Duro diagnóstico del Papa sobre América: lamentó la “corrupción endémica” y la polarización “cada vez más fuerte”
En su tradicional discurso de Año Nuevo al cuerpo diplomático, en el que expone su visión del mundo, le dedicó un párrafo demoledor a su continente
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ROMA.- En su tradicional saludo de Año Nuevo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, en el que hizo un repaso de la situación mundial, marcada por la pandemia, el Papa le dedicó hoy un párrafo especialmente demoledor a su continente, el americano, marcado por “desigualdades profundas”, “corrupción endémica” y una “polarización cada vez más fuerte”.
“Las desigualdades profundas, las injusticias y la corrupción endémica, así como las diversas formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, también siguen alimentando los conflictos sociales en el continente americano, donde la polarización cada vez más fuerte no ayuda a resolver los problemas reales y urgentes de los ciudadanos, especialmente de los más pobres y vulnerables”, subrayó, en un discurso largo, de siete carillas, que pronunció en el Aula de las Bendiciones del Palacio Apostólico ante los representantes de los 183 Estados que mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
Aunque no mencionó ni a la Argentina ni a ningún país del continente, el párrafo pareció calzar como guante a la preocupante situación de su madre patria, cuya representante ante la Santa Sede, la embajadora María Fernanda Silva, asistió al encuentro, con riguroso tapabocas, al igual que el resto de sus colegas. Durante su mensaje “urbi et orbi”, a la ciudad y el mundo, del 25 de diciembre pasado, cuando también suele trazar un diagnóstico del mundo, pero no ante sus representantes políticos, el papa Francisco no había mencionado a su continente.
El año pasado, en la misma ocasión, aunque tampoco mencionó a la Argentina, dejó en claro su malestar luego de la legalización del aborto: “Desafortunadamente, duele constatar que, con el pretexto de garantizar supuestos derechos subjetivos, un número cada vez mayor de legislaciones de todo el mundo parecen distanciarse del deber esencial de proteger la vida humana en todas sus etapas”, dijo, al destacar el valor de la vida humana desde la concepción en el seno materno hasta su conclusión natural.
También este año el Papa volvió a insistir sobre este tema, al recordar que “hay valores permanentes”, como el derecho a la vida, desde la concepción hasta su fin natural y el derecho a la libertad religiosa.
Contra los no vacunados
En un discurso en el que volvió a advertir sobre el cambio climático y lamentó que aún siguen sin resolverse la terrible cuestión migratoria, así como diversos conflictos que se arrastran desde hace años, como el de Siria, Yemen o el palestino-israelí –entre otros- y que estos “se ven facilitados por la abundancia de armas disponibles”, el exarzobispo de Buenos Aires también habló de la pandemia.
Destacó que donde hubo campañas de vacunación eficaces disminuyó el riesgo de un avance grave de la enfermedad, recordó que “el cuidado de la salud constituye una obligación moral” y lamentó la existencia de “un mundo de fuertes contrastes ideológicos”, en alusión a las polémicas alrededor de los no-vax.
“Muchas veces nos dejamos influenciar por la ideología del momento, a menudo basada en noticias sin fundamento o en hechos poco documentados. Toda afirmación ideológica cercena los vínculos que la razón humana tiene con la realidad objetiva de las cosas. En cambio, la pandemia nos impone una suerte de ‘cura de realidad’, que requiere afrontar el problema y adoptar los remedios adecuados para resolverlo”, dijo. “Las vacunas no son instrumentos mágicos de curación, sino que representan ciertamente, junto con los tratamientos que se están desarrollando, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad”, agregó.
En este contexto, habló de la importancia de una “comunicación transparente” de parte de las autoridades políticas. “La falta de firmeza decisional y de claridad comunicativa genera confusión, crea desconfianza y amenaza la cohesión social, alimentando nuevas tensiones. Se instaura un ‘relativismo social’ que hiere la armonía y la unidad”, indicó.
Como en otras oportunidades, también deploró las graves repercusiones económicas de la pandemia, que puso de manifiesto desigualdades e hizo crecer la pobreza extrema. En este contexto, recordó la importancia tanto del trabajo, por un lado, como de la educación, por otro y advirtió del peligro implícito en el excesivo uso de internet y las redes sociales.
“La pandemia ha impedido que numerosos jóvenes accedan a los centros educativos, en detrimento de su desarrollo personal y social. Muchos, por medio de las modernas herramientas tecnológicas, han encontrado refugio en realidades virtuales, que crean vínculos psicológicos y emocionales muy fuertes, con la consecuencia de alejarlos de los demás y de la realidad circundante y alterar radicalmente las relaciones sociales”, dijo. “Con ello no trato de negar la utilidad de la tecnología y sus productos, que nos permiten conectarnos cada vez más fácil y rápidamente, pero quiero señalar la urgente necesidad de vigilar para que estos instrumentos no sustituyan las verdaderas relaciones humanas, a nivel interpersonal, familiar, social e internacional. Si se aprende a aislarse desde pequeños, será más difícil en el futuro construir puentes de fraternidad y paz. En un universo donde sólo existe el ‘yo’, difícilmente puede haber lugar para el ‘nosotros’”.
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