Detrás de su expansión récord, deudas sociales y amenazas latentes
En julio, cumplirá 10 años de crecimiento, el período más largo de su historia; sin embargo, la desigualdad y la pobreza aún son altas, y la disputa con China es un riesgo para la economía
WASHINGTON.- Giuseppe Lanzone y su hermano, Mario, tienen tres camiones de comida peruana, una empresa de catering, una marca propia de salsa picante, y están por abrir su primer restaurante en Washington. Su empresa, Peruvian Brothers, nació hace poco más de seis años. "Las ventas siguen bien, bajan en el invierno, y suben un poco más en el verano", describe Giuseppe, desde uno de sus camiones, estacionado en el centro de la ciudad. "Ha sido bastante trabajo y empuje como inmigrante", agrega. Su principal problema: encontrar trabajadores.
El mes próximo, Estados Unidos habrá alcanzado la expansión más prolongada desde que se empezó a medir la economía, a fines del siglo XIX. Una década de crecimiento, más débil que la de los 60, los 80 o los 90, pero lo suficientemente perdurable como para dejar atrás el durísimo golpe que asestó la crisis financiera global, que estalló con la quiebra de Lehman Brothers, a fines de 2008.
La última década dejó multimillonarias ganancias para Wall Street, las empresas y los más ricos, y llevó a la economía a marcar varios récords. Para los trabajadores, el avance fue más modesto. Y, detrás de los grandes números de la expansión, el tejido de la primera potencia global muestra signos de deterioro: más desigualdad, menos movilidad social, más pobreza que en las otras economías desarrolladas, y peores indicadores en salud y calidad de vida. A eso se suma un horizonte nutrido en riesgos, donde sobresale uno: la guerra comercial con China abierta por el presidente Donald Trump, que amenaza con descarrilar la bonanza.
"Estamos viendo muchos aspectos positivos en los resultados macroeconómicos", resumió la directora gerente del FMI,Christine Lagarde, al presentar esta semana el último análisis del staff del organismo sobre la primera potencia global. Luego, ofreció un matiz: "Sin embargo, nos preocupa que los beneficios de esta década no han sido, en general, compartidos de manera tan amplia como se hubiera podido".
Un motivo detrás de la gran expansión fue, según Michael Feroli, economista jefe para Estados Unidos del banco JP Morgan, el punto de partida "extremadamente deprimido". La gran recesión que causó la crisis financiera global dejó a la economía con mucho terreno por recuperar. Feroli marcó otra distinción: el rebote fue más tenue que otros anteriores. "Ha sido larga, estable y lenta", dijo, al describir la expansión.
El desenlace fue contundente. El desempleo cayó desde el pico del 10%, en octubre de 2009, un año después de la caída de Lehman, hasta un 3,6% en mayo último, el nivel más bajo desde 1969. En los últimos diez años, Estados Unidos creó más de 20 millones de empleos, una racha nunca antes vista. El ingreso real medio de los hogares marcó un nuevo pico en 2017, arriba de los 61.000 dólares. Y dos números dan cuenta del histórico rally de Wall Street: el índice Dow Jones superó por primera vez los 25.000 puntos, y el S&P 500 más que se cuadruplicó, al pasar del piso de 666,8 puntos el 9 de marzo de 2009 al cierre de 2873,3 anteayer.
Pero esos números esconden varias grietas. El desempleo es más alto entre hispanos y afroamericanos. El ingreso de los más ricos aumentó más que el de los más pobres. Y la expansión fue dispar a lo largo y ancho del país. Oren Cass, investigador del Instituto Manhattan, dijo que una gran porción de la bonanza quedó concentrada en un puñado de ciudades, entre las que mencionó a las "estrellas costeras": Boston, Nueva York y Washington, en el este, y Seattle, San Francisco y Los Ángeles, en el oeste, a las que sumó Houston y Dallas, en Texas.
"Aún hay grandes áreas del país que están atrás de donde estaban antes de la recesión, y aún tienen perspectivas económicas bastante pobres, mientras que, a la inversa, una gran parte de las ganancias se concentraron en áreas geográficas muy pequeñas", señaló Cass. "Son los centros del tipo de actividad económica que parece estar desempeñándose con más fortaleza, como finanzas, tecnología, salud y, en Texas, energía".
La contracara es la malaria en regiones como el Rust Belt ("Cinturón Oxidado"), golpeada por la desindustrialización, o algunas zonas rurales o ciudades pequeñas, donde Trump construyó su victoria electoral de 2016.
La pobreza cayó al 12,3% en 2017, el mismo nivel de 2006, superior al piso de 2000, y el más alto entre las economías desarrolladas. Pero en los estados más rezagados, como Louisiana, Mississippi o Virginia Occidental, bastiones trumpistas, la pobreza ronda el 20%. También es más alta entre hispanos y afroamericanos.
Pese a la bonanza, Estados Unidos cayó cinco puestos en el índice de desarrollo humano entre 2012 y 2018, un período en el que registró la mejora más baja entre los primeros 15 países. La esperanza de vida está en declive, por debajo del resto de las naciones del G-7. Una encuesta reciente del Centro Pew sobre los problemas del país puso en primer lugar la adicción a las drogas -hay unas 130 muertes cada día por la epidemia de opiáceos-, y, en segundo, el costo de la salud. Un 13,7% de la población carece de seguro médico, según Gallup; es una proporción en ascenso.
La desigualdad empeoró. El FMI destacó que el 40% de los hogares más pobres tienen una riqueza neta inferior a la que tenían en 1983. En los 60, un CEO ganaba 30 veces más que un trabajador común, según el Instituto de Política Económica, un think tank progresista. Ahora, gana más de 300 veces más. Los salarios empezaron a repuntar con más vigor recién en los últimos meses, pero el avance de los ingresos ha sido más incipiente entre los más ricos, en particular, el 1% al tope de la pirámide.
Trump implementó un profundo recorte de impuestos que profundizó esa tendencia, y, además, explotó el déficit fiscal. El FMI advirtió que la trayectoria de la deuda pública es "insostenible". Pero Feroli le restó importancia: "Hay cosas más importantes por las que preocuparse".
"Ahora el mayor riesgo es la política comercial, y el efecto que podría tener en la economía y en el sentimiento, la inversión y el empleo de las empresas", dijo, en referencia al giro proteccionista de Trump.
La próxima recesión es una incógnita: todos saben que llegará, pero nadie se atreve a pronosticar cuándo, ni el motivo. "Mientras al consumidor le vaya bien, a la economía le irá bien. Y lo único que realmente puede cambiar eso es si las contrataciones se frenan", dijo Feroli.
Daniel Kerner, de Eurasia Group, dijo que ninguno de los factores que en el pasado reciente llevaron a recesiones parecen estar presentes ahora. "Si bien hay temores crecientes, no hay ningún foco rojo claro, más que la situación geopolítica. Y eso va a seguir complicado", afirmó. Y enumeró tres frentes: las tensiones con China; la discusión migratoria con México y la preocupación por "el uso de armas comerciales para temas políticos", y las pujas entre demócratas y republicanos en Washington, elección presidencial incluida.
Cass llevó el foco de atención lejos del ciclo, y puso el acento en problemas de largo aliento, en particular uno que, a su juicio, está en la raíz de las discrepancias que muestra la economía: un déficit de inversión, pública y privada, y en educación y entrenamiento. "No hicimos nada durante décadas por las personas que no tienen título universitario".
"Hasta que realmente comencemos a hacer algo para cambiar las tendencias de largo plazo, no podemos tener mucha confianza en que estamos avanzando en la dirección correcta", concluyó Cass.
Mientras espera la llegada de sus primeros clientes para el almuerzo, Giuseppe Lanzone se muestra despreocupado ante la posibilidad de una nueva recaída. "Siempre existe ese temor", reconoce. "Pero vendemos comida, y la gente tiene que comer. Las ventas bajarán o subirán. Hay que seguir andando".
Una década con altibajos
A pesar del crecimiento, aumenta la desigualdad
Desempleo
El desempleo en EE.UU. es uno de los indicadores más alentadores en la última década. Desde el 9,5% de 2009, el índice cayó en abril pasado a 3,6%, el más bajo en medio siglo. Sin embargo, la cifra tiene contracaras. El 10,8% de la población económicamente activa (25-54 años) directamente no está empleada ni busca porque no consigue trabajo de calidad; por ese motivo no figura en las estadísticas de desocupación
Ingresos
Si bien hubo un incremento en el ingreso de los norteamericanos, no todos los sectores lo tuvieron en la misma proporción. Mientras el ingreso familiar promedio del quintil inferior de la población subió de US$11.600 a US$13.300 (+14%), el del quintil superior creció de US$171.000 a US$222.000 (+30%). El fenómeno abarca ya varias décadas: en los 60, un CEO ganaba 30 veces más que un trabajador común; ahora, su ingreso es más de 300 veces superior
PBI
Los números macroeconómicos evolucionaron de forma positiva en esta década. El PBI creció un 46%, de US$14,5 billones a US$21,3 billones. EE.UU. mantiene así su posición como la economía más grande del mundo desde 1871. En tanto, el déficit fiscal cayó del 9,8% del PBI en 2009 al 3,9% del último ejercicio; sin embargo, la última cifra es la más alta desde 2012
Desigualdad
Si hay algo que caracterizó a la última década, además del crecimiento económico, es un fenómeno que abarca a todo el último medio siglo: el aumento de la desigualdad. El índice Gini es una medida de la desigualdad de ingresos que varía de 0 a 1, en la que 0 es igualdad completa de ingresos y 1, desigualdad total (un hogar tiene todos los ingresos y el resto no tiene). El índice Gini de 2017 para EE.UU. fue de 0,463 (ese año el índice en la Argentina fue de 0,406)
Mercados
Los números más altos de esta década corresponden a las ganancias de los mercados. El índice bursátil más importante de EE.UU., el S&P500, creció 210% en los últimos diez años, de 924 puntos a los actuales 2873. Y más aún aumentó el correspondiente a las empresas tecnológicas, el Nasdaq, de los 1816 puntos de 2009 a 7742 (326% de incremento)
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