EE.UU.: la inflación pega un salto y enciende una luz amarilla en los planes de Biden
El índice de precios al consumidor dio un salto del 0,8% en abril y reavivó el debate sobre el impacto del aumento del gasto público sobre la economía
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WASHINGTON.- La inflación volvió a ser noticia en Estados Unidos. Los precios dieron un salto en abril, y encendieron las primeras luces amarillas para los planes del presidente, Joe Biden, acusado por sus críticos de recalentar demasiado la economía con una fuerte expansión del gasto público para acelerar la salida de la crisis desatada por la pandemia del coronavirus.
El índice de precios al consumidor aumentó un 0,8% en abril respecto de marzo, y llevó la inflación de los últimos doce meses al 4,2%, informó el gobierno federal, el nivel más alto desde fines de 2008 y por encima de las expectativas del mercado. Pero el dato más inquietante fue la llamada inflación “núcleo”, que excluye los precios de los alimentos y la energía, y es el número que la Reserva Federal sigue con mayor atención a la hora de decidir cambios en la política monetaria: en abril tuvo una suba del 0,9%, la más alta desde 1982, el último año en el que la inflación fue un problema en Estados Unidos.
U.S. inflation rises more than forecast, hits 4.2% in April on base effect https://t.co/COWmOBzJ4u pic.twitter.com/7jPuAbuItq
— Bloomberg Markets (@markets) May 12, 2021
Aunque el repunte de la inflación fue parcialmente consecuencia del regreso a la normalidad, el dato bastó para alimentar un debate que despuntó a principios de este año, cuando el gobierno de Joe Biden comenzó a desplegar sus ambiciosos planes para alentar la reactivación de la economía y encarar una profunda transformación en el país con una hercúlea inversión en infraestructura. Biden y los demócratas sacaron del Congreso, sin apoyo de los republicanos, un nuevo paquete de rescate a la pandemia del coronavirus por 1,9 billones de dólares, el tercer estímulo fiscal de Washington desde que comenzó la crisis de salud, el más expansivo de todos, y el mayor en la historia del país.
Ese paquete de rescate generó un fuerte debate. Biden y su equipo optaron por ir a fondo, y diseñaron un masivo plan de gastos que incluyó la distribución de cheques por 1400 dólares para la gran mayoría de las familias norteamericanas. Larry Summers, uno de los arquitectos de la política económica de Bill Clinton y de Barack Obama, dos presidentes que también recurrieron al gasto público para recuperar a la economía de crisis, aunque en una magnitud mucho más modesta que Biden, fue uno de los que ofreció una dosis “fuego amigo” sobre los planes del oficialismo.
“La pregunta no es si necesitamos un gran estímulo”, dijo Summers a principios de este año. “La pregunta es, ¿necesitamos el mayor estímulo en la historia de Estados Unidos?”, se preguntó.
Otros economistas compartieron la preocupación de Summers por la agresividad de los planes de la Casa Blanca, pero quienes defendieron los planes de Biden recordaron que en 2009 Obama fue demasiado cauto –su estímulo fiscal quedó alrededor de los 900.000 millones de dólares– y sufrió durante toda su presidencia una economía que creció con una fuerza anémica, demoró mucho en retornar al pleno empleo, y terminó en el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca.
El Fondo Monetario Internacional prevé que este año Estados Unidos crezca un 6,4%, una vigorosa reactivación que le permitiría a la primera economía global recuperar todo el terreno perdido por la pandemia, y crecer un poco más allá del techo que tocó previo a la crisis. El desempleo se ubica en el 6,1%, y algunos economistas creen que el país nunca logrará recuperar todos los empleos perdidos durante la pandemia.
La inflación de abril llevó las miradas a la Reserva Federal. El presidente de la Fed, Jerome Powell, y otros directivos del banco central han dicho que esperan que la suba de precios sea un fenómeno temporal, y que luego la inflación vuelva a acomodarse dentro del rango anual del 2% que mantiene la Fed. Así y todo, el dato de abril llamó la atención.
“Me sorprendió”, dijo el vicepresidente de la Fed, Richard Clarida, luego de que se conoció el informe oficial, indicó la agencia Bloomberg. “Tenemos una demanda reprimida en la economía. Es posible que la oferta tarde un poco en alcanzar la demanda”, afirmó.
La inflación le dará munición a los republicanos que se oponen a los planes de Biden. La Casa Blanca quiere sumar otros dos paquetes fiscales que prevén una masiva inversión durante la próxima década: un plan de infraestructura, por 2,3 billones de dólares, y un plan de familias, por 1,8 billones dólares. Junto con el paquete de rescate a la pandemia, los planes de la Casa Blanca contemplan una inversión de casi 6 billones dólares durante la próxima diez años.
“Los números que escuchamos sobre la inflación deberían aterrorizar a todos los estadounidenses”, dijo el líder republicano de la Cámara baja del Congreso, Kevin McCarthy, al dejar la Casa Blanca luego de una reunión con Biden para discutir sus plan de infraestructura. “Acabas de tener el mayor aumento de impuestos en más de diez años, y para quienes tienen ingresos más bajos fue más duro”, alertó.
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