Drama migratorio: casi 19.000 chicos solos cruzaron la frontera de EE.UU.
Marzo fue el mes con mayor cantidad de detenciones de inmigrantes sin papeles que entraron desde México en casi dos décadas, con 172.000 personas
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WASHINGTON.- Más de 172.000 inmigrantes sin papeles, incluidos casi 19.000 chicos solos, cruzaron la frontera que separa a Estados Unidos y México en marzo, el mes con mayor cantidad de detenciones en casi dos décadas en la franja que separa a ambos países, una oleada sin precedentes que elevó la presión sobre el gobierno de Joe Biden para intentar contener el arribo de los extranjeros al país en medio de la pandemia del coronavirus.
Las últimas cifras del drama humanitario que se vive en la frontera sur del país pintaron un panorama desolador. La cantidad de inmigrantes que intentaron radicarse en el país sin una visa casi se duplicó en un mes –aumentó más de un 70% entre febrero y marzo–, y en los seis meses desde octubre último ya quisieron ingresar a Estados Unidos más personas que durante los doce meses previos.
Las autoridades fronterizas informaron además que, en marzo, hubo una cifra inédita de menores que viajaron solos desde sus países: 18.890, el doble que en febrero. El récord anterior se había registrado en mayo de 2019.
El gobierno federal atribuyó la nueva oleada de inmigrantes provenientes de México y los países del Triángulo Norte, El Salvador, Guatemala y Honduras, a la narcoviolencia, los desastres naturales en la región, y la pobreza y la indigencia.
La crisis en la frontera –que la Casa Blanca reniega llamar de ese modo– ha generado fuertes críticas por parte de la oposición republicana a Biden, a quien acusan de haber alentado la llegada masiva de extranjeros con sus promesas de campaña y la eliminación de las políticas de Donald Trump, que impuso una política de “tolerancia cero” en la frontera. El mandatario rechazó de plano las críticas, días atrás, en su primera conferencia de prensa formal.
Razones
“La razón por la que vienen es que es el momento en que pueden viajar con la menor probabilidad de morir en el camino debido al calor en el desierto, número uno. Número dos, vienen debido a las circunstancias en el país”, dijo Biden. “La forma de lidiar con este problema es con un plan bipartidista de más de 700.000 millones de dólares para enfrentar las causas por las cuales la gente se está yendo”, agregó.
Para lidiar con la crisis, Biden puso al frente del diseño de ese plan a la vicepresidenta, Kamala Harris, quien lidera un equipo que completan Ricardo Zuñiga, enviado Especial de la Casa Blanca para el Triángulo Norte, y Roberta Jacobson, quien fue embajadora en México y estuvo al frente del Departamento del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado durante el gobierno de Barack Obama, y ahora se mudó a la Casa Blanca para asesorar a Biden sobre la frontera.
Harris se comunicó esta semana con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para avanzar en la estrategia del gobierno federal. Pero Nayib Bukele, presidente de El Salvador, mantiene una relación tensa con Washington y se negó a reunirse con Zuñiga, también esta semana, durante una gira del funcionario por Centroamérica.
“Cada gobierno del Triángulo Norte tiene un papel que desempeñar”, dijo el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, en una de sus habituales conferencias de prensa esta semana, cuando le preguntaron por Bukele.
“Ahora, cuando se trata del gobierno de El Salvador, disfrutamos, como saben, de relaciones sólidas con El Salvador y su pueblo, y continuaremos trabajando de cerca con nuestros socios salvadoreños para abordar los desafíos en la región”, insistió.
Bukele recientemente contrató como lobista en Washington a Tom Shannon, de la firma Arnold & Porter y exdiplomático de carrera de Estados Unidos para América latina. Shannon también tiene entre sus clientes a los gobiernos de Alberto Fernández, Lenin Moreno y al gobierno interino de Juan Guaidó de Venezuela.
Mientras tanto, los números en la frontera empeoran día tras día. Desde octubre último, cuando comenzó el año fiscal actual en Estados Unidos, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, según sus siglas en inglés) ha interceptado a más de 569.800 extranjeros en la frontera, un aumento del 24 por ciento respecto del total durante todo el año fiscal 2020, cuando la migración estuvo limitada por la pandemia del coronavirus.
Las autoridades fronterizas han indicado que la mayoría de las personas detenidas en la frontera suroeste siguen siendo adultos solteros, que son deportados a sus países de origen. Solo en marzo, Estados Unidos expulsó a 103.900 personas, de las cuales casi tres de cada diez eran extranjeros que habían sido deportados previamente.
“La CBP ha experimentado un aumento de encuentros y arrestos. Esto no es nuevo”, dijo Troy Miller, el jefe de CBP, en un comunicado. “Estamos comprometidos a equilibrar la necesidad de mantener la seguridad fronteriza, cuidar a los que están bajo nuestra custodia y mantener seguros al pueblo estadounidense y nuestra fuerza laboral”, agregó.
Así y todo, el gobierno federal de Estados Unidos tiene ahora más de 20.000 menores en custodia, una cifra jamás registrada, y los últimos datos revelan que pasan mucho más tiempo en las instalaciones de las agencias federales que las 72 horas que exige la ley.
El gobierno de Biden ha intentado ampliar la capacidad para albergar a los menores antes de derivarlos a la Secretaría de Salud, que debe luego encontrar a un adulto en el país –en muchos casos, suele ser un pariente que ya está en Estados Unidos– para que se haga cargo de los cuidados de los chicos.
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