.
De hecho, muchos de los abogados que formaron el equipo legal de George W. Bush en el 2000 ya dijeron que el resultado de esta elección no cambiará porque la ventaja de Biden es lo suficientemente amplia, tanto en votos como en la geografía del mapa electoral, y por la falta de evidencias sólidas. Theodore Olson y David Boies, los dos abogados que representaron a Al Gore y a Bush ante la Corte Suprema –y que además estuvieron involucrados en la saga conocida como "pari passu", de la deuda argentina y los fondos "buitres"– escribieron una columna en el periódico The Wall Street Journal en la que afirmaron que el desenlace de la elección está fuera de duda.
"Biden será presidente", escribieron.
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