EE.UU. mató a dos terroristas de EI-K y Biden advierte que otro atentado es “altamente probable”
“La situación en el terreno sigue siendo extremadamente peligrosa”, dijo el presidente; el embajador británico en Kabul dejó el país y reconoció que quedarán miles de afganos sin evacuar
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WASHINGTON.- Estados Unidos mató a dos terroristas de Estado Islámico-K en Afganistán en un bombardeo aéreo con un dron en represalia por el atentado en el aeropuerto de Kabul en el que murieron al menos 170 afganos y 13 militares norteamericanos. El ataque ocurrió en la recta final del repliegue de las tropas norteamericanas, mientras continúa la evacuación de miles de afganos y cientos de ciudadanos occidentales y los militares comienzan también a irse en medio de la latente amenaza de nuevos ataques terroristas.
“La situación en el terreno sigue siendo extremadamente peligrosa y la amenaza de ataques terroristas en el aeropuerto sigue siendo alta”, dijo el presidente Joe Biden en un comunicado.
Los militares norteamericanos indicaron a la Casa Blanca que es “altamente probable” un nuevo ataque en las próximas 36 horas. Biden ordenó tomar “todas las medidas posibles” para proteger el resto de la operación de evacuación, que Estados Unidos prevé terminar el martes. Biden indicó además que habrá más ataques en represalia por el último atentado.
El Pentágono dio a conocer el ataque en la noche del viernes, y esta mañana el vocero John Kirby confirmó que un “planificador” y un “facilitador” del atentado terrorista de EI-K en el aeropuerto resultaron muertos y un tercer terrorista resultó herido en el bombardeo en la provincia de Nangarhar, en la frontera con Paquistán, al este de Kabul. Kirby dijo que “el hecho de que estos dos individuos ya no caminan en la Tierra es algo bueno”, y anunció que Estados Unidos ya comenzó a sacar soldados de Kabul.
“Hemos comenzado a replegarnos”, afirmó Kirby en una conferencia de prensa.
El bombardeo a EI-K, que se realizó con un dron, fue la primera represalia de Washington contra el grupo terrorista que se adjudicó la responsabilidad del brutal ataque en uno de los ingresos del aeropuerto de Kabul perpetrado esta semana, que dejó uno de los días más sangrientos en las dos décadas de guerra en Afganistán. Para Estados Unidos, la muerte de los 13 militares –11 marines, un soldado y un médico de la Marina– representó el peor día para sus tropas en al menos una década. El Pentágono reiteró que la evacuación de Kabul continúa bajo amenazas creíbles de nuevos atentados.
El presidente Joe Biden, que perdió capital político por las fallas de Estados Unidos en la retirada de Afganistán, volvió a reunirse con su equipo de seguridad nacional en la Casa Blanca.
El final del repliegue de Estados Unidos de Afganistán, que debe completarse el próximo martes 31 de agosto, ya ha comenzado a ser visible. El gobierno de Biden logró sacar del país a más de 117.000 personas, la inmensa mayoría afganos que trabajaron para Occidente durante las últimas dos décadas y buscan huir del régimen talibán. Unos 5400 norteamericanos también ya han dejado el país. La cantidad de personas que despegan de Kabul día a día ha comenzado a menguar, y el Pentágono indicó que ya ha comenzado a sacar soldados que fueron enviados para custodiar la evacuación, aunque sin especificar un número. El sábado se esperaba que despeguen otros 1400 refugiados.
Cooperación
Los talibanes y el gobierno de Estados Unidos tuvieron que cooperar durante las últimas semanas para concluir con el repliegue en un clima de desconfianza que fue visible en las últimas horas, cuando aparecieron versiones contradictorias respecto de quién mandaba en el aeropuerto. El viernes, un vocero de los talibanes dijo que habían tomado el control, pero Kirby lo desmintió y el sábado reiteró que Estados Unidos no había cedido el manejo del aeropuerto, la única puerta de salida aérea de Kabul. El general Hank Taylor del Estado Mayor Conjunto dijo que retendrán el control hasta el final.
Los talibanes mantenían en tanto un control total en el acceso, y el sábado cerraron el aeropuerto a la mayoría de los afganos que intentaban huir en algunos de los vuelos occidentales de los países de la OTAN, un giro que sumió a miles de afganos en la desesperación al ver que ya no podrán llegar a uno de los puntos de escape. Fuera del aeropuerto, los talibanes desplegaron más fuerzas para evitar que se reunieran grandes multitudes después del ataque suicida del jueves.
Para decenas de miles de afganos, el agónico repliegue de Estados Unidos y sus socios implica una vida bajo el miedo del nuevo régimen talibán, o intentar escapar por tierra y realizar un largo viaje en busca de Europa o de otros países para iniciar una nueva vida. El Reino Unido, uno de los principales aliados de Washington en las dos décadas en Afganistán, puso fin el sábado a la evacuación con un último vuelo que despegó desde Kabul. El embajador británico, Laurie Bristow, reconoció en un mensaje final que no lograrán sacar a todos los afganos que quieran huir, y prometió seguir apoyándolos.
“No nos olvidamos de la gente que todavía necesita irse, vamos a seguir haciendo todo lo posible para ayudarlos”, prometió Bristow en un video que grabó en la explanada del aeropuerto, vistiendo un chaleco antibalas.
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