Dry January: por qué millones de británicos no beben alcohol en enero
LONDRES.- Ni cerveza, ni vino y ni siquiera el clásico café con Baileys con el que suele acompañar las tardes de invierno. Pese a que no tiene problemas de adicción, Catherine Smith no toma ni una sola gota de alcohol desde hace varios días. Y no porque le hayan faltado reuniones con amigos u ocasiones para celebrar, sino porque, al igual que millones de personas en el Reino Unido, se sumó por propia determinación a la iniciativa Dry January (“Enero seco”).
El desafío - promovido por la ONG británica Alcohol Concern desde 2013 – consiste en abstenerse de beber alcohol durante los 31 días de enero. Pese a las bajas temperaturas, el primer mes del año se considera el ideal para dejar temporalmente la bebida, con el fin de demostrarse a uno mismo que se es capaz de controlar su relación con el alcohol, un elemento clave en la vida social que se desarrolla en los tradicionales pubs ingleses. En especial, después de la época de fiestas, que suele estar plagada de eventos y múltiples brindis.
La propuesta viene acompañada de una aplicación móvil, que ayuda a mantener el compromiso y la motivación. Los participantes se loguean y pueden calcular su progreso en cantidad de tragos (eludidos), su ahorro medido en calorías y en dinero, y además acceder a consejos, recetas, historias y otros contenidos.
Dieta de alcohol
“En el Reino Unido, el alcohol es el principal factor de riesgo de muerte, enfermedad y discapacidad en la población de entre 15 y 39 años”, dice a LA NACION Maddy Lawson, responsable de comunicaciones de Alcohol Concern. Distintos tipos de cáncer, problemas de hígado, hipertensión y depresión son algunas de las enfermedades asociadas con el consumo excesivo de alcohol.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), Europa es el continente donde más alcohol se consume a nivel global, con un total de 11 litros por persona al año (o dos tragos al día). Su escolta, la región de las Américas, le sigue de lejos, con unos 8,5 litros per capita al año.
Pero la situación es aún más grave en el Reino Unido , donde el consumo se ubica por encima de la media europea, y lo posiciona tercero en el ranking del continente más consumidor. Sólo en Inglaterra se estima que hay 595.131 bebedores dependientes, entre los cuales alrededor de 109.000 reciben tratamiento, según Alcohol Concern.
“Esto representa un costo de 3500 millones de libras al año para el National Health Service”, dice Lawson. Es decir, alrededor del 3 por ciento del presupuesto asignado al servicio público de salud del Reino Unido, que aquí es materia de debate constante por constituir el mayor gasto para el estado local.
La campaña Dry January apunta a concientizar a la población sobre los efectos del consumo de alcohol. En el corto plazo, encuestas dan cuenta de efectos favorables sobre la piel, el sueño y el rendimiento físico.
Sin embargo, los resultados perduran más allá del periodo de “dieta”. Un estudio de la Universidad de Sussex, en Inglaterra, comprobó que “la participación en desafíos como Dry January derivaron en un hábito de consumo más saludable en los seis meses subsiguientes: siete de cada diez personas disminuyeron la cantidad de alcohol, y un cuarto de los que bebían en forma perjudicial pasaron a ser consumidores de bajo riesgo tras el desafío. En tanto, en muy pocos casos la participación tuvo consecuencias negativas, como un ‘efecto rebote’”.
Alivio al bolsillo
Para Catherine, además de la salud, la iniciativa también es una ayuda para reducir gastos. El alivio a la billetera no es menor, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que una pinta de cerveza (el vaso de poco más de medio litro) en un bar de esta ciudad cuesta en promedio unas 5 libras, o 131 pesos argentinos.
Según la Asociación Británica de Cerveceros y Pubs (British Beer and Pub Association), los británicos pagan actualmente una de las tasas más altas sobre la bebida en Europa. Técnicamente, el impuesto se incrementa en función de la gradación alcohólica. Por ejemplo, sobre un litro de lager 5%, se pagan 0.95 libras por litro, o 0.54 en una pinta.
De acuerdo con las estimaciones de Alcohol Concern, un ciudadano promedio gasta en bebida unas £50.000 (1.3 millones de pesos) durante su vida. Al menos un mes de abstinencia al año ayuda a reducir el monto.
Otra opción es destinar el dinero a caridad. Alcohol Concern promueve las donaciones a seis organizaciones nacionales relacionadas con el alcohol, niños y cáncer, con las que trabaja en forma conjunta.
Cómo un desafío personal involucró a millones
Dry January comenzó formalmente en 2013. Pero la idea empezó a gestarse con anterioridad. Más precisamente, en 2011, cuando Emily Robinson -quien actualmente lidera la campaña- se propuso correr su primera maratón en el mes de febrero de aquél año.
Sin siquiera ser fanática del running, pero consciente de sus limitaciones físicas, decidió dejar de beber por un tiempo con el objetivo de llevar una vida más saludable que contribuyera al entrenamiento. Su decisión no sólo la ayudó a eliminar algunos kilos, dormir mejor y a sentirse más vital, sino que también despertó curiosidad entre sus colegas y amigos. Así, Emily empezó a difundir los beneficios de su experiencia.
Dos años más tarde, lo convirtió en una campaña multitudinaria que el año pasado alcanzó un record de 5 millones de participantes con algunos miles fuera del Reino Unido, cifra que espera superar en la presente edición, señala Lawson.
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