Dramática reaparición del papa Juan Pablo II
Se mostró abatido; su mensaje fue leído por un arzobispo argentino
ROMA.– Para tranquilizar a más de mil millones de católicos y para demostrar que sigue liderando la Iglesia, el frágil y enfermo Juan Pablo II reapareció ayer en público, tras su internación de urgencia el martes pasado a raíz de una crisis respiratoria.
A las 12 en punto, el Papa se asomó a una ventana del policlínico Gemelli y saludó levantando los brazos. Si bien sereno, apareció con rostro sufriente, bastante abatido y muy debilitado.
Ante la mirada del mundo, quiso dejar en claro que sigue estando al frente de la grey católica, en el mensaje que leyó, en su lugar, el arzobispo argentino Leonardo Sandri: “También en este hospital, en medio de otras personas enfermas, a quienes envío mis reflexiones afectuosas, sigo sirviendo a la Iglesia y a la humanidad entera”.
Como había anticipado el Vaticano, Juan Pablo II no recitó el Angelus, por las serias dificultades que tiene para hablar por efecto de la infección en la garganta. Se limitó a dar la bendición a los fieles, con un hilo de voz que resultó casi inaudible, pese al micrófono. Tanto es así que, poco después, algunos medios italianos comenzaron a decir que la bendición había sido grabada de antemano, versión que el vocero del Papa, Joaquín Navarro Valls, más tarde desmintió tajantemente.
Más allá de la voz ronca -algo normal por el catarro acumulado-, sorprendió que un colaborador le alcanzara al Pontífice una hoja para que leyera el texto, escrito en grandes caracteres, de la fórmula en latín de la bendición ("In nomine patris, filis et..."), seguido por un comprensible grazie, en italiano.
Estas palabras provocaron una emocionante catarata de aplausos entre el centenar de personas que aguardaban, con la vista hacia arriba, en el atrio del Gemelli, así como entre los miles de peregrinos que igual se acercaron a la Plaza de San Pedro, donde las imágenes del Papa fueron transmitidas por cuatro gigantescas pantallas.
Además de agradecer las muestras de afecto y plegarias que los fieles de todo el mundo hicieron por su salud, así como al personal del Gemelli, el Papa, en el Angelus leído por Sandri, hizo alusión a la Jornada de la Vida y condenó el aborto.
Alarma constante
La primera vez que el Papa, de 84 años, impartió la bendición desde el Policlínico Gemelli -un hospital inmenso del norte de Roma donde estuvo internado en otras siete ocasiones y que él mismo bautizó "el Vaticano III"- fue el 17 de mayo de 1981, cuatro días después del atentado que sufrió de manos del turco Mehmet Ali Agca.
Entonces, el papa polaco, que nunca temió a las cámaras, dio la bendición desde su lecho, lo que sorprendió al mundo, que nunca había visto a un papa en pijama blanco, en la cama.
La última vez fue en octubre de 1996, luego de una intervención de apendicitis, cuando al asomarse a la ventana del hospital dijo, con gran sentido del humor: "Saludo a los presentes desde este «Vaticano III»".
Y luego señaló al Palacio Apostólico como el número I y la residencia veraniega de Castelgandolfo como el número II.
Si bien ayer trajo cierto alivio la reaparición pública del Papa, sus condiciones de salud siguen siendo fuente de alarma. Hay quienes creen que el Santo Padre también debe someterse a una angioplastia, por problemas cardíacos, como afirmó ayer el diario inglés The Sunday Times.
"Lo amo, es un santo, pero para mí le queda muy poco tiempo de vida", dijo a LA NACION Josefa Sánchez, una joven española de 24 años que cantaba "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo", en el atrio del Gemelli.
Aunque el Vaticano intenta bajar la tensión con comentarios más que optimistas sobre su favorable evolución -hoy al mediodía habrá un nuevo parte médico-, todavía no se sabe cuándo Juan Pablo II podrá abandonar el hospital.
Pero, sobre todo, se desconoce cómo será la etapa posterior a la internación, porque el otrora deportista y enérgico Papa ya se encontraba inmovilizado en una silla de ruedas, enfermo de Parkinson y con problemas respiratorios desde hace meses.
Nueva etapa
"Es verosímil prever que el regreso al Vaticano de Juan Pablo II al final de esta internación inaugurará una fase caracterizada por una reducción de sus apariciones públicas y, paralelamente, de una reducción de sus actos de gobierno y de magisterio", escribió Luigi Accattoli, vaticanista del Corriere della Sera.
El periodistta destacó que este papa, en verdad, desde siempre delegó el gobierno interno de la Iglesia y más aún en los últimos años.
Y precisó que son cuatro cardenales de curia los que con esta situación pasaron a tener más poder: el secretario de Estado, Angelo Sodano; Camillo Ruini, vicario de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana; Giovanni Battista Re, titular de la Congregación para los Obispos, y el alemán Joseph Ratzinger, custodio de la doctrina del Papa desde hace 23 años.
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