EE.UU. arranca las clases, pero los padres tienen miedo por la pandemia
WOODSTOCK, Georgia.– John Barrett vive en los suburbios de Atlanta y este año decidió que ya no mandará a su hija a la escuela primaria, aunque le gustaría poder hacerlo. En ese mismo distrito escolar, Molly Ball decidió que hoy mandará a sus hijos adolescentes a su escuela secundaria, aunque no sin reprochárselo a sí misma.
Esta semana arranca el año lectivo en gran parte de Estados Unidos, y los padres enfrentan un difícil momento de decisión: mandar a los chicos al colegio o dejarlos en casa, con clases remotas, por temor a la pandemia. Y ninguna de las opciones los deja del todo tranquilos.
"Estoy convencida de que es saludable que los chicos vuelvan a la escuela", dice Ball, que siente que sus hijos William y Henry, ambos alumnos de la Escuela Secundaria River Ridge, en el distrito escolar del condado Cherokee, Georgia, ya sufrieron demasiada inestabilidad. "Y al mismo tiempo, desearía que no vuelvan todavía. Tengo mucho miedo".
Por paradójico que parezca, la opción que enfrentan los padres alivia el problema que enfrentan las escuelas: si algunos alumnos se quedan en sus casas, hay más espacio en las aulas, los patios y los micros escolares.
Pero el número de familias que pueden optar es cada vez menor, porque la propagación del virus hizo que algunos distritos escolares eliminaran las clases presenciales, al menos durante el principio del año lectivo, como ocurre en Los Ángeles, Filadelfia y Washington, así como en partes del sur y el medio oeste, donde las clases empiezan esta semana.
Los distritos que recién arrancan el primer lunes de septiembre están siguiendo atentamente la evolución de los contagios y sopesando la preocupación de docentes y padres, mientras evalúan un sistema híbrido, con clases presenciales al menos un par de veces por semana.
Las autoridades escolares del condado de Cherokee se aferran a su idea de dar clases presenciales todos los días, a pesar de las presiones de algunos padres y docentes. Ese distrito escolar también rechazó el pedido de que se exija el uso de barbijo en los establecimientos. Alrededor de un 23% de las familias de los 43.000 alumnos del condado han optado por las clases a distancia desde el hogar.
Barrett dice que la negativa sobre el uso de barbijo lo terminó de convencer de no mandar a la escuela a su hija Autumn, que está en un programa de educación especial y que debía empezar tercer grado en la escuela primaria Bascomb.
"Lo mínimo que podrían hacer es exigir el uso de barbijo, y también horarios escalonados", dice Barrett. "No tienen interés el responder a la realidad del virus que vivimos en el estado de Georgia".
Barrett trabaja desde su casa, y su esposa, que fue docente, no trabaja, así que entre ambos tienen margen para "llenar el bache educativo" con su hija. Pero al padre le preocupa que Autumn se siga retrasando, especialmente con su programa personalizado de aprendizaje, que es elaborado específicamente para cada alumno con necesidades especiales.
Los padres no son los únicos que la están pasando mal. Los distritos que ofrecen la doble modalidad, presencial o remota, también generan un problema para los docentes, especialmente los que se desempeñan en distritos chicos, a los que se pide que enseñen en persona y online al mismo tiempo.
"La clave estará en cómo logren manejar la complejidad de la situación", dice Allen Pratt, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Escuelas Rurales. "¿Van a aplicar los mismos estándares para pasar de grado o año? ¿El rendimiento será el mismo que cara a cara?".
Muy a pesar suyo, Denise Dalrymple decidió que enviará a sus dos hijos de primero y sexto grado a la escuela, porque de lo contrario se le hace imposible trabajar. Para colmo, el distrito Cherokee ya avisó que será más exigente que antes con los estándares de aprendizaje online. "Si querés que los chicos aprendan desde casa, básicamente tenés que robarle tiempo a tu trabajo", dice Dalrymple.
Pero hay otros más entusiasmados con la vuelta a clases.
"Ni lo pensamos, porque nosotros trabajamos los dos, y nos habría complicado muchísimo", dice Jackie Taylor, que tiene tres hijos en edad escolar.
Taylor dice que durante el verano sus hijos tuvieron contacto con otros chicos, así que cree que la transición a clases presenciales no será tan traumática.
Siana Onanovic dice que su hijo Kelvin arrancará primer año en la secundaria Woodstock, del mismo distrito. Dice que lo hará de manera presencial ya que el programa de ciencia e ingeniería que los atrajo de esa escuela no está disponible online, pero de todos modos tiene sus reservas. "Hay demasiados pros y contras de un lado y del otro", dice Onanovic.
Agencia AP
Traducción de Jaime Arrambide
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