Edmundo Jarquín: "En Nicaragua hay un régimen, un sultanato"
El disidente sandinista afirma que Ortega confunde su voluntad con la del Estado
Con motivo de la presentación de El régimen de Ortega: ¿una nueva dictadura familiar en el continente?, un libro que busca desentrañar el poder del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, el ex candidato presidencial y disidente sandinista Edmundo Jarquín visitó Buenos Aires y dialogó con LA NACION sobre los alcances de lo que calificó un "régimen, un sultanato, porque el sultán confunde su voluntad con la voluntad del Estado".
-¿ Cuál es la naturaleza del régimen de Daniel Ortega?
-Ortega ha demostrado que no piensa abandonar el poder, más bien lo organizó de manera personal y con pretensión dinástica. En Nicaragua hay régimen, un sultanato porque el sultán confunde su voluntad con la voluntad del Estado. Daniel Ortega ha consolidado un poder personal y familiar, como nadie antes en la historia moderna de Nicaragua, incluido los Somoza. Expresa un proyecto que busca consolidar poder por el poder, poder por el dinero y dinero por el poder.
-¿Por qué afirma que es una dictadura familiar?
-No es una dictadura militar en el sentido de que no procede de un golpe militar, ni el ejército es el fundamento de su poder. Pero sí es una dictadura en el sentido de que el gobierno ha reprivatizado el monopolio de la violencia a través de las fuerzas de choque paramilitares que responden a Ortega, con la complicidad de la policía y las fuerzas armadas. Es una dictadura además porque ya el gobierno ni ninguna de las autoridades son elegidas democráticamente. Y es una dictadura también porque Ortega ha venido copando todos los espacios de libertad de expresión. Si bien no sacó una ley como la de Rafael Correa en Ecuador, a través de la gigantesca corporación petrolera logró copar y comprar los medios de comunicación. Además, cualquier manifestación de protesta es reprimida.
-¿En qué situación se encuentra hoy el FSLN?
-El FSLN ya no existe como proyecto político ideológico. Hoy es una maquinaria de poder enquistada en el Estado y privatizada por Ortega y su familia. Hoy, en Nicaragua, es cada vez más frecuente hablar del orteguismo en relación con el FSLN, que de sandinismo. El FSLN ha sido absorbido por el orteguismo, y el sandinismo cayó en una suerte de "familismo amoral".
-En 2015 se cumplieron 25 años del fin de la guerra civil en Nicaragua. ¿Qué balance hace de ese cuarto de siglo en términos socioeconómicos?
-En 1990 se inició un proceso de construcción democrática que ha sido totalmente pervertido y revertido por Ortega, que además desperdició una enorme oportunidad económica para establecer las bases de un desarrollo sostenible en Nicaragua. Desde 1994 se inició en el país un fuerte proceso de crecimiento económico. Si bien ese ritmo fue mantenido con Ortega, tuvo condiciones extremadamente favorables que no tuvo ningún otro gobierno democrático. Heredó cero déficit fiscal, un boom de los precios de los productos de exportación y finalmente gozó de la gigantesca cooperación petrolera venezolana, una donación que significó el 7% del PBI del país.
-¿Cómo afecta a Nicaragua la crisis de Venezuela?
-Ortega endureció las medidas autoritarias porque sabe que el tiempo de las vacas gordas empezó a terminar y que la sensación de bienestar que había en Nicaragua, derivada en gran parte de la cooperación venezolana, se va a traducir cada vez más en un malestar socioeconómico y eso va a tener expresión política.
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